G2570
KALOS2570
LA PALABRA DE
LA SIMPATÍA
de afinidad incierta; propiamente hermoso, pero principalmente (figurativamente) bueno (literalmente o moralmente), i.e. valioso o virtuoso (por apariencia o uso, y así distinguido de G18; que es propiamente intrínseco:- recto, honradamente, honroso, mejor, bien, bueno.
Kalos es la palabra
típica del NT para describir la cualidad característica de la vida cristiana.
Aparece no menos de cien veces. Usualmente, en la Versión Reina Valera Antigua
es traducida bueno y,
usualmente, honesto (p. ej. Ro.
12:17; 2 Co. 8:21).
En este caso, honesto no significa,
fundamentalmente, decir la verdad,
ya que se usa en el sentido latino de honestus,
que significa hermoso, gracioso,
agradable a los ojos.
En el griego clásico, kalos es una de las palabras más
nobles, y no hay nada que, a través de su historia, deje de tener un cierto
esplendor.
Originalmente se refería a
la belleza de la forma. Podía
aplicarse a una persona atractiva o a cualquier cosa que fuera bella. Candaules
pensaba que su esposa, la reina, era la
más hermosa (kalliste, el superlativo) de todas las mujeres (Heródoto,
1.8).
Homero dice que Nireo era el más hermoso (kallistos) de todos
los hombres que fueron a Troya (lliada
2.673). La diosa Atena se apareció a Odiseo en forma de mujer hermosa y esbelta (Odisea 13.289). Cuando, en
Homero, kalos describe personas,
muy a menudo aparece acompañado de megas,
que significa alto, grande. En la
belleza que describe kalos,
siempre hay grandeza y majestad.
Jenofonte describe a Ciro
como el más hermoso (kallistos) y
el de corazón más generoso (Jenofonte, Ciropedia
1.2.1); y, en la Memorabilia
(2.6.30), cuenta cómo Cristóbulo expresa a Sócrates su deseo de tener un
alma buena y una apariencia hermosa
(kalos).
Kalos se usa respecto de cualquier
parte del cuerpo que esté proporcionada y
bien formada. Homero describe a Menelao, mencionando sus bien formadas (kalos) piernas y sus
hermosos tobillos manchados de sangre (lliada
4.147); habla de la hermosa (kalos)
de Afrodita, diosa del amor (lliada
5.354).
Kalos no se utiliza
solamente con relación a las personas; puede describir todo lo que sea hermoso y bello. Homero lo usa
respecto del magnífico vestíbulo
de una espléndida mansión (Odisea
14.7) y de un escudo hermosamente labrado
(lliada 11.33). También usa
kalos con respecto al hermoso
manto y a la túnica que Circe trajo a Odiseo
(Odisea 10.365), y, asimismo, con referencia a la túnica de la
diosa Atenea, la más hermosa por
sus recamados (lliada 6.224), y
con relación a un hermoso
huerto (lliada 12.314).
Doquiera se encuentre esta
palabra, descuella la idea de encanto, de atractivo, de gracia y, en general,
de eso que deleita al corazón y agrada a los ojos.
Además, kalos es el adjetivo que implica amor
y admiración. Los ciudadanos que amaban a Atenas, le llamaban la Hermosa (kalos). Aristófanes dice
que Sitalces escribe sobre los muros de la ciudad, como haría un enamorado, la
frase: "Atenas es hermosa" (A
carnes 144).
Píndaro habla de "afrentosa
senectud, privada de cuanto
constituye la honra de una vida" (Olímpicas 1.84). Jenofonte,
refiriéndose a Creso, cuenta que, cuando subió al trono, prometió a los ¡¡dos
que tendrían cuanto de hermosas
posesiones un hombre o una mujer pueda tener (Jenofonte, Ciropedia 7.2.13).
Herodoto usa kalos de una forma muy interesante.
Hablando de la modestia esencial que debe caracterizar a la vida, dice:
"Hace mucho tiempo que los hombres dieron normas sabias (kalos) para que nos ilustremos
(Heródoto, 1.8). Y añade que, comparados con los persas, los bárbaros masagetas
no tienen idea del lado grato (kalos)
de la vida (Heródoto, 1.207). Kalos
describe todo cuanto hace que la vida resulte grata, agradable y buena.
Aunque kalos contiene la idea esencial de
belleza, implica también la de utilidad.
La belleza que kalos describe no
es meramente decorativa; es, además, útil a los hombres. Homero, describiendo
Feacia, escribe así: "La ciudad tiene un bello (kalos) puerto en cada
extremo" (odisea 6.263).
