G3152
PARAGGELIA3152
Y PARAGGELLEIN3853
PALABRAS DE
MANDO
de la base de G3155; vacío, i.e. (literalmente) inútil, o (específicamente) ídolo:- vanidad, vano.
Paraggelia y
paraggellein son, característicamente, palabras de mando. Paraggelia es un nombre que
significa orden, instrucción, carga,
mandato; y paraggellein es un verbo que significa cargar, instruir, dar o transmitir una
orden. El gran interés de estas palabras radica en el trasfondo sobre el
que se usan. Estos vocablos se utilizan dentro de cinco áreas o esferas diferentes.
(I)
Primero y principal, son palabras de fondo militar. Paraggelia es,
distintivamente, una orden dada a los
soldados. Paraggellein es la palabra usada respecto de un general dando una orden, que es
transmitida de jefe a jefe, de fila a fila y de hombre a hombre.
Jenofonte dice cómo Ciro se
aprestó para la batalla, y transmitió
a los otros la orden de hacer lo mismo
(Anábasis 1.8.3). Dice también que, con ocasión de un desfile
ceremonial, Ciro ordenó a su
primer capitán que se pusiera a la cabeza de la fila y que transmitiera la misma orden al
segundo, y así sucesivamente (Jenofonte,
Ciropedia 2.4.2). Jenofonte cuenta que cada uno de los oficiales
ordenaba a los cabos que la anunciaran
a sus escuadras (Ciropedia 4.2.7).
Paraggelia y paraggellein
son, pues, palabras de mando militar.
(II)
Son palabras de uso legal. Se utilizan respecto de
emplazar a un hombre para que comparezca en el juicio, respecto de citar a
alguien señalándole día, hora y lugar para rendir cuentas de algo, y respecto
de los requerimientos legales que una persona debe satisfacer y obedecer.
En los papiros, un hombre escribe
a otro para decirle que ahora que ha recibido la paraggelia, la instrucción, por escrito, debe
seguirla en lo concerniente al cultivo de sus campos. Y se advierte
públicamente que quien desobedezca esta paraggelia,
este requerimiento, pagará las
consecuencias. Un hombre recibe una citación
para comparecer ante el prefecto. Un sujeto, demandado por asesinato y otros
delitos, recibe un emplazamiento
para comparecer ante los tribunales dentro del plazo de tres días.
Las palabras tienen el sentido
general de dar instrucciones o preceptos a una persona. En los papiros, por
ejemplo, paraggelleín se utiliza
para ordenar a alguien salir de casa, para decir a una persona que vaya a
cierta calle y para notificar cierta obligación. El sentido militar y legal se
encuentran en la palabra paraggelma,
que es afín a estas otras y que puede utilizarse respecto de una orden de movilización.
(III)
Son palabras de fondo ético. Se usan con relación a las
instrucciones que el profesor de ética imparte a sus alumnos. Clemente de Roma,
refiriéndose a Dios, escribe: "El que nos ha ordenado no mentir, ¡cuánto
más no se mentirá a sí mismo!" (1 Clemente 27.2).
(IV)
Cuando Aristóteles está hablando acerca de los
juicios particulares sobre los individuos en particular, dice que estos juicios
no connotan precisión ni pueden tomarse como medida, porque no implican ciencia
técnica ni regla alguna (Aristóteles, Etica
a Nicómaco 1104a 7). Las reglas éticas de la vida son paraggeliai.
Son palabras de técnica. Las reglas de la gramática,
las de una composición literaria, las de la oratoria, son paraggeliai o paraggelmata. Longino
insiste en que hay reglas para las grandes artes, y escribe:
"Primeramente, debemos preguntarnos si hay algo así como un
arte de lo sublime o de lo
excelso. Algunos sostienen que están en un error los que quieren someter tales
materias a los preceptos del
arte" (Longino, Sobre lo
sublime 2.1). Estas palabras describen las leyes y las reglas de cualquier
técnica o arte.
(V)
Son palabras de uso médico. Paraggellein es el vocablo que
se utiliza respecto de un médico recetando
una medicina. Describen las instrucciones que un enfermo debe seguir si quiere
recobrar la salud.
Ahora debemos ver el uso de estas
palabras en el NT.
En el NT, la palabra paraggelia es utilizada cinco veces.
