Mundo Hispano 2019-09-04
Éxo 14:1-31
h. El cruce de
mar, 14:1-31. El cap. 14 es una continuación de la historia de la salida iniciada
en 13:17, y sigue el tema del éxodo de Egipto con un renuevo del conflicto
entre Jehová y el faraón. (Los episodios
del desierto comenzarán después del cántico de la victoria en el cap. 15.) El
capítulo trata del viaje desde Etam hasta la orilla del mar, de la persecución
del ejército egipcio, del cruce en seco del mar por Israel, de la destrucción
de los seguidores y de la fe israelita. Este capítulo ha sido de gran
influencia en el desarrollo de la fe bíblica (ver Job_106:6-12;
Isa_42:13; Isa_62:7-14;
1Co_10:1-2, etc.).
(a) La
estrategia divina,1Co_14:1-9. En el primer
día de viaje Israel llegó a Sucot (1Co_12:37),
un lugar todavía dentro del territorio de Egipto. El segundo día llegó a Etam,
que probablemente era una fortaleza egipcia situada en la frontera al este de
Sucot. Desde este punto es imposible trazar la ruta con certeza, aunque se sabe
que dejaron a Egipto desde el norte y fueron al desierto de Shur (1Co_13:18; 1Co_15:22).
Por primera vez el texto indica
que el Señor reveló su estrategia a Moisés (v. 1). Jehová mandó que el pueblo diera vuelta y acampara
cerca de Pihajirot. Evidentemente no lograba salir por causa de la defensa
fronteriza de Etam. Por lo menos fue el informe que el faraón recibió de su
agencia de información (la tropa de reconocimiento): “Andan errantes por la
tierra; el desierto les cierra el paso“ (v. 3).
Con el cambio de dirección de la
marcha se preparó el escenario para la confrontación final entre Jehová y el faraón. Una vez más el Señor endureció (hazak
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"apretar") el corazón del monarca para que persiguiera a Israel; sin
embargo, Jehová mostró su gloria en lo
que fue en realidad una última plaga, o el undécimo golpe (v. 4). La
tentación económica de mantener a Israel esclavizado era demasiado grande para
el faraón. Todavía no se daba cuenta de que su adversario era Jehová y no Israel. Israel en su debilidad andaba
errante todavía en tierra egipcia; sin embargo, Dios no era débil, y con su
poderío iba a darle a Israel, y al mundo, una demostración más de su gloria que
sería inolvidable. Por medio de sus hechos el Señor reveló su propósito
redentor, aun para los egipcios. Trágicamente, el faraón nunca quiso admitir su
humanidad frente al Señor. A pesar de su superioridad abrumadora en fuerza
militar, el rey de Egipto no pudo evitar que los hijos de Israel escapasen al
desierto.
El campamento
nuevo (vv. 1, 2). No es posible identificar Pihajirot (v. 2). La palabra
Migdol significa "torre" o "fortín fronterizo." Se
hacen referencias a Migdol en los libros de Jeremías (1Co_44:1; 1Co_46:14)
y Ezequiel (1Co_29:10; 1Co_30:6); sin embargo, no se sabe si representa
el mismo lugar. No se ha podido ubicar a Baalzefón ("Señor del
Norte", un sitio nombrado en honor de una deidad de Siria), aunque el
nombre aparece en correspondencia del siglo sexto a. de J.C.
Los lugares eran bien conocidos
por los israelitas y marcaban las pautas geográficas e históricas del
nacimiento de su nación. Para nosotros se aclaran el drama y la grandeza del
milagro hecho por Jehová cuando luchó a
favor de Israel contra el ejército egipcio. Lo claro es que Israel dio vuelta,
volvió al nordeste, y quedó acampado junto al mar (v. 2b). Desde el
punto de vista de la estrategia humana, su situación pronto sería insostenible.
El seguimiento
del faraón (vv. 3-9). Al recibir el informe de que Israel andaba
errante y que el desierto lo tenía acorralado, el corazón del faraón y de
sus servidores se volvió contra el pueblo (v. 5). No era su intento
luchar contra ellos, sino recapturarlos. Se preparó para una acción más bien
policial y los persiguió con su caballería, con carros y jinetes. Desde los
días de los hiksos los egipcios habían empleado caballos y carros de guerra;
sin embargo, el elemento fundamental de su ejercito seguía siendo la
infantería. El faraón no quería un ejército de marcha lenta, sino que buscó el
elemento más móvil y rápido que tenía entre sus fuerzas. Entonces, unció su
carro (v. 6), y tomó 600 carros escogidos con sus oficiales y
gente (v. 7). El texto hebreo dice literalmente que "tomó 600
carros selectos, aun todos los carros [de los selectos] de Egipto". Los
"escogidos" eran los más ligeros y eran relativamente pocos. Se dice
que iban dos guerreros en cada uno de los carros. Con razón este elemento del
ejército egipcio, tan bien equipado y entrenado, iba a causar pánico entre los
israelitas (vv. 10, 23).