También usa kalos respecto de un
viento favorable:
"Embarcaron y, partiendo de la espaciosa Creta, navegaron al soplo de
un próspero (kalos) y fuerte
viento del Norte" (Odisea
14.229).
Tucídides emplea kalos para describir un campamento
bien situado (Tucídides, 5.60), y Jenofonte lo usa con referencia a las monedas
acuñadas en plata pura y carentes de defectos (Memorabilia 3.1.9). Los griegos
hablaban a menudo de un kalos
chronos, de un buen tiempo,
de un tiempo ideal para hacer cualquier cosa.
Kalos también
significa bello y honorable en
sentido moral. Homero, hablando
de los hombres rapaces, dice: "No es
honorable (kalos) ni justo robar a los huéspedes de
Telémaco" (Odisea 20. 294).
Cuando Antígona desea sepultar el
cuerpo de su hermano Polinice (aunque no podía hacerlo porque el rey Creonte lo
había prohibido) y le advirtieron que pagaría con la vida su deseo, ella
contestó: "Me es dulce (kalos)
morir en este menester" (Sófocles, Antígona
72).
Píndaro habla de "la luz
inextinguible de nobles (kalos)
hazañas" (Ístmicas 4.42).
Jenofonte dice que Sócrates era un modelo de
nobleza (kalos) (Jenofonte,
Symposium 8.17). La virtud, según Jenofonte, trae honor (kalos) al hombre y beneficio al
Estado (Memorabilia 3.5.28).
Platón usa kalos para describir la buena conducta
de un muchacho que honra a Atenas, donde es educado (Platón, symposium 183d).
Jenofonte dice que Sócrates
discutió lo que es piadoso y lo que es impío, lo que es bello (kalos) y lo que es feo (Memorabilia 1.1.16).
Crísipo el estoico sostuvo que
todo lo que es bueno es bello (Diógenes Laercio, 7.101). Kalos describe la belleza de la acción
honorable y pura.
La mejor forma de apreciar el
significado de kalos será
contrastándolo con agathos, que
es la palabra griega corriente para expresar la idea de lo bueno. Agathos es lo moral y
prácticamente bueno; kalos no
solamente denota lo que es moral y prácticamente bueno, sino, también, lo que
es estéticamente bueno, amable y agradable a los ojos.
Hort, comentando Santiago 2:7
dice: "Kalos es lo bueno
como visto, como impresionando directamente todo lo que entra en contacto con
él -no solamente bueno en resultado, que sería
agathos". En el relato de la creación, cuando Dios miraba el
mundo que había hecho vio que era bueno
(Gn. 1:8), y la palabra que se usa es kalos.
Cuando una persona o cosa es agathos, lo es en el sentido moral y
práctico del término y en el resultado de su actividad; pero kalos añade a la idea de bondad la de
belleza, de atractivo, de gracia, de simpatía.
Agathos apela al sentido moral; pero kalos apela también a los ojos.
Aristóteles define la
nobleza (to kalon) como aquello
que es preferible y deseable por sí mismo
(Retórica 1364b 27); como aquello que, siendo preferible por sí
mismo, es digno de alabanza, porque es bueno y agradable (Íbid., 1366a 33).
La palabra latina
equivalente a kalos es honestus. Cicerón, definiéndola, dice
que "aunque se le despojara de su utilidad, de sus recompensas y frutos,
aún seguiría siendo digna de alabanza por su propio objeto" (De Fin. 2.45).
Tácito describe honestus como "esa cualidad que
hace a un hombre digno de alabanza, aunque se le despojara de todo lo
demás" ( Historias 4.5). En todo lo que sea kalos u honestus hay un natural e
indestructible encanto y atractivo.
Ahora veamos brevemente el uso de
esta palabra en los papiros.
Se usa respecto de los animales
que no tienen defecto y que son apacibles; se utiliza para describir las
medicinas eficientes en contraste con las que han perdido su eficacia. Se
emplea respecto de las uvas completamente sazonadas, dulces al paladar y
agradables a la vista, y, también, respecto del vino que se ha dejado posar y
madurar hasta que se torna meloso.
Se emplea para describir una
operación comercial ventajosa y
una túnica bien cortada.
Cuando kalos se refiere a las
personas va unido a pistos, que
significa digno de confianza y
formal. Se usa respecto del hombre honorable, cuya palabra, igual que su
compromiso y juramento, es incuestionablemente aceptada. Discutiendo kalos en los papiros, Milligan,
refiriéndose al poder que hay en kalos,
dice que a todas luces se evidencia a sí mismo. Todo lo que es kalos tiene belleza en su apariencia,
es decir, a la vista de todos.
