Mundo Hispano 2019-09-16
Éxo 23:1-33
d. Relaciones
justas entre personas, 23:1-9. Esta sección de admoniciones trata de la
rectitud en la administración de justicia y del comportamiento para con los
enemigos. Están dirigidas a todos los llamados a testificar en un pleito: la
justicia tiene que ser imparcial.
Verdades
prácticas
1. Los mejores sistemas legales son los basados en la naturaleza de Dios
y no en la naturaleza egoísta de los hombres. De acuerdo con los inevitables
cambios sociales hay demanda de leyes nuevas. Para que sean justas, equitativas
y comprensivas, deben seguir la norma divina establecida por Jehová .
2. El Señor demandaba que Israel
tratase justamente a todos, incluidos los ciudadanos libres, los extranjeros,
los esclavos, las viudas, los huérfanos y los pobres. No debía haber clases
excluidas en el sistema legal.
3. Las leyes casuísticas trataban
de los casos específicos producidos por las situaciones sociales; sin embargo,
eran las leyes apodícticas las que regían como normas. La ley directriz
(apodíctica) tiene validez en toda época y en toda sociedad. Aunque las leyes
casuísticas no pierden su valor, se aplican únicamente en el contexto
especificado.
4. Los dirigentes honestos son
indispensables para mantener un sistema judicial equitativo. El soborno es un
cáncer del alma y destruye la eficacia del sistema legal de un pueblo (23:8).
5. Dios exigía un castigo justo
por las infracciones de la ley. El castigo debía ser seguro e imparcial (23:3),
el acusado debía ser culpable (23:7), el castigo se medía conforme a la
gravedad del crimen o a los daños causados (21:23-25), y se preocupaba por los
derechos de las víctimas y la restitución de los daños ocasionados por el
crimen. Los infractores eran tratados como personas; sin embargo, eran
responsables de sus acciones y por las pérdidas ocasionadas por ellas
(22:1-16).
(a) Los
pleitos, 23:1-3. En cuanto a los pleitos, la evidencia tiene que ser verídica; además,
no se debe hacer favoritismo al pobre por compasión (v. 3), ni al rico
pervirtiendo la justicia. La justicia no debe tener escalas que favorecen a un
nivel social sobre otro; la justicia debe ser imparcial para todos (ver Lev_19:15). Se condenan rumores falsos (v.
1), acuerdos perversos y el seguir a la mayoría para hacer el mal (v.
2) o para quedar bien con los “ricos,” es decir, con los “grandes”
“poderosos.”
(b) El trato
con el enemigo 23:4, 5. Al encontrar un animal extraviado del enemigo, devuélveselo,
o si ves caído debajo de su carga el asno del que te aborrece, no lo dejes
abandonado. Probablemente el enemigo se refiere a un hebreo que había
sido un adversario en un pleito legal. De todos modos, la demanda por la
justicia va más allá que las relaciones personales o legales. El concepto se
acerca a las palabras de Jesús de amar al enemigo (Mat_5:44).
En cuanto al segundo mandato, hubiera sido más difícil ayudar a un animal de un
enemigo mientras que estuviera presente el adversario (ver Deu_22:4). Sin embargo, era más importante
hacerlo en su presencia.
(c) La
justicia para los pobres,Deu_23:6-8. Se ofrece
protección al necesitado, al inocente y al justo. Se dan
dos admoniciones al pueblo de Dios: (1) no acusar falsamente a nadie, y (2) no
recibir soborno, lo cual ciega a los que ven con claridad y pervierte las
palabras de los justos (v. 8).
La palabra necesitado es
diferente a la usada para el pobre en el v. 3, la cual se refiere a un
hombre empobrecido. El necesitado es una referencia más bien a un hombre
pobre que es piadoso.
(d) La
justicia para el extranjero,Deu_23:9. Antes se
había amonestado a Israel contra la opresión del extranjero (Deu_22:21). Aquí la ley indica que se le debía
dar el mismo trato en un pleito que el que recibiera un hebreo. La justicia
debía ser igual para todos. Otra vez el Señor los hace recordar su historia; no
debían ser injustos para con los extranjeros debido a su sufrimiento pasado, ni
para vengarse ni para sacar alguna ventaja personal del extranjero.
e. Un
calendario agrícola,Deu_23:10-13
Esta sección contiene algunas
prescripciones sobre el culto público que tratan del año sabático, del sábado,
de las fiestas de peregrinación, de las ofrendas y de los sacrificios.
