G3875
PARAKLETOS3875
LA PALABRA DEL
ESPÍRITU SANTO
intercesor, consolador:- abogado, consolador.
Parakletos es una de las
grandes palabras características de los escritos juaninos. En el Cuarto
Evangelio aparece en 14:16, 26; 15:26; 16:7 como título del Espíritu Santo, y
en la primera epístola de Juan se aplica a Jesús para presentarlo como el
abogado que defiende nuestra causa ante el Padre (1 Jn. 2:1). Claramente se
nota que esta es una palabra de especial importancia, pero, a la hora de
traducirla, es también especialmente difícil. En el pasaje de 1 Juan, los
traductores son casi unánimes en traducir
parakletos por la palabra abogado.
En el Cuarto Evangelio, las traducciones son muchas y variadas. La Versión
Reina Valera Antigua traduce consolador;
la Versión Popular necesita usar mas de una palabra: "Pero cuando venga
el que ayuda y anima que yo voy a
mandar de parte del Padre. Reina Valera, revisión de 1960, tiene consolador. La Biblia de Jerusalem
traduce: "Cuando venga el Paráclito,
mientras que Besson lo traduce así: "el
abogado". Evidentemente, es una palabra difícil de traducir.
Después veremos que la dificultad estriba en que no hay un simple vocablo
español capaz de expresar todo el significado de parakletos.
La traducción inglesa comforter (confortador) se remonta
hasta Wiclif; pero debemos aclarar que Wiclif usó esta palabra con una amplitud
de significado que no posee en el inglés moderno. La prueba es que Wiclif
traduce Efesios 6:10: "Confortaos en el Señor." En este versículo, la
palabra griega es endunamoun,
procedente de la misma raíz de dunamis,
que significa poder y es la
palabra de donde proviene el vocablo castellano dinamita. En realidad, la
traducción que hace RVR de Ef. 6:10 "fortaleceos en el Señor", es la
que ha sobrevivido hasta ahora. La misma palabra endunamoun se usa en 1 Ti. 1:12, donde
la Versión Popular dice: "Doy gracias a nuestro Señor Jesucristo el cual
me ha dado fuerzas para
esto"; y la Versión Reina Valera Antigua traduce: "Doy gracias al que
me fortificó." En castellano
el término consolador tiene que ver con animar, consolar y mostrar simpatía a
alguien que está pasando por momentos de angustia y sufrimiento. Más bien el
término bíblico tiene que ver con el significado de la raíz latina de la
palabra confortador. Esa raíz
es fortis que significa fuerte,
valiente, vigoroso. Así que cuando así se traduce: confortador no se está
diciendo que la única función o la principal del Espíritu Santo sea la de
consolar o confortar en el sentido que esos vocablos tienen para nosotros; lo
que el término significa es que la tarea del Espíritu Santo consiste en llenar
al hombre del poder y denuedo del Espíritu que le capacitarán para enfrentar la
vida. Es una pena que el uso moderno de los términos consolar o confortar haya resultado en
la estrechez de nuestra concepción de la obra del Espíritu Santo.
Debemos hacer constar que incluso
los primeros padres de la iglesia tuvieron también dificultad para traducir la
palabra parakletos. Orígenes, en
el Cuarto Evangelio, traduce consolador,
y, en 1 Juan, abogado. Cirilo de
Jerusalén traduce consolador,
porque el Espíritu nos ayuda en nuestras flaquezas e intercede por nosotros.
Hilario y Jerónimo traducen consolator,
enfatizando de nuevo la idea de consolación.
Tertuliano varía. Algunas veces translitera la palabra, resultando paracletus; otras, la traduce por advocatus, el abogado que defiende
nuestra causa, y, en una ocasión, traduce
exorator, el que obtiene mediante súplicas.
Veamos, pues, si podemos llegar a
alguna conclusión con esta riqueza de significados de la palabra.