Claramente se aprecia que kalos es una palabra noble que
describe lo hermoso, lo bello, lo que despierta amor y admiración, lo que es
útil y honorable. Kalos es la
palabra que se refiere a la bondad atractiva, no solamente a la que satisface a
la conciencia, sino también a la que deleita al corazón y a los ojos.
Habiendo estudiado la
palabra kalos en el griego
clásico y en los papiros, hagámoslo ahora en el NT.
(I)
Kalos, en el NT, también se usa para describir todo lo
que es útil a los propósitos de la vida y, además, agradable de ver. Describe:
las piedras que adornaban el templo (Lc. 21:5), el fruto del árbol bueno (Mt.
3:10; cf Lc. 3:9; Mt. 7:17-19;
12:33; Lc. 6:43), la buena tierra
que está despedregada, y es rica y fértil (Mt. 13:8, 23; cf. Mr. 4:8, 20 y Lc. 8:15), la buena semilla (Mt. 13:24, 27, 37, 38),
el pescado escogido como bueno
entre todo el que sacan las redes (Mt. 13:48), la sal (Mr. 9:50), el buen vino (Jn. 2:10) y la buena medida que es generosamente dada
(Lc. 6:38). También se dice que la ley es
kalos (Ro. 7:16; 1 Ti. 1:8); el nombre de Cristo es kalos (Stg. 2:7); la Palabra de Dios
es kalos (Hch. 5:14). Kalos es el vocablo que,
característicamente, describe lo bueno, lo útil y lo agradable de la vida.
(II)
Uno de los usos más interesantes y significativos
de kalos tiene que ver
consistente y repetidamente con las buenas
obras que deben caracterizar la vida del cristiano. Nuestra luz ha de ser
muy brillante en presencia de los hombres para que puedan ver nuestras buenas obras (Mt. 5:16). Jesús había
mostrado a sus enemigos muchas buenas
obras (Jn. 10:32, 33).
Pablo quiere, pero no puede,
hacer to kalon, lo que es bueno (Ro. 7:16). Los corintios deben
hacer lo que es kalos (2 Co.
13:7). Los gálatas no deben cansarse de hacer lo que es kalos (Gá. 6:9). Los tesalonicenses
deben probarlo todo y retener lo que es kalos
(1 Ts. 5:21).
El cristiano ha de ser un ejemplo
y un celoso de buenas obras (Tit.
2:7, 14). Debe ocuparse en buenas
obras, las cuales son el distintivo de su vida (Tit. 3:8, 14). Los
cristianos deben incitarse mutuamente al amor y a las buenas obras (He. 10:24) y tener
una buena conciencia (He. 13:18).
He aquí una forma de
utilizar kalos, que arroja un
torrente de luz sobre la vida cristiana. Evidentemente, no es suficiente con
que la vida cristiana sea buena; también debe ser atractiva. Una bondad ceñuda
y con poco encanto es, ciertamente, bondad, pero no cristiana, porque la bondad cristiana
ha de tener cierto encanto. En las obras cristianas, tiene que haber una
floración de hechizo. El auténtico cristianismo debe siempre atraer y nunca
repeler. Hay algo así como una bondad rígida, austera y desamorada, pero tal
bondad se aparta mucho del modelo cristiano. El cristiano, en todos sus
esfuerzos por ser bueno, en todos sus empeños por lograr la santidad moral,
nunca debe olvidar la belleza de la
santidad.
(III)
De esta idea básica de kalos, surge una apelación que
atraviesa todo el NT. Dicho un poco a la ligera, el NT enfatiza, una y otra
vez, el valor publicitario de la verdadera vida cristiana. Enfatiza el hecho de
que, frente al extraño, el mejor abogado del cristianismo es la amabilidad
puramente bella y atrayente del verdadero cristiano.
El consejo de Pablo a los romanos
es que deben procurar lo honesto
(kalos), en el sentido del honestus
latino, es decir, lo hermoso, lo bello, lo agradable de mirar, delante de los
hombres (Ro. 12:17). También urge a los corintios a que procuren lo que es honesto (kalos), no sólo delante de
Dios, sino también delante de los hombres (2 Co. 8:21).
Las Epístolas Pastorales también
insisten en que los oficiales de la iglesia han de tener buen testimonio delante de los de fuera (1 Ti. 3:7). Las viudas deben
tener reputación pública de buenas
obras (1 Ti. 5:10). La única riqueza y fundamento del cristiano radica en
las buenas obras (1 Ti. 6:18).
