Mundo Hispano 2019-09-09
Éxo 17:1-16
c. La fe
probada por la guerra, 17:8-16. De repente Israel enfrentó una crisis
diferente. Antes su fe había sido probada por el seguimiento de un enemigo de
atrás y después por la vida dura del desierto. Ahora los amalequitas
presentaron otra clase de dificultad: un enemigo armado en frente de ellos que
les impedía su avance hacia Sinaí. Era el primer conflicto armado de Israel
después de la partida de Egipto. Aunque es imposible identificar precisamente
la localidad de la batalla, la victoria en la zona de Refidim formó una parte
vital de la memoria de la Providencia divina. Merece señalarse que, por primera
vez frente a una crisis, el pueblo no murmuró contra Jehová y sus dirigentes.
Los amalequitas eran
descendientes de Esaú (ver Gen_36:12).
Eran una gente nómada que se había establecido en la península de Sinaí;
ocupaban la zona norte de la península, que incluía el Néguev, Seir y el sur de
Canaán. Ejercían el control de las rutas caravaneras entre Arabia y Egipto, y
evidentemente pensaban que no había suficientes pastos y aguas para que dos
pueblos ocupasen el terreno tradicional de sus peregrinaciones. Ellos,
juntamente con los cananeos, trataron de impedir la entrada de Israel en la tierra
prometida (Num_14:43-45). Balaam los
llamó la primera de las naciones (Num_24:20)
por su gran antigüedad. Más tarde Saúl (1 Sam. 15) y David (1 Sam. 30) lucharon
contra ellos. Finalmente fueron destruidos como pueblo en la época de Ezequías
(1Ch_4:43). En el libro de Ester, Amán,
el enemigo de los judíos, era un agageo (Est. 3:1), un descendiente de Agag, el
rey de los amalecitas que fue matado por Samuel (1Sa_15:32-33).
A través del AT los descendientes de Amalec fueron enemigos de Israel y la
batalla en Refidim fue un presagio del porvenir.
Por primera vez en la historia
aparece Josué (v. 9), y se lo presenta en el texto como alguien ya
conocido por el pueblo. El es el conductor de las fuerzas israelitas, aunque en
realidad es Moisés quien dirige la batalla. Normalmente identifica a Josué como
el ayudante de Moisés (ver 24:13; 32:17; 33:11; Num_11:28).
En Num_27:18-23, se le nombra sucesor
del gran profeta y líder de Israel.
En la batalla (vv. 9-13) no es
del todo claro el papel que jugaba la vara de Dios. Moisés dijo a Josué que
estaría sobre la cumbre de una colina durante la batalla con la vara de Dios en
la mano (v. 9). Cuando alzaba la mano (singular, v. 11), Israel prevalecía;
se presume que tenía la vara en la mano levantada, aunque el versículo
simplemente indica el éxito militar cuando la mano estaba levantada. Pudo haber
tenido la vara en la otra mano. Cuando a Moisés se le cansaron las manos
(plural, v. 12), Aarón y Hur buscaron una piedra para que se sentara y sostenían
sus manos, el uno de un lado y el otro del otro lado (v. 12).
Posiblemente Moisés alternaba las manos alzando la vara en una y después en la
otra antes de cansarse totalmente. De todos modos, los dos ayudantes fueron
fieles en su servicio al profeta y fueron instrumentos vitales en la victoria
ganada aquel día.
En cuanto a Hur, se lo nombra
como si fuera un hombre bien conocido; sin embargo, fuera de la referencia
aquí, su nombre aparece únicamente una vez más en el libro de Exodo (Num_24:14). La tradición judía relata que era el
esposo de María y el abuelo de Bezaleel (ver 31:2).
