Mundo Hispano 2019-09-09
Éxo 18:1-27
d. La fe
probada por una organización deficiente, 18:1-27. Después de
los acontecimientos tumultuosos de los capítulos anteriores, la visita de Jetro
al campamento israelita ofrece un intervalo agradable. Por medio del arreglo
literario, el autor aclara que no todas las tribus de la península de Sinaí se
oponían a Israel como lo hizo Amalec, y refleja la gracia oriental al sellar un
pacto entre dos pueblos, Israel y Madián. A la vez, el intervalo prepara al
pueblo, y al lector, para la constitución formal de la nación con la entrega de
su ley moral (ver Exo. 19-20). Mientras tanto, se ve el desarrollo de la
jurisprudencia civil y moral por medio de la actividad legislativa de Moisés, y
se ofrece una mirada íntima a la persona de éste. El capítulo se divide en dos
partes: La visita de Jetro (vv. 1-12) y la institución de un sistema judicial
(vv. 13-27).
(a) La visita
de Jetro, 18:1-12. Jetro oyó lo que estaba pasando a favor del
pueblo de Dios (v. 1); entonces, tomó a Séfora, la esposa de Moisés, y a
los dos hijos de ellos, y fue a verle al campamento cerca del monte de Dios
(vv. 2-5; ver Act_7:29).
El texto dice que Moisés había
enviado a su mujer (v. 2; ver 4:20). Por el uso de la frase, algunos
comentaristas piensan que se había divorciado de ella; sin embargo, parece
mejor considerar que Moisés envió a la familia de vuelta a Madián para su
protección. Ahora, con el cambio en la situación política, Jetro sabía que no
había peligro en que ellos estuvieran juntos otra vez. La tradición judía lo
explica indicando que Aarón, al encontrar a Moisés antes de volver a Egipto
(4:27), lo persuadió para que enviara a su familia de regreso a Madián para no
aumentar el número de los desafortunados en Egipto.
El relato del encuentro de Moisés
y Jetro refleja bien las costumbres orientales. Jetro mandó a decir a Moisés de
la visita (v. 6). Moisés salió a recibirlo y expresó su afecto familiar
al estilo oriental clásico; se postró ante él y lo besó (v. 7).
Hubiera sido impropio que Moisés besara a su esposa en público. La frase no
significa homenaje de un inferior a un superior, sino refleja la manera de
indicar el respeto para uno que servía como sacerdote, que era jefe de una
tribu importante, y además, era su amo y suegro.
La cultura y la cortesía también
están bien presentadas: después de inquirir del bienestar mutuo, Moisés invitó
a Jetro a su tienda (v. 7) y le contó con entusiasmo todas las cosas que
Jehová había hecho desde su regreso a
Egipto hasta el momento del encuentro (v. 8). A pesar de ser instrumento
de Dios, todavía Moisés era siervo de Jetro y había recibido permiso de él para
ir a Egipto. Para continuar su tarea con Israel, sería necesario tener la
aprobación de su suegro. Al contárselo todo, le dio los informes
correspondientes.
Jetro tuvo tres reacciones al
testimonio de su yerno:
Alabanza: Se
alegró Jetro de todo... y dijo: ¡Bendito sea Jehová , que
os libró de mano de los egipcios... (vv. 9, 10). Bendecir significa
más que una simple alabanza. El verbo indica arrodillarse o postrarse ante el
Señor (ver Gen_24:48; Rth_4:14); indica reconocer con gratitud el
cuidado y la dirección divina (ver Deu_8:10;
Jdg_5:2).
Confesión:
Ahora reconozco que Jehová es más
grande que todos los dioses... (v. 11). Algunos comentaristas
sostienen que Moisés llegó a conocer la fe jehovista por medio de su contacto
con Jetro y los madianitas (o queneos, ver Jdg_1:16).