Santiago apremia a los hombres a
vivir de una forma tal, que demuestran su fe (Stg. 3:13), y Pedro urge a sus
conversos a que mantengan su manera de vivir
kalos delante de los gentiles (1 P. 2:12).
El NT mantiene que la mejor arma
misionera de la iglesia es la auténtica vida cristiana. Sostiene que los
hombres deben ser atraídos, mucho más que objetados, a la vida cristiana. En la
vida del cristiano, ha de haber bondad, pero, también, encanto, lo cual
provocará en los hombres el deseo de conocer el secreto de esa vida.
Uno de los hechos más sugestivos
y luminosos concernientes a kalos
es que, de las cien veces que aparece en el NT, veinticuatro corresponden a las
Epístolas Pastorales.
Las cartas a Timoteo y a Tito
fueron escritas en un tiempo crucial de la historia de la iglesia; tiempo en
que la iglesia era una pequeña isla de cristianismo rodeada por un mar de
paganismo; tiempo en que la tarea misionera de la iglesia estaba en su punto
culminante de necesidad y dificultad. Para afrontar esa situación, cada miembro
y cada obra de la iglesia tenía que ser kalos.
El mundo debía ser obsequiado con la amabilidad, la simpatía y el atractivo de
la fe cristiana. Casi podemos decir que los hombres habían de ser seducidos.
(I)
El cristiano ha de ser un buen soldado para luchar la buena batalla, todo lo cual podía
Pablo decir de sí mismo, porque él lo había hecho (1 Ti. 1:18; 6:12; 2 Ti. 2:3;
4:7). Debe haber cierta cualidad de caballerosa gallardía en la vida cristiana.
El cristiano no debe servir a Jesús como un conscripto o recluta; más bien tiene
que ser una especie de aventurero de Cristo que hace claro a todos, para su
felicidad vital, que encuentra emocionante el servir al Señor aun cuando haya
que enfrentarse con grandes dificultades. El cristiano ha de ser el alegre,
sonriente y desenvuelto caballero de Cristo.
(II)
El cristiano debe ser el buen siervo de Jesucristo. (1 Ti.
4:6). El servicio del cristiano, tanto a Cristo como a sus semejantes, tiene
que ir acompañado por una sonrisa. Es el servicio que implica la milla extra,
el servicio prestado de buena gana, el servicio en el que el siervo encuentra
placer y deleite. No es bastante servir a Cristo eficientemente; a la
eficiencia hay que añadir el encanto y la amabilidad que kalos incluye.
(III)
La enseñanza cristiana debe ser kalos (1 Ti. 4:6). En toda la
enseñanza cristiana, incluso en sus aspectos más severos, debe haber encanto y
atractivo. Robert Louis Stevenson anota en su diario, como si fuera un suceso
no corriente, lo que sigue: "Hoy fui al templo y no me sentí deprimido".
Clovis G. Chappell dice: "Ningún hombre tiene derecho a predicar en forma
tal, que despida abatidos a sus oyentes ... Cada sermón desalentador es un mal
sermón ... Un hombre desalentado no es un haber, sino un debe"; es decir,
una carga. La enseñanza cristiana debe ser
kalos; tiene que atraer hombres a Cristo, no intimidarlos o
amenazarles.
(IV)
El servicio en la iglesia debe ser kalos (1 Ti. 3:1, 13). Demasiado a
menudo, el servicio que se presta en la iglesia está caracterizado por la
crítica, el impedimento, la santurronería y la altivez, en vez de por la
cordialidad, el sano estímulo, el apoyo y el amor.
(V)
La profesión y testimonio cristianos deben
ser kalos, como lo fue el
testimonio de Cristo (1 Ti. 6:12, 13). Un hombre puede testificar de Cristo en
forma tal, que atraiga a sus semejantes o que los aleje. El verdadero
testimonio cristiano no es torvo, rígido, lleno de protestas y prohibiciones,
que castra la vitalidad y borra el color de la vida. El auténtico testimonio
cristiano atrae por su brillo y esplendor, por su vitalidad y su vivacidad. Uno
de los alumnos de Alice Freeman Palmer, la gran maestra, dijo de ella:
"Hacía que me sintiera como bañado en la luz del sol".