Parakletos es, en sí,
una palabra en forma pasiva. Literalmente, significa el que es mandado llamar. Pero, aunque
esté en forma pasiva, casi siempre es activa
en significado, pues lo que le da su significado es el propósito y motivo
por el cual la persona es mandada llamar, esto es, para hacer algo, para que
preste algún servicio. Por tanto, recordemos: la palabra está en forma pasiva, pero tiene significado activo.
Conservando esta aclaración en mente,
y examinando el verbo parakalein,
del que parakletos deriva,
llegaremos a descubrir mejor el significado del vocablo.
(I) En su
expresión más general, parakalein
significa mandar llamar, c
itar. Así, a un.
hombre se le dice que mande llamar a un aliado
(summachos) (Heródoto, 7.158). Se utiliza con respecto a mandar llamar a
un asesor para que aconseje (sumboulos) (Jenofonte, Anábasis 1.6.5) o a un abogado para que defienda a alguien
ante el tribunal (sunergos)
(Esquines, 2.184). Se usa también respecto de solicitar de un hombre que se haga cargo de alguna tarea pública,
por ejemplo el administrador de gimnasios, que consistía en entrenar, a sus
expensas, al equipo que había de tomar parte en la carrera con antorchas.
Final. mente, se usa con relación a invocar a los dioses ayudadores (boethoi) (Epicteto,
3.21.12). Está claro que, en cada caso, la cita es para colaborar, servir y
auxiliar. Por tanto, un parakletos
es, en su sentido más amplio, una persona que ha sido mandada llamar para
ayudar a un hombre en una situación de la que no puede salir airoso por sí
solo.
Ciertamente, el sentido básico
de parakletos es ayudador, pero ahora debemos intentar
añadir a este significado alguna nota que defina más la clase de ayuda que se
busca y que se presta.
(II)
Veamos uno de los raros significados de parakalein. En el griego secular
ordinario, la palabra parakalein
raramente significa confortar, en
el sentido de consolar, pero en
la Septuaginta sí tiene ese significado. Así, en Sal. 71:21 leemos:
"Aumentarás mi grandeza, y volverás a
consolarme." Esta es la palabra que se usa en el gran pasaje
de Is. 40:1, 2: "Consolaos,
consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios." En las dos últimas
versiones de la Septuaginta, la de Aquila y la de Teodoción, parakletos es la palabra usada en Job
16:2: "Consoladores molestos
sois todos vosotros." Así, pues, parakletos
puede significar uno que es mandado
llamar para confortar y consolar; pero debemos tomar nota de dos cosas:
primera, este significado es, con mucho, el más raro; segunda, incluso tomado
en este sentido, parakletos
todavía conserva el trasfondo de la confortación que capacita a un hombre para
mantenerse a pie firme frente a la vida. En Job 4:4, la traducción de Moffat
es: "Tus palabras esforzaban a los que decaían", lo que es una
descripción del efecto de la confortación
que parakletos expresa.
(III)
Con mucho, en el griego secular ordinario, el uso
tanto de parakalein como de parakletos está conectado con la ayuda
prestada en alguna clase de juicio legal. En Grecia, el parakletos era el amigo del acusado,
el mandado llamar para defenderlo, el que debía intentar que los jueces
fallaran a favor del reo, i.e., el abogado defensor, el que - como a veces lo
usa Demóstenes- presenta el caso de una persona a la luz más favorable delante
de otra persona o de una autoridad. Diógenes Laercio (4.50) habla de la
respuesta del filósofo Bion a un hombre que era un gárrulo molesto: "Haré
cuanto pueda por ti si me mandas parakletoi,
representantes, que defiendan tu caso, pero con la condición de que tú no
vengas." Los parakletoi
serían mucho más eficaces que el propio interesado. Filón (In Flaccum 4) dice cómo los judíos
alejandrinos deseaban encontrar quien defendiera su caso ante el emperador
romano. De hecho, lo que buscaban era que la propia ciudad de Alejandría los
defendiera: "Debemos encontrar un parakletos,
un abogado, más poderoso que
consiga inclinar el ánimo de Gayo a favor nuestro.