Aunque los israelitas habían
salido desde hacía varios días, debido al tamaño del movimiento de todo el
pueblo y al cambio de dirección de la marcha, no habían salido del territorio
egipcio. Al acercarse el ejército enemigo podía encontrarlos acampados junto al
mar y atraparlos allí (v. 9).
(b) El temor
de Israel,1Co_14:10-12. Cuando los
israelitas se dieron cuenta de que los egipcios venían tras ellos,... temieron
muchísimo y clamaron a Jehová (v.
10). El verbo "clamar" siempre indica una queja a causa de una
gran angustia. No era una petición de salvación, sino era más bien una queja
culpando a Dios por ponerles en tal situación. La debilidad de su fe se hacía
evidente. Mientras todo iba bien salieron osadamente (v. 8b); sin
embargo, con el cambio aparente de la suerte, culparon a Dios y a Moisés su
mensajero. Era más fácil sacar la gente de la esclavitud que sacar la
esclavitud de la gente. Los largos años de servidumbre en Egipto habían dejado
su marca psicológica sobre la personalidad israelita. En el momento les
preocupaba más la seguridad que habían gozado en Egipto (v. 11).
Mientras vivían la gloria de la
salida triunfante, Moisés era un héroe, pero ahora, con el terror, el pueblo lo
culpaba por la crisis. Lo culpaba por traerles al desierto para morir. Con
amarga ironía le preguntaron: ¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos
has sacado para morir en el desierto? (v. 11) La respuesta era
evidente: ¡Claro que había sepulcros en Egipto! No había otro país en el mundo
tan preocupado con la muerte como Egipto; el país era famoso por sus tumbas y
pirámides gigantescas. ¡Mejor nos habría sido servir a los egipcios que
morir en el desierto! (v. 12) Querían volver a la seguridad de la
vida servil en vez de morir en el desierto, y no se daban cuenta de que los
egipcios se acercaban para recapturarlos en vez de matarlos. Con todo, no fue
la fe de Israel la que produjo el milagro del éxodo. Fueron el milagro del
éxodo y la victoria del mar las que produjeron la fe de la gente (ver 14:31).
Con claridad el texto enseña que la victoria y el crédito de la liberación pertenecían
solamente a Jehová .
(c) La fe de
Moisés, 14:13, 14. Moisés hizo uno de los desafíos de fe más
grandes de la Biblia: ¡No temáis! Estad firmes y veréis la liberación que
Jehová hará a vuestro favor. A
los egipcios que ahora veis, nunca más los volveréis a ver. Jehová combatirá por vosotros... (vv. 13,
14).
No temáis es una
exhortación (ver Gen_26:24; Isa_40:9; Isa_41:10;
etc.); estad firmes significa "estacionarse", "tomar la
posición de uno", o "quedarse quieto". Moisés les dijo
"estad firmes" o "estad quietos" para ver la liberación del
Señor (ver 2Ch_20:17; Isa_30:15). La esperanza no está en estar
inmóvil, sino en el significado psicológico; veréis, es decir con los
ojos, la liberación de este enemigo.
La liberación también lleva
consigo otro sentido; puede significar una salvación espiritual siendo que es
Dios quien la hace. Los dos significados requieren "quedarse en
silencio" (v. 14b), o "quedarse quieto," ante el Señor,
con confianza. En el contexto de Exodo 14 las palabras de Moisés probablemente
significan además que "dejen de clamar" o "quejarse".
El versículo revela un gran
cambio en la vida de Moisés desde el encuentro con Jehová en Sinaí; en este momento su fe está basada
en experiencias personales, y confía en la fidelidad de Dios para cumplir con
su palabra. ¡Dios los salvaría!
Verdades
prácticas
1. Dios ayudó a su pueblo a
escapar de la tiranía del faraón. ¿Se preocupa todavía por el mundo hoy? Si se
lee la historia contemporánea con ojos de fe, se dirá que "sí, se
preocupa." El Señor está activo poderosamente en el mundo entero.
Al empezar la década de 1990, el
mundo se conmovió con la caída inesperada de gobiernos tiránicos frente a
movimientos populares de la gente que buscaba libertad. En países antes
cerrados a la predicación libre del evangelio, hay avivamientos espirituales de
grandes escalas. Se esperará la evaluación de los historiadores futuros, y se
han de esperar los resultados permanentes; sin embargo, se enfrenta una de las
oportunidades más grandes jamás vistas para la extensión del reino de Dios.