En Hch. 5:28 se usa respecto de la orden que el concilio dio a Pedro y a Juan
de que no predicaran en el nombre de Jesús. En Hch. 16:24 se utiliza con
relación a la orden que los magistrados de Filipos dieron al carcelero de que
guardase a Pablo y a Silas con seguridad, después de haberlos metido en
prisión. En 1 Ts. 4:2 y 1 Ti. 1:5, 18 se usa respecto de las instrucciones que
Pablo dio a la iglesia de Tesalónica y a Timoteo respectivamente.
El verbo paraggellein se emplea más
frecuentemente. En los evangelios sinópticos, en Mt. 10:5 y Mr. 6:8, se usa
respecto de las instrucciones que Jesús da a sus discípulos antes de enviarles
a predicar, a enseñar y a sanar. Estas instrucciones son, por así decir, las
órdenes de marcha de Jesús a sus hombres. Dicho en lenguaje moderno, los
discípulos están recibiendo las últimas instrucciones para la expedición que
van a realizar.
Similarmente, en Hch. 1:4 se usa
con referencia al mandato de Jesús a sus discípulos de que esperen en Jerusalén
hasta que el Espíritu Santo venga sobre ellos. En Mt. 15:35 y Mr. 8:6 se usa
con relación al mandato de Jesús a la multitud de que se sentaran en la hierba,
antes de la alimentación de los cinco mil.
En Lc. 5:14 se emplea respecto de
las instrucciones al leproso sanado. En Lc. 8:29 se utiliza en conexión con la
orden que Jesús da al espíritu del mal de que salga fuera del gadareno. En Lc.
8:56 se usa respecto del mandato de Jesús a Jairo y a la esposa de éste de que
no dijeran nada de la resurrección de la hija de ellos.
En Lc. 9:21 se utiliza con
relación a la orden que da Jesús a sus discípulos de que no divulguen que él es
el Cristo. Lo notable de los Evangelios sinópticos es que el verbo paraggellein se usa solamente con respecto
a Jesús. Es la palabra característica para expresar la idea de Cristo dando
instrucciones a los suyos.
Ahora veamos la palabra en el
resto del NT. Algunas veces se encuentra en su uso secular normal, i.e.,
referida al hecho de un superior dando una orden a un subordinado. En Hch.
4:18; 5:28, 40 se utiliza respecto del mandato del concilio a Pedro y Juan de
que dejaran de predicar. En Hch. 15:5 se emplea con relación al mandato de los
fariseos de que (los cristianos gentiles) observaran la ley ceremonial, En Hch.
16:23 se usa con referencia al mandato de los magistrados de Filipos de que
metieran en la cárcel a Pablo y a Silas. En Hch. 23:22, 30 se utiliza en
conexión con las instrucciones que el capitán romano da al joven que le informó
del complot para asesinar a Pablo. Todos estos usos son los seculares normales.
Todos son mandatos de autoridades civiles o militares.
Pero la palabra llega a ser de
gran interés cuando examinamos el resto de sus usos, en los cuales descubrimos
que es el vocablo regular para expresar la idea de la instrucción cristiana, y
que es la palabra característica de los mandatos, instrucciones y enseñanza que
Pablo da e imparte a sus amigos y convertidos.
Se usa respecto del mandato de
Pablo al espíritu que poseía a la joven esclava filipense (Hch. 16:18). En 1
Co. 7:10 se utiliza con referencia al mandato del Señor, por boca de Pablo, de
que los lazos del matrimonio no deben soltarse. En 1 Co. 11:17 se emplea
respecto de las instrucciones de Pablo a los corintios sobre la cena del Señor.
En 1 Ts. 4:11 se usa con relación al mandato de Pablo a los tesalonicenses de
que tengan tranquilidad y se ocupen en sus negocios. En 2 Ts. 3:4, 6, 10, 12 se
utiliza en conexión con una serie de mandatos de Pablo a la iglesia de
Tesalónica.
Paraggellein es una
palabra casi característica de las Epístolas Pastorales. Se usa respecto de las
instrucciones dadas a Timoteo (1 Ti. 1:3). Se usa con respecto a la carga que
ha de imponerse a las viudas con relación a cómo deben vivir (1 Ti. 5:7). Se
utiliza en conexión con la obra que Timoteo debe hacer, mandando y enseñando todo lo que Pablo
le dice y, especialmente, guardando los mandamientos (1 Ti. 6:13). También se
emplea con referencia a la carga a los ricos de que no sean altivos a causa de
sus caudales.