(a) El año
sabático,Deu_23:10-11. El año
sabático era en ciclo de años lo que el sábado era para la semana (ver Lev_25:1-7, Lev_25:20-22).
Según el texto, su finalidad era social o humanitaria; sin embargo, se incluían
valores ecológicos y económicos también. Por medio de él se preservaba la
naturaleza y la economía por dejar en barbecho las tierras, pues se renovaban y
se hacían más productivas, a la vez que ofrecían una fuente de bienestar social
para los necesitados y un refugio para los animales del campo. Tal como el
sábado, el motivo era religioso; Dios es dueño de todo y se preocupa por el
mundo y por todo lo que vive en él.
Aunque no lo indica el texto,
probablemente no todos observaban el año simultáneamente, para no desequilibrar
la economía; además de eso, ¿habría ayuda para los pobres únicamente en el año
sabático? De todos modos, la ley era para todas las tierras y para todos los
productos. En el año sabático se prohibían las labores de siembra y de cosecha.
Originalmente se destinaba el
producto espontáneo del campo a los pobres; más tarde se amplió la ley para que
el producto sirviera de alimento para el dueño, sus siervos, el jornalero, el
forastero residente, el ganado y los animales que hubiera en la tierra de uno (Lev_25:1-7). Solían hacerse los contratos de
arrendar la tierra a base del año sabático, después del cual todo se volvía a
su dueño.
(b) El día
sábado,Lev_23:12. Tal como se
encuentra en Deu_5:14, la razón por el
sábado era humanitaria (ver la discusión del día en 16:27-30).
(c) El culto
único de Jehová , 23:13. Jehová es Dios
celoso (20:3-5): No mencionaréis los nombres de otros dioses, ni se los oiga
en vuestros labios (v. 13). El mencionar el nombre de un dios era
reconocerlo e invocar su supuesto poder.
f. Las tres
fiestas anuales, 23:14-17
Tres veces al año todos los
hombres debían presentarse delante de Jehová
para celebrar las fiestas especificadas: la de los panes sin levadura,
la de la siega de los primeros frutos y la de la cosecha a la salida del año.
Las tres eran fiestas agrícolas e Israel las iba a observar plenamente una vez
ubicado en Palestina.
(a) Origen de
las fiestas, 23:14, 17. Las fiestas no tuvieron su origen en Israel.
Eran fiestas antiguas; sin embargo, bajo las instrucciones divinas, llegaron a
tener nuevos significados históricos y religiosos para Israel. Las fiestas
servían como oportunidades de adorar a Dios y de recordar la historia sagrada
de la salvación. Fueron instrumentales en preservar la fe única del pueblo de
Dios.
(b) La fiesta
de los panes sin levadura, 23:15. La fiesta de los ácimos se celebraba por siete
días en la primavera al comienzo del mes de Abib en la siega de la cebada (ver
12:14-20). El festival marcaba la transición de lo viejo a lo nuevo y servía
como un ritual para dar gracias por la nueva cosecha que iba a llegar. También
se celebraba la Pascua en el primer día de la fiesta (ver 12:1-20; Lev_23:5-8; Deu_16:1-8).
De las tres fiestas nombradas aquí, ésta es la única a la cual se agrega la
nota histórica específica en la Biblia. Las otras llevan implícitamente la nota
histórica por medio de recordar la bondad y cuidado de Dios en la vida de la nación.
(c) La fiesta
de la siega del trigo,Deu_23:16. Se la
llamaba también la “fiesta de las semanas” (por celebrarse siete semanas
después de haber ofrecido las primicias de la cebada, o la de “las primicias”)
y, por último, “Pentecostés” (cincuenta días = siete semanas; ver 34:22; Lev_23:15-16; Deu_16:10,
Deu_16:16; Num_28:26;
Act_2:1; Act_20:16;
1Co_16:8; etc.). Al celebrar la fiesta,
acuérdate que tú fuiste esclavo en Egipto; por eso guardarás y
cumplirás estas leyes (Deu_16:12).
La tradición judía más tarde la relaciona con el pacto de Sinaí y la dádiva de
la ley.
(d) La fiesta
de la cosecha a la salida del año,Deu_23:16. Esta es la
fiesta de la cosecha de los frutos tardíos o la vendimia (ver 34:22; Lev_23:39; Deu_16:13),
en septiembre u octubre. Se la llama también la fiesta de “los tabernáculos”
por las cabañas de ramas que se construían en memoria de las tiendas del
desierto, (ver Deu_16:13-15; Lev_23:39-43).
g. Ofrendas y
sacrificios,Lev_23:18-19. Se
consideraba que la sangre y el sebo eran sagrados y que debían ser tratados con
sumo cuidado (ver 34:25; Lev_1:8-9; Lev_3:17). Lo mejor de las primicias (v.