Dios está activo en el mundo moderno; todavía las señales y los prodigios de él
nos toman por sorpresa.
2. Hubo algo profético en la obra
de Moisés: un hombre común, aunque bien preparado, se enfrentaba directamente a
un rey y le reprendía con la palabra y con las señales de Dios. Las palabras
eran de admonición, de instrucción, de advertencia y de esperanza.
3. El Señor, el creador del
universo, ha advertido al mundo que los desastres naturales pueden azotar a las
personas o a las naciones pecaminosas.
4. El juicio del Señor es justo
y, mientras haya vida, el juicio tiene un propósito redentor; sin embargo, Dios
no violará el libre albedrío individual. Cada uno tendrá que responder
personalmente a las señales de Dios mientras que haya oportunidad. No obstante,
tal como en la experiencia de faraón, vendrá la noche cuando se ha de acabar la
paciencia divina y el juicio final llegará sin otra oportunidad de
arrepentirse.
(d) La
respuesta divina,Isa_14:15-18.
Evidentemente Moisés, aun con su fe, había llevado alguna queja al Señor. Dios
le respondió: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que se marchen
(v. 15). A veces es más fácil proclamar la fe que practicarla, y a veces
molesta la respuesta que Dios da a las inquietudes. Para Israel, ponerse en
marcha sería entrar en el mar. No había salida; los egipcios se acercaban por
atrás y el mar quedaba en frente.
Entonces el Señor le mandó a
Moisés que alzara la vara y extendiera su mano sobre el mar y lo dividiera para
que el pueblo lo pasara en seco (v. 16). Cuando quedaron cerrados todos
los caminos de escape, el Señor abrió uno nuevo (ver Zec_4:6). Dios hizo lo imposible: no mostró un camino para
rodear la dificultad, sino que abrió uno nuevo que la atravesaba (ver Isa_43:1-2). Sin embargo, el pueblo y Moisés
tendrían que confiar y obedecer a Dios. El pueblo tendría que marchar hacia el
mar, y Moisés tendría que dividir el agua. Al seguirles los egipcios en el
camino, Dios mostraría su gloria en el faraón, en sus carros y en sus
jinetes (v. 18).
(e) La
protección divina,Isa_14:19-20. El uso de la
frase ángel de Dios (v. 19) no es tan común (ver 32:34; Gén. 21;
17; 31:11; Num_20:16; Jdg_6:20; etc.) como la expresión "el ángel
de Jehová "; sin embargo, las dos frases son intercambiables (ver Jdg_13:6, Jdg_13:9
con 13). El ángel de Dios era una teofanía (una aparición de Dios) en la
cual la presencia de Dios era una realidad evidente (ver 3:2). La columna de
nube no únicamente servía como guía, sino también como protección para el
pueblo. El ángel de Dios que iba delante del pueblo se trasladó en la forma de
la columna de nube y se puso detrás, entre el campamento de Israel y los egipcios
(v. 19). Para éstos era nube y tinieblas (v. 20) mientras
que para Israel servía de iluminación, y toda aquella noche no hubo contacto
entre los dos (v. 20). La nube demoraba a los egipcios para lograr su
objetivo de capturar los fugitivos; a Israel le daba tiempo para que Moisés
obedeciera al Señor y dividiera las aguas.
Hasta ahora el capítulo ha
tratado de dos planes: el del faraón y el de Dios. Para lograr el de Dios, se
pusieron en acción dos elementos: Di a los hijos de Israel que se marchen
(v. 15), y el ángel de Dios se puso detrás de campamento. Ahora se
acercaba el clímax de la historia del éxodo. El Señor ha de poner en acción los
elementos finales e Israel saldrá un pueblo nuevo, con una fe nueva y con una
libertad no amenazada por el poder faraónico.
(f) El cruce
del mar en seco, 14:21, 22. Moisés hizo de acuerdo con la palabra de Dios y
extendió su mano sobre el mar, y Jehová
hizo que éste se retirase con un fuerte viento del oriente que sopló
toda aquella noche... (v. 21). Eran dos los elementos del milagro:
la mano levantada y el fuerte viento del oriente. Se combinaron dos cosas: lo
sobrenatural y lo natural; lo maravilloso y lo ordinario; por la vara y por el
viento.