Hay varias interpretaciones
posibles del texto: (1) Con una vista simple al texto, parece haber sido una
obra milagrosa, como de magia. Con la mano levantada, de alguna manera
misteriosa el ejército de Israel avanzaba contra el enemigo. Cuando se cansaba
Moisés y bajaba la mano, los amalequitas prevalecían. Unicamente con la ayuda
de Aarón y Hur podían los israelitas vencer. (2) Desde la cumbre de la colina
Moisés dirigía a los soldados israelitas con señales convenidas por medio de la
vara alzada. Mientras que los hombres de Israel veían las indicaciones de
Moisés, prevalecían; pero, al no verlas, fracasaban. (3) Moisés tenía sus manos
alzadas en oración; sin embargo, nada del relato indica que Moisés alzaba sus
manos con este propósito. No hay duda en cuanto a su preocupación y oración;
sin embargo, no se encuentra en el texto ninguna palabra de súplica al Señor.
(4) Posiblemente la mejor interpretación sea la siguiente: El levantar la mano
era un hecho simbólico y profético que indicaba a las tropas que el Señor había
entregado al enemigo en sus manos. Mientras que podían ver a Moisés, seguían el
ataque con vigor y confianza. Al no verlo, se desanimaban y se retiraban.
El AT habla del poder de la mano
extendida del Señor (ver 3:19, 20; 7:19; 13:8; 14:16; Isa_9:12, etc.), y la vara de Dios era el
símbolo del poder divino en la mano de Moisés. Con todo, probablemente hay dos
factores en juego aquí: Uno psicológico, está relacionado con la acción
simbólica de un profeta (ver Eze. 3:22--5:17), y el otro se refiere al hecho de
librar misteriosamente un poder divino por medio de levantar la vara. Es
difícil interpretar precisamente el papel que juega la vara en las plagas, en
el cruce del mar y en la batalla de Refidim. Sin embargo, la acción de levantar
la vara siempre fue acompañada de una demostración de la gracia y poder divinos
y de la palabra profética entregada.
Después de la derrota decisiva de
los amalequitas (v. 13), el Señor dijo a Moisés que escribiese el relato
de la victoria como un memorial histórico (v. 14). Es la primera
vez que se indica algo acerca del trabajo literario de Moisés (ver 24:4; 34:27;
Num_33:2; Deu_31:9,
Deu_31:24; Deu_31:22).
No es de extrañarse de su habilidad con la pluma; había sido enseñado en las
artes de los egipcios y se daba cuenta de la importancia de una crónica fiel.
El texto hebraico dice que el
Señor le indicó que escribiese en el libro; no era en cualquier libro. El
artículo significa un libro específico. ¿Cuál fue? El texto no lo indica. No
parece ser el libro de Exodo por la simple razón de la cronología; el pueblo
apenas había iniciado su largo peregrinaje hacia la tierra prometida. El libro
indicado sería una de las fuentes utilizadas más tarde en la confección de
Exodo. Posiblemente podría ser una referencia al libro de Jaser (ver Jos_10:13; 2Sa_1:18),
o al libro de las batallas de Jehová
(ver Num_21:14). Los dos son
escritos perdidos que existían en la época de Moisés y ahora aparecen
únicamente como fuentes literarias citadas por algunos escritores del AT.
Al concluir la batalla, Moisés
edificó un altar y llamó su nombre Jehová -nisi (v. 15), es decir, Jehová es mi estandarte. La palabra
"estandarte" (de nes H5251) también significa
"bandera" o "señal". Se la usa raramente en el AT. (ver Num_21:8-9 asta; Num_26:10, escarmiento; Job_60:4, bandera; Isa_5:26, bandera; Isa_11:12, bandera; H33
:23, vela; etc.). Isa_49:22
dice: Así ha dicho el Señor Jehová : “He aquí, yo alzaré mi mano hacia las
naciones, y levantaré mi bandera [nes 5251] a los pueblos...“.
¡La mano misma de Jehová era la bandera
divina a las naciones!