19) era lo mejor de los primeros frutos.
No cocerás el
cabrito en la leche de su madre (v. 19; Lev_34:26)
tiene referencia a un rito cananeo pagano conocido ahora por una referencia
encontrada en la literatura de Ugarit. Formaba parte de un rito del culto de
Astarté (o de Asera), la diosa de la fertilidad, en Ras Shamra. Dado que tenía
un sentido pagano y supersticioso, aunque era neutral en sí mismo, se prohibió
a los hebreos cocer el cabrito en la leche de la madre por el mal testimonio y
por la posibilidad de ser mal interpretados por los paganos (ver el principio
en 1Co_10:27-33). Se debe evitar todo
aspecto del mal.
Antes del hallazgo arqueológico
de Ugarit, se ofrecían varias interpretaciones del versículo: (1) El posible
concepto de la santidad de la leche, (2) la prohibición de usar leche agria en
la preparación de la comida, y (3) tal práctica indicaría un desprecio por la
relación entre la madre, la fuente de la vida, y el cabrito.
(4) La
exhortación final,1Co_23:20-33. El Libro del
Pacto termina con exhortaciones, promesas y admoniciones. El fin principal era
conservar la pureza de la religión monoteísta de Jehová una vez que el pueblo entrara en conflicto
con la cultura cananea. Dios promete guiar, proteger, alimentar, sanar y
multiplicar a su pueblo; además, infundirá miedo y desaliento a los pueblos
cananeos y dará victoria a Israel en el proceso de la conquista de la tierra.
Por su parte exige a Israel mantenerse fiel al pacto establecido con él en
conducta interna y en práctica externa; debe obedecer a Dios y a su
representante; no deberá adorar a los dioses cananeos, sino que destruirá todos
los objetos de culto pagano en la tierra prometida.
a. La función
del ángel del Señor,1Co_23:20-23. El
ángel se menciona tres veces en el libro:1Co_14:19,1Co_23:20 y 32:34 con 33:2 (ver 13:21, 22; Jdg_2:1); el ángel es distinto de Jehová , pero
sigue las instrucciones divinas, habla por Jehová , pero no perdona las
rebeliones (v. 21).
La palabra ángel significa
un mensajero, que puede ser humano o celestial. Siempre es necesario
distinguirlo en el contexto mismo y en este caso es algo oscuro. Lo claro es
que Jehová guiará a los obedientes de
acuerdo con su sabiduría y voluntad. A Israel le hizo tres promesas: (1) El
envío de un ángel (v. 20) en el cual estaría su nombre (la presencia de
Dios mismo, v. 21); el enviado les serviría de guía en el viaje a Canaán; (2)
el envío del terror de Jehová para
confundir a los pueblos de Canaán (v. 27); (3) el envío de la avispa
para echar a los pueblos de Canaán (v. 28).
Históricamente el ángel ha sido
identificado de varias maneras: (1) Un ángel celestial, posiblemente el Angel
de Jehová (Jdg_2:1),
(2) una referencia al arca del pacto que iba delante de ellos en el viaje de
Sinaí (Num_10:33-36), (3) un caudillo
(mensajero) representante de Dios (Moisés y después Josué). De acuerdo con el
pensar de la época, probablemente se refiere a un representante celestial; sin
embargo, no se puede descartar categóricamente la posibilidad de que sea un
caudillo humano. De todos modos, el obedecer al ángel —es decir, a Jehová —
resulta en bendiciones (vv. 25, 26; ver Deu_7:13-15;
Deu_28:1-14).
Verdades
prácticas Hubo tres elementos
principales en la confirmación del pacto en Sinaí: un mediador, la sangre del
sacrificio y una fe obediente. Los mismos elementos se encuentran, en un nivel
superior, en la confirmación del Nuevo Pacto: Cristo vino de los cielos como el
mediador de un pacto superior (Heb_8:6);
el nuevo pacto fue sellado con la sangre de Cristo, quien, sin mancha, se
ofreció a sí mismo a Dios (Heb_9:13-15),
y quien, por medio de la fe obediente, creer en él, concede la vida eterna (Joh_6:43-51).
b. Advertencias
y promesas,Joh_23:24-33. La cultura y
la religión de Canaán iban a ser una tentación grande para Israel: No debían
hacer como hacían ellos (v. 24; Lev_18:3).