Es imposible reconstruir los
detalles del cruce del mar. El texto se preocupa mayormente del significado
teológico del hecho y poco de la explicación de los aspectos físicos. Sin
embargo, hoy en día muchos buscan explicaciones racionales que concuerden con
las "leyes naturales". Así, se han propuesto varias teorías, aunque todas
presentan problemas: (1) Un fuerte viento occidental abrió un paso amontonando
las aguas a la derecha y a la izquierda. La objeción mayor a esta teoría es la
dificultad que Israel tendría en marchar directamente de cara a un viento tan
fuerte. (2) Un fuerte soplo del viento hizo retirar las aguas de la cabecera
del golfo. Existe la misma dificultad. (3) Hubo una actividad sísmica o
volcánica que produjo una baja del agua que permitió pasar al pueblo. Al entrar
los egipcios hubo un aguaje que los destruyó. (4) Los israelitas cruzaron por
un vado de la cabecera del golfo con bajamar mientras que los egipcios se
extraviaron en la nube y fueron destruidos al crecer la pleamar.
(g) La
destrucción del ejército egipcio, 14:23-29. En el momento más desesperado,
Jehová abrió un paso con un fuerte
viento del oriente e Israel entró en medio del mar (v. 22). Con la luz
de la madrugada los egipcios vieron a los israelitas huyendo y los
persiguieron, y entraron en el mar tras ellos... (v. 23), y el
camino de escape para Israel llegó a ser uno de destrucción para el ejército
egipcio. En una forma antropomórfica, Jehová miró... desde la columna de fuego y de
nube, y sembró confusión en el ejército de los egipcios. Trabó las ruedas de
sus carros, de modo que se desplazaban pesadamente (vv. 24, 25).
Aquí y en 5:9 hay un juego con la
palabra pesadez. Cuando Moisés pidió permiso de salir al desierto en un
viaje de tres días para celebrar una fiesta a Jehová , el faraón hizo más pesado
el trabajo (5:9) de los hombres de Israel. Cuando los egipcios trataron de
cruzar el mar persiguiendo a Israel, el Señor trabó las ruedas de sus carros de
modo que se desplazaban pesadamente (v. 25). La LXX lo interpreta
diciendo que las ruedas se enlodaban. El faraón cosechó lo que había sembrado.
Demasiado tarde los egipcios
trataron de retirarse: ¡Huyamos... porque Jehová combate por ellos... ! (v. 25b).
Lo triste es que conocían el nombre de Jehová ; habían pasado por las plagas
anteriores. (¡Que fácil es pensar que el responder a las admoniciones del Señor
es para otras personas y para otro tiempo!) Otra vez el Señor mandó a Moisés
que extendiera su mano sobre el mar, y al hacerlo, volvieron las aguas y quedó
atrapado lo mejor del ejército de Egipto. Casi se puede sentir la angustia y frustración
del faraón y el alto mando al ver desde la orilla la destrucción de la unidad
selecta que habían mandado a perseguir a los hebreos: Las aguas... cubrieron
los carros y los jinetes, junto con todo el ejército del faraón que había
entrado en el mar tras ellos. No quedó de ellos ni uno solo (v. 28).
En cuanto al conflicto entre
Jehová y los dioses de Egipto, se cerró
el capítulo. Jehová había demostrado que
era Señor de la historia tal como lo era de la naturaleza. Ahora era tiempo de
que Israel se diera cuenta de esta verdad.
(h) La fe
israelita, 14:30, 31. Con la liberación hecha por Jehová , Israel
vio a los egipcios muertos a la orilla del mar (v. 30) —el lado
este, su lado— el que apenas habían alcanzado, y se dio cuenta de la gran
hazaña realizada por Jehová (v.
31). Finalmente llegaron al punto de temer a Jehová y creer en él y en su siervo Moisés (v.
31b).
Teológicamente el texto
interpreta la hazaña: Jehová libró
o salvó a Israel aquel día. Es la primera vez que el verbo aparece en la
Biblia con Dios como el sujeto. El verbo salvar quiere decir "ser
ancho", "ser espacioso", o "ser libre". En el contexto
quiere decir que Jehová libró a Israel
de la mano del faraón y de la esclavitud. Aquel día brotó en Israel un temor
que era reverencia hacia Dios, y creyó en él. El verbo creer aquí significa
"quedarse firme" (estar firme), o "confiar en ..." (ver Isa_7:9; Jer_40:14).
La raíz del verbo significa "apoyarse sobre algo o alguien" o
"poner su peso sobre algo" (ver Gen_15:6).
Esta vez la experiencia era diferente de la indicada en 4:31, cuando el pueblo
creyó al oír que Dios había visto su aflicción. A la orilla del mar nació la fe
del pueblo, que iba a durar a pesar de las muchas dificultades venideras.