La Espístola de Bernabé (20)habla de
los parakletoi, los abogados, de
la riqueza y la injusticia, pero acusadores de los pobres. Filón (De Josepho 40), refiriéndose a la
respuesta de José a sus hermanos, que estaban aterrorizados por suponer que
José se vengaría de ellos, dice: "Os perdono cuanto me habéis hecho; no
necesitáis de nadie que interceda por vosotros ni de ningún otro parakletos. Filón habla de Dios mismo
creando y bendiciendo al mundo (De
Mund. Opif. 6), "sin hacer uso de ningún parakletos, consejero, ayudador, sino
que, por decisión propia, quiso bendecir al mundo con sus beneficios".
La Segunda Carta de Clemente (6)
dice: ¿Quién será nuestro parakletos
si somos sorprendidos haciendo lo que no es justo?" Es decir: "¿Quién
hablará por nosotros, quién nos defenderá, quién alzará nuestra causa contra la
justicia de Dios?" En la Carta de las Iglesias de Lyon y de Viena, cuando
cierto número de cristianos están siendo juzgados a causa de su fe, Vetto Epagazo,
uno de los oficiales romanos, se confiesa cristiano y, por consiguiente, es
llamado el parakletos de los
otros creyentes, el abogado de la causa cristiana (citado por Eusebio en
su Historia Eclesiástica, 5.1).
La palabra, conservando este
mismo uso, aparece transliterada en el lenguaje judío de los primeros siglos de
nuestra era. En el Targum, Job 33:23 dice que, a fin de redimir al hombre de caer en el abismo, es necesario una
especial intervención angélica, un mediador, un intérprete, un parakletos. Los rabíes escribían la
palabra parakletos con letras
hebreas, y la usaban libremente: "El que cumple un precepto de la ley gana
para sí un parakletos, un abogado; el que comete una infracción
gana para sí un kategoros,
un acusador." En el juicio celestial,
el arrepentimiento y las buenas obras son los
parakletoi, los abogados, del hombre." Todas las obras de
justicia y de misericordia que un israelita haga en este mundo son gran paz y
grandes parakletoi, abogados,
entre él y su Padre celestial."
No hay duda de que este es el
significado de parakletos en 1
Juan 2:1. Jesús es el amigo del preso; el que defiende nuestra causa; el que
intercede por nosotros; el abogado defensor. Los judíos tenían la desesperada
labor de poner sus buenas obras y su obediencia a la ley delante de Dios como
defensa de ellos. El cristiano dispone de la suprema defensa -la abogacía del
propio Jesucristo. El vive siempre para interceder por nosotros.
(IV)
En 1 Jn. 2:1, es apropiado dar a parakletos el significado de abogado
defensor, pero ya no lo es tanto en el Cuarto Evangelio, donde parakletos es el Espíritu de Verdad
(14:16), el intérprete, el maestro y el recordador (14:26), el que había de
venir cuando Jesús marchara (16:7). En el Cuarto Evangelio, como el Dr. G. H. C.
Macgregor apunta acertadamente, el Espíritu es el alter ego (el otro yo) de Jesús.
El parakletos, el Espíritu, es la
constante, iluminadora, fortificante y habilitadora presencia de Jesús. Ahora
bien, ocurre que todavía hay otro significado de parakalein, que nos dará la clave para
interpretar Parakletos.
Frecuentemente, parakalein
significa exhortar o urgir.
Jenofonte usa esta palabra para exhortar a los hombres a que realicen las obras
más hermosas (Anábasis 3.1.24), y
Platón la usa para inducirlos a que piensen en la esencia de las cosas
(Platón, República 535b);
Isócrates la utiliza para urgir a los hombres a recordar (3.12). Parakalein se emplea con mucha
frecuencia expresando la idea de incitar a una persona a determinada acción o
emoción.
