G190
AKOLOUTHEIN190
LA PALABRA DEL DISCÍPULO
De G1 (como partícula de unión) y κέλευθος kéleudsos (carretera, camino); propiamente estar en el mismo camino con, i.e. acompañar (específicamente como discípulo):- seguir a, llegar.
Akolouthein es el verbo
griego vulgar y corriente que significa seguir.
Es una palabra con muchos usos y que da lugar a múltiples asociaciones, todo lo
cual añade alguna nota a su contenido cuando se aplica al seguidor de Cristo.
Primero, veamos cómo se utilizaba en el griego clásico.
(I)
Es la palahrá usual para describir a los soldados siguiendo a su comandante.
Jenofonte (Anábasis 7.5.3.) habla
de generales y capitanes que habían seguido
a su líder a la batalla.
(II)
Se usa
corrientemente respecto del esclavo siguiendo
o sirviendo a su amo. Teofrasto, en su bosquejo del Hombre Desconfiado,
dice que el tal hombre obligaba a su esclavo a caminar delante de él, y no
detrás, como era lo normal, para estar seguro de que no se fugara
(Teofrasto, Caracteres 18.8).
(III)
Se usa,
también con mucha frecuencia, significando el hecho de seguir o aceptar el consejo u opinión
de alguien. Platón dice que es necesario descubrir a quienes por naturaleza les
conviene dedicarse a la filosofía y a dirigir la ciudad, y a quienes, en
cambio, les conviene prescindir de ella y no hacer otra cosa que obedecer al
que manda (Platón, República
474c). Hay personas aptas para el liderato y personas aptas sólo para
aceptarlo.
(IV)
Se usa
comúnmente respecto de la obediencia
a las leyes. Seguir las leyes
de una ciudad es aceptarlas como normas de vida y de conducta.
(V)
También es
muy común en el sentido de seguir el
hilo o argumento de un discurso. Cuando un argumento ha llegado a hacerse
difícil de entender, Sócrates dice: "Vamos a ver, trata de seguirme e intentemos que este asunto
quede completamente explicado" (Platón,
República 474c).
(VI)
En los
papiros, akolouthein se utiliza
con mucha frecuencia significando pegarse
a alguien hasta conseguir algún favor que se desea. Uno da a otro este
consejo por escrito: "Pégate a
Ptollarion todo el tiempo ... pégate a él hasta que logres hacerte su
amigo." La idea es seguir a una persona hasta obtener de ella el favor
deseado.
Cada uno de estos usos arroja luz
sobre la vida cristiana.
El cristiano está en la posición
del soldado que obedece y sigue inmediatamente a Jesucristo.
El cristiano debe obedecer tan
pronto hable su Señor, como hace el esclavo.
El cristiano debe pedir el
consejo y la dirección de Jesucristo, y tiene que ser humilde para seguirlos.
El cristiano es el hombre que
desea la ciudadanía del reino de los cielos, y, si la recibe, debe vivir en
consecuencia con las leyes de ese reino.
El cristiano es aquel que escucha
atentamente las palabras de Jesús y sigue sus argumentos para aprender cada día
más de la sabiduría que Jesús está siempre deseando transmitirle.
El cristiano está continuamente
en la posición de uno que necesita y desea el favor, la gracia y la ayuda que
sólo Cristo puede darle, y que sigue a Jesús porque solamente en él encuentra
satisfecha su necesidad.
Volvamos ahora al uso de akolouthein en el NT como tal, donde
es muy frecuente.
