G1933
EPIEIKES1933
Y EPIEKEIA1932
MÁS QUE
JUSTICIA
de G1909 y G1503; apropiado, i.e. (por implicación) gentil, suave:- gentileza, afable, amable, apacible.
No empezaremos traduciendo epieikes por la buenísima razón de que
es extremadamente difícil. El adjetivo epieikes
se encuentra cinco veces en el NT, y el nombre
epieikeia, dos. En estas siete ocasiones, Moffat usa seis
traducciones diferentes. En Fil. 4:5, donde el adjetivo neutro se utiliza como nombre,
traduce "clemencia"; en 1 Ti. 3:3, "benigno"; en Tit. 3:2,
"conciliativo"; en Stg. 3:17, "tolerante"; en 1 P. 2:18,
"razonable"; y, respecto del nombre, en Hch. 24:4 traduce
"cortesía" y, en 2 Co. 10:1, "consideración". La Versión
Reina Valera, revisión de 1960, traduce epieikes
de cuatro formas distintas. En Fil. 4:5 traduce "gentileza"; en 1 Ti.
3:3, "apacible"; en Tit. 3:2 y en Stg., "amable"; en 1 P.
2:18, "afable"; y, respecto del nombre, en Hch. 24:4 traduce
"equidad" y, en 2 Co. 10:1, "mansedumbre".
Mucho antes de que el NT la
usara, esta palabra ya tenía una gran historia en los escritos griegos de
ética. Trench resume todo su significado cuando dice que expresa la
"moderación que reconoce aquellos aspectos impracticables que resquebrajan
la ley formal". Es decir, es la palabra que reconoce que hay ocasiones en
las cuales un acierto "legal" puede llegar a ser un error
"moral". Aristóteles discute epieikeia
en su Ética a Nicómaco. Dice
que epieikeia es lo que es justo
y algunas veces mejor que la justicia (V.10.6), pues corrige a la ley cuando
ésta es deficiente por su generalidad. Compara al hombre epiekes con el individuo akribodikaios. Este último es el tipo
de hombre que defiende obstinadamente el mínimo de sus derechos según la ley; el
hombre epieikes sabe que hay
ocasiones cuando algo puede estar completa y legalmente justificado y, sin
embargo, ser absolutamente erróneo bajo el punto de vista moral. Este hombre
discierne cuándo relajar la ley, pues, entre las fuerzas que le compelen, sabe
distinguir cuál es superior a la de la propia ley. Conoce el momento en que
aferrarse a sus derechos sería incuestionablemente legal, pero, también,
indiscutiblemente poco cristiano.
Lo fundamental y básico de epieikeia es que se remonta hasta
Dios. Si Dios se aferrara a sus derechos, si no nos aplicara otras normas que
las de la ley, ¿dónde estaríamos?
Dios ejemplifica supremamente lo
que es ser epieikes y lo que es
considerar a los demás con epieikeia.
La palabra puede ser muy difícil
de traducir, pero es sumamente fácil apreciar la imperiosa necesidad que hay de
la cualidad que describe. Vivimos en una sociedad donde los hombres se
empecinan en aferrarse a sus derechos legales, donde quieren hacer solamente lo
que están obligados y donde tratan de conseguir que los otros hagan lo que a
ellos les parece. Una y otra vez hemos visto congregaciones infelices y
desgarradas por sus luchas intestinas porque los hombres y las mujeres, los
comités y los tribunales, se adhieren a la letra de la ley. Mientras el consejo
de una iglesia siga tropezándose con el libro de las leyes de su congregación,
prominentemente abierto sobre la mesa de un catedrático, los disturbios jamás
desaparecerán. Un nuevo mundo surgiría en la sociedad y en la iglesia, si los
hombres dejaran de basar sus acciones en la ley y en los derechos legales y
oraran a Dios para que les diera epieikeia.