G766
ASELGEIA766
COMPLETA
DESVERGÜENZA
de un compuesto de G1 (como partícula negativa) y un presunto σελγής selgés (de derivación incierta, pero aparentemente significa continente); libertinaje sexual (a veces incluído otros vicios):- lascivia, libertinaje, disolución, nefanda,.
En muchos
aspectos, aselgeia es la palabra
más fea de las que figuran en la lista de pecados que da el NT, donde se
encuentra con mucha frecuencia (Mr. 7:22; Ro. 13:13; 2 Co. 12:21; Gá. 5:19; Ef.
4:19; 1 P. 4:3; 2 P. 2:2, 7, 18; Jud. 4). La Versión Reina Valera Antigua la
traduce oscilando entre "lascivia" e "impudicia", y la
misma versión, revisión de 1960, traduce "lascivia". La VP,
regularmente, traduce "impureza". Pero, hasta cierto punto, todas
estas traducciones fallan al dar la característica esencial de aselgeia.
Veamos
primero algunas definiciones clásicas y cristianas de la palabra. Platón la usa
en el sentido de "impudicia". Un escritor posterior la define como
"predisposición para los placeres". También se define como
"violencia aparejada con insulto y audacia". Basilio dice que es
"una disposición del alma que le impide sobrellevar el rigor de la
disciplina". Se describe como "el espíritu que no conoce limitaciones
y que osadamente sigue en pos de cualquier capricho, desvarío e insensato
desenfreno que se proponga". Es Lightfoot quien da la medida de la
cualidad esencial de aselgeia,
cuando dice que un hombre puede ser "impuro" (akathartos) y ocultar su pecado, pero
el hombre que es aselges (el
adjetivo) conmociona a la decencia pública. He aquí la mismísima esencia
de aselgeia. El hombre en cuya
alma mora aselgeia está tan en
las garras del pecado, tan bajo su dominio, que no le importa lo que los demás
digan o piensen mientras pueda satisfacer su mal deseo. Es el hombre que ha
perdido la vergüenza. La mayoría de los hombres tienen la suficiente decencia
como para procurar ocultar su pecado, pero al
aselges hace mucho que eso dejó de preocuparle. Es culpable de
cualquier conducta ultrajante y le tiene absolutamente sin cuidado todo lo que
no sea satisfacer sus deseos. Es como un drogadicto. Al principio, el
drogadicto se satisface secretamente y se esfuerza en ocultar su vicio, pero,
al final, gemirá, se humillará, suplicará, rogará e implorará sin el menor
disimulo ni freno, y sin la menor vergüenza, para que le suministren la droga,
sin la cual no puede pasar porque ya está dominado por ella.
Ahora bien,
sucede que, en el NT, usualmente, aselgeia
no se encuentra sola, sino en conjunción con otros pecados. Nos será
instructivo ver con qué pecados está más íntimamente relacionada.
(I)
Se encuentra unida tres veces (Mr. 7:22; Ef.
4:19; 2 P. 2:2) a pleonexia.
Pleonexia es el insaciable anhelo de tener más, el incontrolable deseo de
poseer cosas que están prohibidas y que no deberían ser deseadas en absoluto.
Por tanto, hay en aselgeia
"pura y desvergonzada codicia". Es el vicio del hombre que se
someterá gustoso al menosprecio y a la afrenta que sea con tal de lograr
aquello en que tiene el corazón puesto
(II)
En cuatro casos (Mr. 7:22; 2 Co. 12:21; Gá. 5:19;
2 P. 2:18), está relacionada con el adulterio, la lujuria y, en general, con el
pecado sexual. Por tanto, en aselgeia
está implicada la idea de "pura lujuria animal". Sólo tiene uno que
caminar por las calles de una gran ciudad para ver esa clase de aselgeia en plena y terrible
actividad. Es el vicio del hombre que tiene menos reparo que un animal en la
satisfacción de sus deseos físicos.
(III)
En tres ocasiones (Gá. 5:19; 1 P. 4:3; Ro.
13:13), aparece conectada con la embriaguez, particularmente con la
palabra komoi. Originalmente,
un komos era una pandilla de
amigos que acompañaban a algún vencedor en los juegos hasta su casa, cantando
con regocijo sus alabanzas a lo largo de todo el camino. Pero la palabra
degeneró hasta que vino a significar una "juerga", una pandilla de
borrachos trasnochadores balanceándose y cantando por las calles. Por
tanto, aseigeia tiene en sí ese
"puro sibaritismo" que es tan esclavo de los mal llamados placeres,
que hacen a veces perder la dignidad y la vergüenza.
Pero,
quizás, es Josefo quien mejor matiza el significado de aseigeia. Este escritor judío la
empareja con manía,
"locura", y declara que ése era el pecado de Jezabel cuando erigió un
santuario a Baal en la Ciudad Santa, la misma ciudad de Dios. Semejante acto
era un ultraje que desafiaba toda decencia y provocaba toda opinión
pública. Aseigeia es una palabra
fea. Es la insolencia sin límites de quien ha perdido la vergüenza. Es un
horrendo comentario sobre la naturaleza humana el que un hombre pueda estar tan
dominado por el pecado, que al final pierda incluso la vergüenza.