Así que, para ellos, estas palabras de Jetro se interpretan como un
reconocimiento de que Jehová era más
grande aun de lo que había pensado previamente. Otros consideran que la
confesión significa su conversión a la fe jehovista. Por lo menos, Jetro tuvo
un entendimiento nuevo de Dios por el testimonio de Moisés.
Es posible que, como descendiente
de Abram, este fuera el momento en el que llegó a conocer a Dios como el Señor
Jehovah. Su reconocimiento de otros dioses refleja el concepto común entre la
gente de su época. No implica que los adoraba, ni quita el valor tremendo de la
entrega de su vida totalmente a Jehová
(ver Job_77:13; Job_86:8). El hecho de ofrecer inmediatamente un
sacrificio a Jehová da fuerza a la
interpretación de la confesión como una de conversión a la fe jehovista.
Sacrificio (v. 12)
: son dos partes del culto ofrecido: holocausto y sacrificios a Dios. Jetro
identificó su nueva fe jehovista con la revelación antigua de ’elohim H430
(ver Gen_17:1-8 con Gen_15:1-6); en vez de ser un culto de iniciación
de Aarón y los ancianos en la adoración de Jehová , parece más bien la
aceptación formal de Jetro de la fe jehovista sin rechazar las verdades de la
revelación de ’elohim H430.
El holocausto era una ofrenda
totalmente quemada sobre el altar dedicado a Dios. El sacrificio, en contraste,
tenía dos partes; una parte del animal se quemaba y con la otra se hacía una
comida sagrada o comunal que se celebraba en la presencia de Dios, como un
medio de establecer comunión entre dos grupos (ver Gen_31:54;
Exo_24:5, Exo_24:11;
Job_50:5). Aarón y los ancianos
participaron (v. 12) en lo que evidentemente era una comida de pacto, un
pacto entre iguales. No hay mención de la presencia de Moisés, pues no había
necesidad de que estuviera (aunque pudo haber estado) porque ya había
participado previamente en una comida de pacto con Jetro. En la presencia de
Dios, los dos pueblos sellaron solemnemente sus relaciones amistosas (ver Jdg_1:16; Jdg_5:24-26;
1Sa_15:6; 1Sa_30:29).
Según Kelley (Exodo, p. 97), es
de notar que no había ningún espíritu de sectarismo en el culto: no vacilaron
los israelitas en participar en un culto oficiado por un sacerdote de Madián
(comp. Gen_14:17-20), ni trataron a
Jetro como un intruso en el campamento israelita. Aarón y todos los ancianos
de Israel fueron a comer con el suegro de Moisés delante de Dios (v.
12b).
(b) La
institución de un sistema judicial,Gen_18:13-27. Al día
siguiente Jetro observó a Moisés sentado administrando justicia mientras que el
pueblo estaba de pie delante de él todo el día (v. 13). Al preguntarle
qué hacía (v. 14), Moisés respondió que el pueblo venía para
consultar a Dios y para cualquier asunto (vv. 15, 16a). Dijo que era
juez entre ellos y les hacía conocer las leyes (hukkai H2706)
y las instrucciones (toroth H8451) de Dios (v. 16b).
Servía como mediador entre el pueblo y Dios. No confiaba solamente en su propia
sabiduría; les daba enseñanzas divinas en cuanto a las necesidades.
Hukkai H2706
son prescripciones o decretos legales, y en este contexto tratan de aspectos
civiles de la vida (ver Jer_32:11, términos;
Isa_10:1). Toroth H8451
significa aquí el concepto de direcciones o estatutos religiosos (ver 12:49;
13:9; 16:4; Deu_17:11, etc.). La
palabra "ley" (torah H8451) viene del verbo que
significa "dirigir" o "señalar la dirección". La ley
primeramente señalaba la dirección en el sentido oral; luego llegó a ser
codificada y fue considerada como un cuerpo de normas (leyes) escritas. Para
Israel, la ley, con sus estatutos y prescripciones, llegó a tener una
influencia triple: gobernaba la vida civil, ceremonial, y moral.