En Refidim, la implicación del
nombre Jehová -nisi (v. 15) es que Dios mismo era la bandera, o
estandarte, alrededor del cual se reunió el pueblo. Moisés con su mano
levantada hacia el cielo (probablemente con la vara) servía como un símbolo, o
estandarte, de la verdad e inspiraba al pueblo a luchar con fidelidad como
ejército de Dios. Ya con la victoria ganada, se erigió un altar sobre el campo
de batalla para dar gloria al Señor. Sirvió como un testimonio y memorial para
las generaciones venideras del poder y fidelidad de Jehová .
Moisés resintió profundamente el
ataque de los amalequitas. No había sido simplemente un ataque contra Israel,
sino contra Jehová mismo: alzó la
mano contra el trono de Jehová (v.
16). Esto era el pecado de Amalec; consecuentemente, Jehová , no Israel,
tendría guerra contra Amalec de generación en generación (v. 16),
y la nación atacante sería cortada de la faz de la tierra.
Verdades
prácticas
1. ¿Cuál fue la lección principal
de la batalla de Refidim? Con el relato, el Señor enseñó a todas las
generaciones que tiene el poder de salvar a su pueblo peregrino de cualquier
exigencia, aún la de la guerra.
2. Aun los más grandes líderes se
cansan. ¡Benditos son los fieles hermanos y colaboradores que mantienen en alto
las manos cansadas! Sin ellos no habría victorias. Nunca se debe dejar de
apoyar y orar por aquellos que el Señor ha puesto en lugares de
responsabilidad. Sin la firmeza de Aarón y Hur se hubiera perdido la batalla de
Refidim.
3. Deje que el altar suyo tenga
inscrito el nombre Jehová -nisi, y que sea él quien sea el estandarte de su
vida.
Verdades
prácticas
1. Es necesario confiar en el Señor
y no permitir que los contratiempos y necesidades no satisfechos de inmediato
nos hagan pensar y actuar como si Dios no estuviera con nosotros. Si hablamos
con Dios y esperamos su respuesta, sabremos lo que Dios espera que hagamos y
tendremos fe en que él hará.
2. Cuando estamos en conflicto,
hablemos con el Señor primero. Nuestra relación con él debe ser tan íntima que
su voluntad sea lo primero que busquemos, y tan real que su consuelo sea el que
más anhelemos. Nuestra fe debe estar en el Señor, no en los hombres.
3. A menudo algunos miembros de
las congregaciones cristianas proyectan al pastor sus resentimientos con Dios,
por lo que el pastor representa. El líder espiritual debe buscar la sabiduría
del Señor para interpretar las reacciones de sus ovejas para enseñarles a
relacionarse sanamente con el Señor.
Verdades
prácticas
1. Israel acentuaba el contenido o significado
del tiempo más bien que el aspecto cronológico o la duración de él. Las fiestas
agrícolas recordaban la providencia divina, mientras que otros hacían hincapié
en los hechos históricos del Señor. Para Israel, el tiempo era creado, tenía un
propósito y terminará, es decir, será absorbido en la eternidad de Dios (Isa_60:19-20). Evidentemente Israel fue la
primera nación en usar una semana de siete días para determinar el tiempo
cronológico y para establecer un programa regular de adoración sobre la base de
ella (Isa_16:22-26).
2. La pascua fue establecida como
un rito de adoración hogareña. La familia debía encontrar su centro de estabilidad
y unidad en la adoración a Dios.
3. La acción de faraón para
resistir y aflojar en medio de una crisis parece ser una reacción psicológica
común aun hoy en día. Es fácil prometer fidelidad a Dios en medio de las
dificultades y olvidar la promesa al pasar la crisis. Esto es a lo que, durante
la guerra, se le llama "arrepentimiento de la trinchera individual".
Después del peligro muchos tienden a olvidar el voto hecho por el susto.
4. Moisés, un hombre común,
enfrentó a todos, hasta a faraón, con palabras y señales divinas de reproche y
esperanza. En esto fue un profeta fiel. Hoy en día se necesitan más voces
proféticas que anuncien con fidelidad la Palabra a todos.