Pero, sobre todo, parakalein es usado con respecto
a arengar a las tropas que están a
punto de entrar en combate. Esquilo (Persae
380) se refiere a los barcos en la batalla: "Las largas galeras se
animaban (parakalein) unas a
otras, fila por fila." Eurípides (Phoenissae
1254), describiendo un plan de batalla, dice: "Y los vitoreaban,
infundiéndoles así ánimos para combatir." Jenofonte utiliza parakalein para urgir a los soldados a
embarcar y emprender un viaje audaz (Anábasis
5.6.19). Polibio usa el vocablo con relación a Lutatius arengando a sus tropas
antes de una batalla naval contra los cartagineses (1.60.5). También lo usa con
respecto a Demetrio reuniendo a sus hombres y dirigiéndoles una arenga antes de
embarcar para entrar en combate (3.19.4), y la palabra que utiliza para
expresar la idea de embarcar e ir a batallar es el verbo diakinduneuein, que significa aceptar el riesgo de combatir.
Una y otra vez hallamos que parakalein es la palabra de la llamada para reunirse,
animarse y recobrar fuerzas; es la palabra relacionada con las arengas que
líderes y soldados se dirigen entre si, urgiéndose a continuar en la brecha. Es
la palabra que da lugar a esa clase de expresiones que arrancan el temor de los
soldados vacilantes y amedrentados y los lanzan a la batalla. Un parakletos es, por tanto, un enardecedor, uno que pone coraje en el
corazón del apocado, uno que vigoriza el brazo débil para la guerra, uno que
convierte al hombre ordinario en alguien capaz de enfrentarse bizarramente con
una situación arriesgada y peligrosa.
He aquí la gran obra del Espíritu
Santo. Diciéndolo con palabras actuales, el Espíritu Santo hace que un hombre
pueda rivalizar con la vida. El Espíritu Santo es, en efecto, el cumplimiento
de la promesa: "...he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el
fin del mundo" (Mt. 28:20).
Claramente la traducción confortador para parakletos, que en tiempos pasados era
perfectamente adecuada y correcta, ahora resulta demasiado estrecha y reducida.
Limitar, incluso como insinuación, la obra del Espíritu Santo a consolar y a
confortar es, tristemente, minimizarla. Estudiando la palabra parakletos hemos visto su enorme
alcance tanto en el tiempo como en la eternidad.
(I)
Parakletos siempre significa alguien
mandado llamar para ayudar en algo y prestar determinado servicio; por tanto,
esencialmente, el Espíritu Santo es el ayudador de los hombres.
(II)
En la Septuaginta, parakletos tiene un gran trasfondo de
esa clase de confortación y consolación que, a pesar del infortunio, mantiene a
un hombre a pie firme, pero que, por sí solo, se hubiera derrumbado. Es la
confortación que habilita a un hombre para pasar el punto de quebrantamiento
... sin desplomarse.
(III)
Parakletos cuenta con un amplio trasfondo
en la ley griega. El parakletos
era el amigo del reo, el abogado defensor, el hombre que daba testimonio del
carácter de su amigo cuando éste lo necesitaba más y cuando otros querían
condenarlo. Por tanto, cuando describimos al Cristo glorificado como
nuestro parakletos, queremos
decir que él es quien habla a favor nuestro delante de Dios.
(IV)
Parakalein es la palabra para exhortar a
los hombres a que realicen obras nobles y a que cultiven pensamientos elevados;
especialmente, es la palabra para infundir coraje ante la batalla. La vida nos
está llamando continuamente a la lucha, y el único que nos capacita para hacer
frente a las fuerzas enemigas, para competir con la vida y conquistarla, es
el Parakletos el Espíritu Santo,
que no es sino la presencia y el poder del Cristo resucitado.