Mundo Hispano 2019-09-23
Éxo 33:1-23
La orden de seguir el viaje a
Canaán no fue dada para que la salida fuera de inmediato, sino fue una palabra
para reasegurarles que todavía el Señor iba a cumplir con las promesas dadas a
los patriarcas (33:1). En realidad tardaron unos nueve meses antes de partir de
Sinaí rumbo al norte (Num_10:11-12).
Además, la razón de poner al ángel como substituto para guiarlos era más para
proteger a Israel que para castigarles, no sea que te consuma en el camino
(Num_33:3): Ya los había castigado con
la plaga (Num_32:35).
Al escuchar la mala noticia de
que Dios mismo no iba a guiarles en el camino, hicieron duelo (Num_33:4). Aunque la rebelión había forzado a
Jehová a alejarse de en medio de ellos,
si el arrepentimiento era genuino el Señor podría poner en práctica un plan
nuevo para estar cerca de ellos (Num_33:5-6).
El quitarse las joyas que pusieron para el culto y la fiesta malvada sería un
símbolo de penitencia, y reduciría la tentación de repetir lo mismo al tener
contacto con los cultos idolátricos que eran comunes en la región. De todos
modos la ausencia de las joyas distinguía a Israel de las demás naciones. Había
una diferencia visible interna y externa entre el pueblo de Dios y los demás
pueblos. Tenía una vida menos ostentosa, y en el culto se pondría de relieve la
gloria de Dios en vez de dar prioridad a lo humano por medio de adornos
sensuales.
Con la contrición de la gente, Moisés
tomó una tienda y la levantó fuera del campamento, a considerable distancia. A
esta tienda la llamó: tienda de reunión. Y sucedía que todo el que buscaba a
Jehová , iba a la tienda de reunión que estaba fuera del campamento
(Num_33:7). Con la entrada de Moisés en
la tienda, la columna de nube descendía y se detenía a la entrada... y Dios
hablaba con Moisés... Entonces Jehová
hablaba a Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo (Num_33:9-11). Cuando Moisés estaba en el
campamento, Josué, su ayudante, no se apartaba de la tienda (Num_33:11b). Debido al fracaso de Aarón, Josué
tomó cada vez más una posición de mayor importancia.
Con la tienda de reunión, Dios
indicaba que no abandonaría al pueblo arrepentido; sin embargo, el lugar de
reunión se separaba de en medio de pueblo. La santidad divina no puede morar en
la presencia de la impureza y del espíritu obstinado.
En cuanto a la tienda, existía
antes de la construcción del tabernáculo. Era muy sencilla; estaba fuera del
campamento, en tanto que el tabernáculo estaba en medio de él (Num_25:8; Num_2:1-2);
estaba solo, en tanto que al tabernáculo asistían los sacerdotes (Num_40:12-15). La tienda de reunión servía
principalmente como un lugar de retiro para Moisés cuando buscaba una palabra
de Jehová .
(3) La gloria
de Jehová revelada,Num_33:12-23. Esta sección trata de la
presencia de Jehová con el pueblo. La
apostasía no había anulado las promesas de Dios, sino que las había
restringido. Por causa de ella, el Señor había dicho que no subiría con ellos a
la tierra prometida para que su presencia santa no los consumiera por su
pecado. Sin embargo, en su lugar prometió enviar a un ángel para arrojar a los
habitantes de Canaán (Num_33:2-3). La
falta de la presencia misma de Jehová le
preocupó a Moisés y lo animó a elevar tres peticiones a Dios referentes al
tema; quería que Jehová mismo los
acompañara y en cada petición se atrevía a pedir más que lo que había pedido en
la oportunidad anterior.
a. La primera
petición,Num_33:12-14.
Moisés no conocía la ruta ni el territorio
desde Sinaí hasta Canaán. Debido a la instrucción del Señor de subir a la
tierra prometida (Num_33:1), quería
saber quién iba a guiarles: Ahora, si he hallado gracia ante tus ojos, por
favor muéstrame tu camino... considera también que esta gente es tu pueblo (v.
13). El ángel (v. 2), ¿Quien era? La palabra significa literalmente
un mensajero y podría ser un ángel celestial o humano (ver 13:21, 22; 14:19;
23:20, 23; 32:34; Isa_63:9-10).
Probablemente la respuesta específica se encuentra en Num_10:29, cuando se indica a Hobab, el hijo de
Reuel, como el que conocía la tierra y les sirvió de guía.
La respuesta inmediata vino
cuando el Señor dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso (v.
14). La frase inicial se traduce literalmente mi rostro irá contigo.
Tal como había sido prometido meses antes en frente de la zarza que ardía, Dios
le aseguró que su presencia seguiría acompañándole (v. 14; ver 3:12; 24:6; ).
La promesa era un paso adelante sobre la presencia de un ángel.
Además de la seguridad de la
presencia divina, el Señor agregó que daría descanso a Moisés. Esto no
significa que Moisés iba a dejar de trabajar, sino que el Señor iba a darle
reposo. Era un resultado de la entrega de la vida a la voluntad del Señor y una
confirmación de que iba a cumplir con la tarea encomendada. En este sentido el
Señor le daba un descanso interior más bien que una vida externa tranquila.
b. La segunda
petición, 33:15-17. La segunda petición de Moisés demuestra una vez
más su grandeza y su identificación profunda con el pueblo. Moisés quería tener
la seguridad personal de la presencia divina, pero quería que el pueblo la
tuviera también. Unicamente con la presencia de Jehová podría Israel llegar a ser una nación diferente,
un pueblo especial entre todos los pueblos... un reino de sacerdotes y una
nación santa (19:5, 6). Moisés no quería salir de Sinaí a menos que la
presencia del Señor los acompañara (v. 15); esta sería la única manera
en la cual podrían llegar a ser diferentes de los demás pueblos y hacerles
saber que habían hallado la gracia del Señor (v. 16).
