Mundo Hispano 2019-09-06
Éxo 16:1-36
b. La fe
probada por el hambre, 16:1-36. Este capítulo trata de la provisión del Señor
cuando el pueblo se enfrentó al hambre. Antes el Señor los había librado de los
egipcios y les había provisto agua para apaciguar la sed. Ahora el pueblo se
encaró con otro peligro del desierto: la falta de comestibles. Hacía un mes que
habían salido de Egipto (v. 1; 12:17, 18) y se habían terminado las provisiones
que llevaron consigo. De acuerdo con el propósito divino, el Señor no había
satisfecho las necesidades de antemano, sino que, para probar la fe, les daba
conforme a la urgencia del momento oportuno (ver el principio en Mat_6:11). Su providencia se demostró al
cuidarlos y, a la vez, al desarrollar la confianza del pueblo utilizando la
situación didácticamente (vv. 4, 5; Job_78:22-25;
Job_105:40; Neh_9:14-17).
Al proveer el maná les enseñó que no sólo de pan vivirá el hombre, sino que
el hombre vivirá de toda palabra que sale de la boca de Jehová (Deu_8:3,
Deu_8:16; ver Joh_6:25-31; Apoc. 2:17). No obstante, cada uno
tuvo que confiar en que el Señor le supliera lo necesario, y aprender la
importancia de obedecerlo.
En el capítulo aparecen tres
elementos nuevos: el maná, las codornices y el sábado. El capítulo se divide en
cuatro secciones: la murmuración (1-3); la promesa divina de pan y carne (4-8);
la provisión de codornices y maná (9-22) y la introducción del sábado (23-30).
(a) La
murmuración, 16:1-3. El desierto de Sin probablemente está en la
parte sur de la península de Sinaí cerca de Jebel Musa, el monte Sinaí, en una
llanura arenosa llamada Debbet alRamleh (v. 1; 17:1, Num_33:11). No debe ser confundido con el desierto de Zin (Num_13:21,Num_20:1)
que se ubica más al norte en la península al sudoeste de Palestina.
Con frecuencia Israel murmuraba
contra Moisés y Aarón (v. 2; Num_14:11-12;
Num_15:24; Num_17:3,
etc.; ver el comentario previo). Con la desesperación provocada por el hambre,
el pueblo volvió a pensar en la comida de Egipto, y aun más, a desear la muerte
allí en vez de morir de hambre en el desierto; por lo menos, decían, había
carne y pan en el país de sus amos (v. 3). Con el olvido de la pena de
la esclavitud y por el estado psicológico del momento, acusaron a Moisés y a
Aarón de haber planeado su muerte en el desierto (v. 3b).
En el AT se usa la palabra
"pan" frecuentemente como un vocablo sinónimo de comida en general.
Parece que es su significado en este contexto. Otra vez se evidencia en el
pueblo una memoria muy corta y el afán por una libertad gratis. No querían
afrontar el precio de ella.
(b) La promesa
de pan y carne,Num_16:4-8. Dios
respondió a la necesidad legítima y les prometió pan del cielo
diariamente (v. 4), y para aquella tarde carne para comer (v.
8). Por medio de la providencia del Señor serían saciados; no obstante,
serían puestos a prueba para ver si andaban en la ley divina o no (ver Deu_8:3). Diariamente saldrían para recoger el
pan suficiente para cada persona para aquel día (ver Mat_6:11); sin embargo, en el sexto día el Señor les ordenó
que recogiesen una porción doble (vv. 4, 5). Moisés prometió que el
pueblo vería nuevamente la gloria de Jehová (v. 7) por medio de la milagrosa
provisión de alimentos.
En realidad la murmuración no era
contra Moisés y Aarón, pues ellos eran insignificantes, sino contra Jehová mismo (v. 8). Tal actitud era
peligrosa por cuestionar la integridad de Dios .
(c) La
provisión de codornices y maná,Mat_16:9-22. Moisés hizo
acercar de tarde al pueblo a la presencia de Jehová (v. 9), y mientras que les hablaba,
miraron hacia el desierto y la gloria de Jehová se apareció en la nube (v. 10; ver
40:34-38; Num_9:15-16) y vinieron
las codornices y cubrieron el campamento. Y al amanecer había una capa de rocío
alrededor del campamento (v. 13; ver Num_11:31-33)
que dejó una sustancia menuda, escamosa y fina como la escarcha sobre la
tierra. (v. 14). Al verla, los hijos de Israel se preguntaron
unos a otros: ¿Qué es esto? (lit. man hu’ H4478
v. 15; ver v. 31; Num_11:7-8).
El nombre hebraico para pan es man
H4478;
la palabra maná H4478 se deriva de la traducción
de la LXX de Num_11:6-7. La palabra gloria
(kabod H3515) viene de la raíz que
significa "ser pesado," e indica el peso, honor, o dignidad de uno.