En el AT, se emplea la palabra
"ley" de varias maneras: (1) Para instrucciones humanas y divinas
dadas para casos particulares; (2) para el decálogo o los diez mandamientos;
(3) para el Pentateuco como la ley de Moisés (ver Neh_8:2;
Mat_5:17; Luk_24:44),
y (4) para el cuerpo total de normas que gobiernan las actividades humanas, es
decir, el AT mismo (comp. Joh_12:34; 1Co_14:21). Exodo 18 arroja luz sobre el
comienzo del proceso: Moisés funciona como juez en la creación de un núcleo
primitivo de la ley hebrea (ver 20:23-23:33) y el proceso de jurisprudencia. En
esto le sirve su preparación legal egipcia, su conocimiento de las tradiciones
patriarcales y su experiencia con los madianitas en el desierto. A la sabiduría
legal vigente se le agregarán las leyes fundamentales reveladas en los
capítulos venideros.
En la estructura literaria del
libro, así como en Exodo 2, el anuncio del nacimiento del niño Moisés sirve
como preludio a la liberación del pueblo, Exodo 18, con el nacimiento de la
legislación, sirve como preludio de la dádiva de la ley constitucional que
establecerá la naturaleza del verdadero pueblo de Dios (Exo. 20).
Cuando Jetro vio que la
responsabilidad era demasiado pesada para un hombre solo (v. 18), le
ofreció a Moisés un consejo paternal: (1) Que fuese Moisés el mediador entre
Dios y el pueblo, y (2) que fuesen seleccionados hombres fieles para juzgar los
asuntos comunes entre la gente (vv. 20-22; comp. las tareas de los apóstoles y
diáconos en Act_6:1-7). Le aconsejó a
Moisés que se ocupara de las tareas de intercesión y enseñanza, y juzgara
únicamente los asuntos difíciles. La enseñanza de las leyes incluiría los
decretos civiles (hukkim H2706) y las instrucciones
religiosas (toroth H8451).
Para mejorar la organización
deficiente, Jetro sugirió que Moisés seleccionara subordinados para dirigir el
trabajo menos difícil, poniendo jefes sobre grupos de mil, de cien, de
cincuenta y de diez. Indicó cuatro cualidades esenciales para los hombres
nombrados oficiales públicos (v. 21) :
Que fuesen
capaces. La palabra viene de una raíz que significa fuerza o potencia, y se
refiere normalmente a la fuerza física. En este sentido indica a hombres de
valor, o héroes (ver Jos_1:14; Jdg_6:12). También se la emplea para los hábiles
o experi-
mentados y así indica a los
competentes o aptos. Frecuentemente la palabra se refiere a una calidad moral
(ver Gen_47:6; Psa_12:4; Psa_31:10).
La LXX la traduce como hombres potentes. Parece bien interpretarla en el
contexto como los "capaces, física y moralmente", para la tarea.
Que fuesen
temerosos de Dios. Son los que tienen respeto y reverencia para
Dios; son dedicados a él y firmes en su fe.
Que fuesen
hombres íntegros (lit. "hombres de verdad"). Hombres de la verdad cuyas
palabras podrían ser aceptadas al pie de la letra. La palabra también significa
"firmeza" y "fidelidad". Se deriva de un verbo que
significa "confirmar", "sostener", o "creer". Así
que, un "hombre íntegro" es uno de confianza sobre el cual se puede
apoyar con confianza; es confiable; es firme en palabra y hecho.
Que aborrezcan
la avaricia o las ganancias deshonestas. El soborno, la coima y el
testimonio falso son temas de constante preocupación bíblica; son elementos que
destruyen la justicia y hacen fallar el sistema judicial.
Habiendo hecho sus
recomendaciones, con autoridad Jetro animó a Moisés a llevar a cabo el programa
si fuese la voluntad de Jehová (v.