La presencia del Señor también
haría otra diferencia grande entre Israel y los demás pueblos: Nunca habría
necesidad en Israel de hacer peregrinaciones al lugar sagrado de la revelación
suprema, a Sinaí, para adorar a Dios, o para buscar su presencia. La presencia
divina en el camino diario haría la diferencia entre el pueblo de Dios y los
demás pueblos (nótese el significado del tabernáculo).
En respuesta, Jehová dijo a Moisés: “También haré esto que has
dicho, por cuanto has hallado gracia ante mis ojos y te he conocido por tu
nombre " (v. 17).
c. La tercera
petición 33:18-23. Para una confirmación de la palabra recibida,
Moisés le dijo: Por favor, muéstrame tu gloria (v. 18). En el
capítulo se indican cuatro palabras diferentes que significan la presencia del
Señor: un ángel de Dios (v. 2; ver el ángel de Jehová ), la presencia
de Dios (vv. 14, 15, 20; lit., el rostro de Dios), el nombre de
Dios (v. 19), y la gloria de Dios (vv. 18, 22).
Por medio de su gloria (kabod
H3519),
Dios revela su presencia con su poder, honor y santidad; no obstante, a la vez
que se revela, el Señor se esconde. La gloria significa el peso, el honor o la
riqueza de una persona. En Exodo la gloria de Dios se manifiesta como un fuego
o como la nube que se envuelve (se revela y se esconde): La gloria de Jehová posó sobre el monte Sinaí, y la nube lo
cubrió por seis días...y la apariencia de la gloria de Jehová en la cumbre del monte era como un fuego
consumidor ante los ojos de los hijos de Israel (24:16, 17; ver 16:7, 10;
19:18; 40:34; Lev_9:23; Num_14:10; Num_20:6;
Zec_2:5). La gloria era el testimonio
de la presencia del Señor; había más de ella de lo que se veía. La capacidad
humana está limitada para comprenderla y Dios manifestó lo necesario de sí
mismo para cumplir con su propósito. La revelación progresiva no fue un proceso
evolutivo del hombre para descubrir la verdad de Dios, sino fue un proceso de
la gracia divina por la cual el Señor se manifestó al hombre de acuerdo con su
sabiduría divina a la luz de las limitaciones humanas.
El Señor accedió al pedido de su
siervo; sin embargo, lo hizo de acuerdo con el designio divino, y en ello había
un propósito didáctico tanto como una afirmación de la presencia divina. Moisés
no vería el rostro de Dios: No podrás ver mi rostro, porque ningún hombre me
verá y quedará vivo (v. 20).
Evidentemente, Moisés quería ver
la gloria plena del Señor. A veces el rostro simbolizaba la persona total o el
encontrarse con una persona (ver Gen_32:20
: verle literalmente es ver su rostro). El no ver el rostro de
Dios significaba que Moisés no podía conocerle absolutamente ni quitarle lo
misterioso. No podía entender la profundidad de la naturaleza de Dios. Aunque
tenía el privilegio de hablar personalmente con Dios, no podía conocer a Dios
como Dios lo conocía a él. La enseñanza era fundamental: Nadie verá a Dios cara
a cara en este mundo; nadie lo conocerá completamente; Dios siempre será mayor
de lo que la comprensión humana puede captar; Dios se revela y se esconde a la
vez. Siempre hay más que conocer acerca de Dios que lo que se ha experimentado.
En esto se encuentra la profundidad inagotable y la esperanza de caminar con el
Señor de la gloria.
Entonces Dios escondió a Moisés
en una hendidura de la peña (v. 22) y lo cubrió con su mano hasta
que hubo pasado la gloria divina, y dijo: Después apartaré mi mano, y verás
mis espaldas. Pero mi rostro no será visto (v. 23); no vio el ser
mismo de Dios (ver Joh_1:18). No
obstante, la gloria presente del momento estaba ligada estrechamente con la bondad,
el nombre, la misericordia y la compasión del Señor ya revelada (v.
19).
Para poder comunicar la enseñanza
se emplean términos antropomórficos. La palabras rostro, mano y espaldas
(v. 23) son metáforas o símbolos que ayudan a las personas finitas a
comprender algo de la gloria del infinito; no son derivados de lo visto ni son
dados para retratarlo. Siempre se verá la gloria de Dios desde atrás. El Señor
revela su gloria por medio de su actuación en el mundo, no por medio de la
especulación filosófica. Siempre se lo entenderá por medio de la retrospección.
No se puede, ni se debe tratar de ponerse adelante de Dios para que acuda él a
los planes de uno. Así no se le verá; hay que seguirle.
En el contexto se unen la gloria
con la bondad y el nombre (v. 19) de Dios. Se expresa la
bondad ontológicamente por medio de la misericordia y la clemencia con la que
perdonaba a Israel por la apostasía (v. 19). Entonces, el ver la gloria
de las espaldas de Dios es ver dónde ha estado. En el contexto total del libro,
se las ve por la magnitud de la obra de rescatar a Israel de la esclavitud, de
guiarles a Sinaí, de pactar con ellos, de darles la constitución nacional y de
perdonarles la apostasía; todo esto es ver las espaldas de Dios. Siempre se
entenderá lo que hace él después del hecho (ver la respuesta de Jesús a la
pregunta de Juan en Mat_11:2-6).