Cuando se usa la palabra con respecto a Jehová , se refiere a la revelación de
su santidad y poder. Se revela su gloria lo suficiente para confirmar la fe, y
se oculta lo suficiente para producir reverencia y devoción de parte de los
hombres. El Señor, al proveer el pan y la carne, revelaba una vez más su
gloria.
Num_11:31 dice: Entonces
de parte de Jehová salió un
viento que trajo codornices desde el mar y las dejó caer junto al campamento,
hasta la distancia de un día de camino de este lado y un día de camino del otro
lado, hasta la altura de dos codos sobre el suelo. Las codornices son una
especie de perdiz chica del orden de las gallináceas. En el otoño emigran de
Europa a Africa y en la primavera regresan en grandes bandadas. Después de su
largo vuelo se posan agotadas y no se mueven. En ese momento son fáciles de
capturar.
Aunque se trata probablemente de
un fenómeno de la naturaleza, no obsta para que sea un milagro de la
providencia divina. Jehová es Señor de
la creación, que le obedece. Con todo, en este capítulo se presta más atención
a la provisión del maná y al sábado que a las codornices. No comieron
codornices todos los días por cuarenta años, sino que esta fue una ocasión
excepcional.
Las características del maná: (1)
Llegaba de noche con el rocío (v. 13), (2) al evaporarse la capa de
rocío, quedaba una sustancia menuda, escamosa y fina como la escarcha (v.
14), (3) se echaba a perder rápidamente (v. 20), (4) se derretía con
el calor del sol; debía ser juntado por la mañana temprano (v. 21), (5)
podía ser preparado de diversas maneras (v. 23; Num_11:8),
(6) era como semilla de cilantro (v. 31: Num_11:7),
(7) era blanco (v. 31), (8) el sabor era como de galletas con miel
(v. 31), (9) estaba limitado geográficamente a la península de Sinaí (v.
35), y (10) duró cuarenta años hasta la llegada a Palestina (v. 35; ver Jos_5:12). Con todo, parece que el maná llegó a
ser una comida bastante monótona (ver Num_11:6),
y aunque era suficiente, pronto el pueblo se cansó de él.
Muchos intérpretes se refieren a
lo que los árabes hoy en día llaman "maná (mann) del cielo."
Es un producto resinoso que produce el taray, un arbusto tamarisco, durante los
meses de junio y julio. Hay insectos cóccidos que se alimentan de la savia del
taray y producen algo semejante a la miel. El producto cae sobre el suelo
principalmente de noche y con el calor del sol vienen las hormigas para limpiar
el lugar. Antes, temprano en la mañana, vienen los beduinos para recogerlo, y
después de hervirlo y colarlo, lo usan como miel. Se dice que la cosecha anual
no excede unos pocos kilos.
A pesar de algunos aspectos
similares entre lo que dice la Biblia y el maná de los árabes, parece
improbable que sean el mismo. Las diferencias son más llamativas que las
similitudes: Israel recogía una cantidad suficiente para el pueblo cada día con
la excepción de los sábados; se lo recogía todos los días por cuarenta años; lo
recogido en exceso se echaba a perder con facilidad; e Israel usaba el maná
como la base para su dieta y no como un dulce ocasional. Es mejor entenderlo
como una provisión especial del Señor, mandada para cuidar a los hijos de
Israel.
(d) La
introducción del sábado,Num_16:23-36. El sábado
(lit. "reposo" o "descanso"), como día especial de
descanso, es una institución distintivamente israelita. Es el séptimo día de la
semana. El día fue dado por Dios providencialmente en el desierto juntamente
con la dádiva del pan. Llegó como una demostración de la gracia divina; era un
día libre del trabajo cotidiano cuando no había necesidad de salir para buscar
la comida, y era un día de gozo y gratitud por la bondad del Señor.
Originalmente el sábado no era un día de pesadas cargas religiosas (en
contraste, ver la época del Señor Jesús); por el contrario, era un día de
descanso y renovación (ver Gen_2:2-3;
también Exo_20:8-10; Exo_23:12; Exo_31:14-16;
Exo_35:1-2).
El Señor mandó a Moisés guardar
un gomer de maná en una vasija y colocarla delante del Testimonio para que
fuera un memorial para el futuro (vv. 32-34; comp. Heb_9:1-5).
El Testimonio, otra designación para el Arca del Pacto, no había sido
construido todavía (ver 30:36). Entonces, el orden de colocarla ahí fue en
anticipación al establecimiento del culto formal.
Con esta orden el Señor continuó
la enseñanza didáctica: La vasija con el maná servía como un recordatorio para
Israel de la preservación divina de su vida en el desierto. A la lección de la
Pascua se agregó otro elemento al depósito de memorias sagradas. La historia
era la arena donde el Señor hacía sus grandes obras redentoras, y por medio de
la historia Israel las conservaba para la memoria y las relataba a las
generaciones futuras.