(I)
Se usa con referencia a los discípulos que
dejaron sus distintos oficios y sus ocupaciones para seguir a Jesús, como, por ejemplo,
Pedro y Andrés (Mr. 1:18; Mt. 4:20). Se usa respecto de los dos discípulos de
Juan el Bautista que siguieron a
Jesús cuando Juan lo distinguió como el Cordero de Dios (Jn. 1:37). Se emplea
respecto de la reacción de los discípulos tras la pesca milagrosa, que lo
abandonaron todo y le siguieron
(Lc. 5:11). Se utiliza respecto de aquellos discípulos que, ya próximo el fin,
preguntaron a Jesús qué recompensa tendrían por dejarlo todo y seguirle (Mt. 19:27). También se usa
con relación a aquellos aspirantes a discípulos a quienes Jesús dijo que lo
pensaran otra vez antes de lanzarse a la
aventura de seguirle (Mt. 8:19; cf.
Lc. 9:59, 61).
(II)
Es la
palabra que Jesús empleó para que los hombres se le unieran; su gran desafío.
El mandato de Cristo a Mateo (Mr. 2:14; cf
Lc. 5:27; Mt. 9:9), a Felipe (Jn. 1:43), al joven rico, que lo rechazó (Mt.
19:21; cf. Lc. 18:22) y, ya
próximo el fin, a Pedro (Jn. 21:19, 22), fue siempre el mismo: Sígueme. Y, así, el mandato de Jesús a
todos los que aspiran a ser sus discípulos es que tome cada uno su cruz y
le siga (Mr. 8:34; 10:21; Mt.
10:38; 16:24; Lc. 9:23).
(III)
La forma
más común de utilizar esta palabra tiene que ver con las multitudes que seguían
a Jesús (Mt. 4:25; 8:1; 12:15; 14:13; 19:2; 20:9; 21:9; Mr. 3:7; 5:24; 11:9;
Jn. 6:2). En este caso, como indicábamos anteriormente respecto del uso de la
palabra en los papiros, akolouthein
denota el hecho de pegarse uno a alguien hasta conseguir un determinado favor.
Algunas veces, las multitudes seguían a Jesús para experimentar su poder
sanador; otras, para escuchar sus palabras, y, hacia el final, le seguían,
entre asustados y admirados, para ver qué iba a sucederle. Otro ejemplo del uso
de akolouthein, en el sentido de
ir en pos de un favor, es Mt. 9:27, cuando los dos ciegos seguían a Jesús para
que los sanara.
(IV)
Algunas veces seguían a Jesús por gratitud. En
Mt. 20:34, se dice que los dos ciegos seguían
a Jesús después de haber recibido la vista. Lo mismo se dice de otro ciego en
Lc. 18:43 y de Bartimeo en Mr. 10:52. Le seguían porque se sentían ligados a él
por los lazos de la gratitud.
(V)
En Mr.
2:15, leemos que los pecadores seguían
a Jesús. Este es uno de los usos más significativos de akolouthein porque destaca la tremenda
confianza y seguridad de unos hombres en que Cristo los atendería. Habían
evitado a los fariseos, pero siguieron a Jesús porque sabían que él
comprendería su situación.
En todas estas formas de utilizar
akolouthein, podemos distinguir cinco razones para seguir a
Jesús.
(I)
Los discípulos siguieron a Jesús por la atracción
irresistible de su requerimiento.
(II)
Las
multitudes seguían a Jesús porque deseaban todo aquello que sólo él podía
darles.
(III)
Los
pecadores seguían a Jesús porque presentían que sólo él podía capacitarlos para
recomponer sus vidas rotas y empezar de nuevo.
(IV)
Los ciegos
que recibieron la vista seguían a Jesús en clara gratitud por lo que él había
hecho con ellos.
Todo esto es una síntesis de
porqué el corazón humano se aproxima a Jesús.
El estudio de los diversos usos
que los Evangelios hacen de akolouthein
nos recompensará todavía más.
I. DEBEMOS VER
LO QUE IMPLICA EL SEGUIR A JESUS
(a)
Seguir a Jesús implica calcular el costo. En Lc. 9:59, 61,
Jesús da la impresión de no aceptar que alguien le siga hasta que él no hubiera
estado absolutamente seguro de que la persona sabía a lo que se comprometía.