Ya hemos descubierto el hecho más
importante y significativo tocante a
paraggellein, es decir, que es la palabra característica para expresar la
idea de Jesús dando mandamientos a los suyos y de Pablo instruyendo a sus
convertidos. Ahora debemos continuar a fin de averiguar lo que este hecho
significa para la vida cristiana. Tengamos en mente que las dos palabras
disponen de cinco trasfondos, cinco áreas o esferas que definen su uso.
Recordamos, pues, que:
(I)
Son palabras de
mando militar. El cristiano debe considerarse un soldado; un
hombre con una comisión concreta; un hombre que está en campaña.
Por tanto, el cristiano no ha de
verse como uno que está en el mundo para hacer lo que le plazca, sino para
actuar de acuerdo a como le ordene su comandante. Además, el cristiano no debe
considerarse un individuo aislado, sino miembro de un ejército, una unidad en
el con
tingente de fuerzas para una
misión específica. Demasiada independencia y demasiado individualismo están
igualmente prohibidos para estas palabras.
(II)
Son palabras de
citación legal. El cristiano debe considerarse un hombre que está
bajo una responsabilidad; un hombre que puede responder de todo cuanto hace. El
cristiano vive bajo juicio. Su vida no ha de estar animada por la idea de
satisfacerse a sí mismo y a sus semejantes, sino por la de resistir el
escrutinio de Dios.
(III)
Son palabras
del maestro de ética. El cristiano debe reconocerse como un
hombre sometido a la instrucción y a la disciplina; un hombre que está
aprendiendo las leyes y normas de la vida. Es necio el hombre que piensa que lo
sabe todo, y el más sabio es el que sabe que no sabe.
Al cristiano se le sugerirá
encauzar su vida de acuerdo con muy diversas normas; por ejemplo las de la
actividad comercial, con su desconocimiento de todo lo que no sea eminentemente
práctico; las normas de la sabiduría mundana, de la inteligencia humana ...;
pero su único modelo debe ser el que constituye la enseñanza de Jesucristo.
(IV)
Son palabras de
instrucción técnica. El cristiano no sólo ha de aprender las
leyes éticas, sino también el arte de vivir la vida cristiana. El cristiano no
confina su estudio al aula, a la biblioteca, al círculo de discusión o al grupo
de oración, pues sabe que tiene la obligación tanto de aprender como de vivir
la vida cristiana. El cristiano no está aprendiendo solamente teología para
enriquecer el pensamiento, sino también una técnica para vivir.
En Oraciones para la Conferencia de Lambeth
de 1948 figura esta plegaria: "Dios Altísimo, danos gracia para no ser
sólo oidores, sino hacedores de la palabra santa; para no admirar solamente la
doctrina, sino para obedecerla; para no sólo profesar tu religión, sino para
practicarla; para no sólo amar el evangelio, sino para obedecerlo. Danos tanta
gracia, que todo cuanto aprendamos de tu gloria podamos recibirlo en nuestro
corazón y demostrarlo con nuestra vida. Por Jesucristo nuestro Señor."
En esta oración se resume el
deber del cristiano. "Técnica" puede ser una palabra que hoy en día
nos resulte depresiva, pero lo cierto es que no hay solamente una teología, hay
también una técnica en la vida cristiana.
(V)
Son palabras de
tratamiento técnico. Epicteto llamaba a su aula "hospital
del alma enferma", y, a su enseñanza, "medicina de la
salvación". Los hombres están enfermos del alma y deben ir a que
Jesucristo los sane. No hay médico que cure a un enfermo si éste,
desobedeciendo las instrucciones, no se somete al tratamiento prescripto por el
facultativo. El cristiano es el hombre que se ha dado cuenta de su enfermedad
de alma, que ha ido a Cristo para ser curado y que, por encima de todo, está
dispuesto a seguir al pie de la letra las instrucciones que Cristo prescribe.
Así, pues, paraggelia y paraggellein nos dicen
que el cristiano es el soldado de Cristo, el hombre a prueba delante de Cristo,
el discípulo de Cristo, el hombre a quien Cristo adiestra y el paciente de
Cristo.