(VI)
1 Pedro tiene algo que añadir a las Epístolas
Pastorales: el administrador de la gracia de Dios debe ser kalos (1 P. 4:10). El cristiano ha de
llevar la gracia de Dios a los hombres, especialmente, el ministro de Cristo y
de su iglesia, y debe hacerlo con simpatía y fuerza atractivas. Su primera
intención tiene que ser abrir puertas, no cerrarlas; tiene que ser congeniar y
simpatizar, no condenar. Hay predicadores que amenazan y denuncian tanto, que
al escucharlos casi sentimos que nos odian. Ningún predicador ganará hombres
para Cristo si antes no evidencia que los ama. Es preciso que haya cierta
afabilidad en quien aspire a ser administrador de la gracia de Dios si quiere
merecer el título de kalos, que
debe pertenecerle.
Cada cristiano y cada actividad de la vida cristiana
debe ser kalos. El cristiano ha
de ser afable, y de cada una de sus acciones tiene que irradiar simpatía. Sólo
así servirá a Cristo y ganará a su prójimo.
Hemos estudiado, con algún
detalle, el significado y uso de la palabra
kalos en el griego clásico y en el NT; pero, deliberadamente,
hemos dejado para el final los dos usos de esta palabra que, en eI NT, ilustran
mejor que ningún otro el significado de kalos.
Uno de los relatos más hermosos
del NT es el de la unción de Jesús por aquella mujer en casa de Simón el leproso,
en Betania. La mujer amaba a Jesús, y esa fue la única forma en que pudo
demostrar su amor. Los obtusos, insensibles y poco imaginativos espectadores la
criticaron por su atrevida extravagancia. La respuesta de Jesús fue: "Ella
ha hecho conmigo una buena, kalos,
obra" (Mt. 26:10; Mr. 14:6).
Este incidente es la perfecta
ilustración de todo lo que kalos
significa. Fue una prueba de amor; fue la expresión de un amor que sabía que ya
era bastante dar lo mejor que tenía; fue un gesto de amor que despreciaba
calcular el precio, que ponía la belleza por encima de la mera utilidad; un
amor consciente de que el dar nunca puede ser dictado por la cautelosa
prudencia del sentido común. Una obra kalos
es la que guarda en sí, como reliquia, la belleza de la extravagancia del amor.
El segundo uso de kalos en el NT, reservado para el
final por ilustrar plenamente el significado de la palabra, tiene que ver con
la aplicación al título de Jesús que para muchos es el más precioso de todos
- el Buen Pastor (Jn. 10:11, 14).
El pastor no cuida de sus ovejas
con fría eficiencia solamente, sino con amor sacrificial. Cuando las ovejas
están en peligro, el pastor no tiene en cuenta el riesgo de socorrerlas, antes
da su vida por ellas. No las cuida durante cierto número de horas diarias, sino
que las vigila todo el día, y por la noche se acuesta en sentido transversal
frente a la entrada del redil, haciendo literalmente de puerta. De nuevo
estamos ante la misma idea. El buen
pastor es el que su servicio es hermoso y heroico, porque no lo presta por
dinero, sino por amor.
La idea básica de kalos es belleza con atractivo, y nada
nos parecerá kalos si no partimos
del amor. Las obras kalos son las
que proceden de un corazón donde reina absolutamente el amor. La magnitud del
amor oculto en el corazón se hace visible en la belleza de una obra.
No hay palabra castellana que
traduzca plenamente a kalos; no
hay ninguna palabra que reúna en sí la belleza, la simpatía, la utilidad, la
generosidad y el atractivo que incluye y expresa este vocablo.
J. P. Struthers, el gran
predicador escocés, acostumbraba decir que lo óptimo para la iglesia sería que
los cristianos hicieran de vez en cuando algo que fuera gentil, y él actuaba
con arreglo a su propio consejo. Vivía en Greenock, en una rectoría que estaba
al final de la carretera que ascendía sobre el estero hasta la ladera de una
colina. Los mozalbetes y mozuelas, al atardecer solían pasear por esa
carretera, y Struthers, que tenía un jardín, hacía ramilletes de flores y luego
los ponía a lo largo de toda la cerca. Los mozos, que ya sabían el porqué del
poético gesto del predicador, los cogían y se los ofrecían a sus parejas. Esta
acción ilustra perfectamente lo que significa
kalos, y es la acción que beneficia a la iglesia más que todas
las grandes obras de teología que hayan podido escribirse.
El saber puede desconcertar; la
instrucción puede extraviar; la agresividad puede antagonizar. Pero lo que
arrastra a los corazones hasta Cristo es el cordial atractivo del propio
Jesucristo, el mismo atractivo que es necesario apreciar en aquellos que
pretenden ser de él.
Si queremos servir a Cristo en su
iglesia, ha de haber en nuestras vidas el atractivo y la belleza que nos den el
título de kalos, la más
encantadora y amable de las palabras que describen la vida cristiana.