Los arqueólogos han encontrado piedras rituales en Palestina que son bloques de
piedra de unos dos m. de largo por medio m. de ancho. La gente los erigía como
símbolos de la divinidad en una región, y los dedicados a Baal y a Astarté
(Asera, Deu_7:5) se asociaban con un
culto de fertilidad. Además de no adorar a los dioses cananeos, debían destruir
los objetos de culto, o los símbolos de idolatría (v. 24; Deu_7:5; Deu_12:3;
Lev_26:1; etc.). Se notará que los
israelitas levantaron “piedras” (no labradas) ocasionalmente en conmemoración
de algún evento histórico, pero no eran objetos de adoración ni centros
sensuales de actividades del culto (ver 24:4; Jos_4:20;
también, Gen_28:18; Gen_31:45; Gen_35:14,
Gen_35:20).
Jehová luchó a favor de Israel por medio de las
plagas, las piedras, las tormentas, y los temblores—la naturaleza estaba a la
disposición del Señor para infundir terror y confusión a los
enemigos del pueblo (v. 27). Se creía el pueblo en la “guerra santa”
(ver 15:16; también Deu_7:23; Jos_10:10; Jdg_4:15;
etc).
La avispa (Deu_7:20; Jos_24:12)
puede interpretarse de varias maneras: (1) Podría ser un insecto muy molesto y
común en Palestina. Sería un aliado y agente de Jehová para arrojar a los habitantes de la tierra (v.
28); (2) podría referirse a los egipcios cuyo símbolo (de bajo Egipto) era
un avispón; es decir, mientras que Israel estuviera en el desierto los egipcios
debilitarían a Canaán (o aún pudo haber sido otro poder militar); (3) podrían
ser acontecimientos sobrenaturales que producirían las victorias (ver Jos_10:11-14; Jdg_5:4-5,
Jdg_5:20-21).
Poco a poco
los echaré de tu presencia (v. 30) indica una conquista lenta de la
tierra (ver Jos_10:28-43; Jos_11:16-23; Jos_21:43-45),
y la razón dada (v. 29; Deu_7:22) por
la tardanza en echar a los cananeos no concuerda con la traducción tradicional
del número elevado de israelitas que salieron de Egipto en 12:37 (ver el
comentario del versículo).
Las fronteras indicadas (v.
31) fueron alcanzadas únicamente durante el reinado de David; bajo el de
Salomón comenzó el proceso lento de la pérdida del territorio. Las fronteras
iban desde el mar Rojo, “el mar de los Juncos”, es decir, desde el ramal más
oriental del mar Rojo o golfo elanítico (de Aqaba) hasta el Mediterráneo, el
mar de los filisteos; desde allí se incluía el desierto, el desierto
arábigo o el de Arabia Pétrea, hasta el Río, es decir, el Eufrates, la
frontera natural de Mesopotamia.
El Libro del Pacto termina con
otra exhortación a la fidelidad exclusiva a Jehová . El hacer pactos con otros
pueblos indicaría la necesidad de reconocer a sus dioses aunque se negaran a
adorarlos personalmente. Los únicos habitantes en la tierra prometida debían
ser aquellos que hacían el pacto exclusivo con Jehová . Se debía evitar el
peligro de la coexistencia de cultos; la cultura avanzada y la moralidad baja
de los cultos cananeos serían una tentación excesivamente grande para la fe
nueva e inmadura de Israel (vv. 32, 33).
Por medio de la legislación, se
nota una sociedad primitiva de vida nómada con advertencias para una vida
sedentaria de características simples y agrícolas; no hay ciudades, no hay
comercio bien desarrollado, no hay rey, ni existen referencias a una autoridad
central. Se anticipa un desarrollo económico y se imponen leyes humanitarias y
progresivas para las clases menos privilegiadas.
La sociedad se une bajo una
autoridad religiosa y se discuten tensiones sociales y religiosas. Se advierte
contra un sincretismo religioso; se condenan abusos serios en la sociedad, y se
dirige la atención hacia las injusticias contra los más débiles, es decir,
contra los esclavos, los pobres, las mujeres, las viudas, los huérfanos. Es el
primer paso para unir y aplicar el significado de los principios eternos del
Decálogo (las leyes apodícticas) en la sociedad cotidiana por medio de
estatutos (las leyes casuísticas).