23). Para él era importante que su consejo estuviera de acuerdo con el
propósito divino. Evidentemente, como sacerdote de Dios y suegro de Moisés,
tenía el derecho de hablar así con él.
Moisés aceptó el consejo de su
suegro y el capítulo termina con el feliz cumplimiento de la organización (vv.
24-26; ver Num_11:16-17, Num_11:24-30; Deu_1:9-18).
Después, Moisés despidió a su suegro y lo acompañó a la frontera de su tierra (v.
27). Jetro no acompañó a Israel a la tierra prometida, aunque algunos de
sus hijos lo hicieron (Jdg_1:16). Con
el cap. 18 se terminan los temas de la opresión, la liberación y el viaje a
Sinaí.
Verdades
prácticas
1. La historia demuestra que la
palabra de Dios sembrada fielmente ha sido influyente en la formación de los
pueblos libres. A la inversa, la historia afirma trágicamente que el descuido
de la palabra de Dios por los pueblos libres ha resultado en la pérdida de la
libertad.
2. El pueblo de Dios debe
recordar constantemente los grandes hechos de Dios a favor de la salvación y
celebrarlos gozosamente en los cultos de adoración.
3. Lo opuesto de la confianza es
la ansiedad o intranquilidad. Un amigo dijo: "El preocuparse debe tener
mucho valor. De la experiencia mía, noventa y cinco por ciento de lo que me
preocupa ¡nunca ocurre!" Israel se preocupaba de muchas cosas en el
desierto. El fondo de su problema era la falta de confianza en Dios. Si hubiera
confiado más en el Señor se hubiera preocupado menos de los posibles
contratiempos futuros de la vida.
4. Cuando el pueblo de Dios
enfrenta dificultades suenan con claridad dos exhortaciones bíblicas: "¡No
temáis! Estad firmes..." (Jdg_14:13,
Jdg_14:15). Ninguna situación es
demasiado difícil para Dios. El miedo y la oposición pueden inmovilizar al
creyente. La fe en Dios lo hace a uno capaz de afrontar los problemas
personales, superarlos y marchar hacia una vida mejor de servicio en el nombre
del Señor.
5. Es imposible vivir en el
pasado. Es mejor trabajar para mejorar el presente y el futuro en vez de
lamentar la imposibilidad de volver a las experiencias de ayer.
Verdades
prácticas
1. En el desierto Dios dio a los suyos la satisfacción de las
necesidades de la vida. No les dio una vida lujosa ni les proveyó de antemano
lo necesario. Tuvieron que aprender a confiar en la providencia divina por
medio de la experiencia personal.
2. El juicio crítico es
inevitable en la vida. Al recibirlo, debe ser evaluado para ver si es válido,
y, en tal caso, responder positivamente para corregir lo necesario. Si no es
válido, no debe tomarse personalmente; no obstante, es conveniente buscar las
razones de ese concepto erróneo y buscar medios para mejorar la percepción. Al
recibir una crítica no debe uno buscar venganza ni procurar pagar en la misma
moneda. Tampoco se debe criticar a los líderes cristianos sin razón. Dios tomó
personalmente las quejas elevadas contra Moisés y Aarón (Jdg_16:8).
3. El que trata de complacer a
todos no complacerá a nadie. Debido a la naturaleza corrompida de la humanidad,
no existe un líder perfecto, ni es posible que todos estén satisfechos con
todos los hechos de los demás. Sin embargo, el amor cristiano respaldará,
ayudará y rectificará cuando sea necesario. En tales casos todo se hará sin
rencor y sin un espíritu de juicio; positivamente, se lo hará con ternura y en
el vínculo del amor encontrado en Cristo.
4. Una preocupación crónica puede
dañar el cuerpo humano: reduce la resistencia del cuerpo a la enfermedad,
afecta negativamente el sistema digestivo y el corazón, y, si afecta al
descanso, puede producir desánimo y problemas emocionales.