Jesús no quiere que nadie le siga con falsas apariencias, ni acepta un servicio
ofrecido por pura emotividad, imponderado, pues la duración del mismo sería
ínfima.
(b)
Seguir a
Jesús implica sacrificio.
Repetidamente se destaca lo que las personas dejaron por seguir a Jesús (Lc.
5:11; Mt. 4:20, 22; 19:27). Lo que a nosotros nos interesa percibir de aquí es
que seguir a Jesús nos compromete a lo que hoy se llama un trabajo permanente.
Pero, en nuestro caso, se da la diferencia de que seguir a Jesús implica
servirle en nuestro trabajo, y no dejando nuestro trabajo. En muchos casos,
sería más fácil esto último, pero nuestro deber es testificar de Jesús allá
donde él nos haya puesto.
(c)
Seguir a
Jesús implica una cruz (Mt.
16:24; cf Mr. 8:34 y Lc. 9:23).
La razón de esta implicación es que ningún hombre puede seguir a Jesús y, a la
vez, hacer lo que guste. Seguir a Jesús puede bien significar el sacrificio de
los placeres, hábitos, aspiraciones y ambiciones que componen la trama de
nuestras vidas. El seguir a Jesús implica este acto de renuncia -y, renunciar,
nunca es fácil.
II. DEBEMOS
VER LO QUE DA EL SEGUIR A JESÚS
En esta línea, hay dos grandes
promesas en el Cuarto Evangelio.
(a)
Seguir a Jesús significa no andar en tinieblas,
sino en luz (Jn. 8:12). Cuando un hombre se conduce sólo por sus medios,
fácilmente se pierde en las tinieblas de la incertidumbre, y puede terminar en
las tinieblas del pecado. Ir con Jesús es estar seguro del camino y, en su
compañía, ser salvo.
(b)
Seguir a
Jesús es estar cierto de llegar finalmente a la gloria en la que él mismo está
(Jn. 12:26). He aquí la otra parte de la advertencia de que seguir a Jesús
implica sacrificio y cruz. El sacrificio y la cruz no son insubstanciales, sino
el precio de la gloria eterna. Jesús nunca prometió un camino fácil, pero sí un
camino a cuyo final su aspereza sería olvidada.
III. DEBEMOS
VER QUE HAY FORMAS INADECUADAS DE
SEGUIR A JESÚS
Estas formas no son condenables;
son infinitamente mejores que nada... pero no las mejores.
(a)
Al final, Pedro seguía a Jesús a mucha distancia (Mt. 26:58; cf Mr. 14:54 y Lc. 22:54). La
verdadera razón era que Pedro no se atrevía a seguirle más de cerca; y la
verdadera tragedia es que si Pedro se hubiera mantenido íntimamente unido a
Jesús, el desastre de negarlo no hubiera sucedido nunca, pues, al ver de nuevo
el rostro de Jesús, fue cuando Pedro descubrió lo que había conseguido con sus
repetidas negaciones.
(b)
En el
último viaje a Jerusalén, los discípulos seguían a Jesús con temor (Mr. 10:32). En un sentido, esta
acción denotaba más valentía que ninguna otra. Ellos no entendían lo que estaba
sucediendo, pero, aunque temían lo peor, le siguieron. Podemos reconfortarnos
recordándonos a nosotros mismos que, a menudo, el hombre que sigue a Cristo con
temor y temblor está demostrando ser un valiente.
IV. POR
ULTIMO, UN HOMBRE PUEDE REHUSAR
SEGUIR A JESUS
Así es como actuó el joven rico
(Mt. 19:21; cf. Lc. 18:22). El
resultado de su negativa fue marchar entristecido. El fruto de una negativa es
muy a menudo la tristeza, pero la consecuencia de seguir, no obstante la
aspereza y lo pavoroso del camino, es frecuentemente el gozo.