Mundo Hispano 2019-08-27
Éxo 6:1-30
(a) El
llamamiento reiterado, 6:1-8. Dios le prometió a Moisés que a causa de una
poderosa mano el faraón no solamente dejaría salir a Israel (v. 1),
sino que lo echaría del país (v. 1). Por medio de los prodigios el Señor
cambiaría la situación, y llegaría el momento cuando el egipcio desearía tanto
que se marchasen que con fuerza los arrojaría (garash H1644)
del país (ver Exo_12:33, Exo_12:39; Exo_23:28;
1Sa_26:19; etc.). No obstante, Moisés
tuvo que aceptar la respuesta con fe. Habría largos meses de lucha antes de ver
la salida, y mientras tanto tuvo que afrontar el odio y el rechazo de su gente
que tanto quiso ayudar.
En los vv. 2-8 hay un
llamamiento que es algo similar al de 3:1-4:31. Por eso, algunos lo consideran
el producto de otra fuente antigua preservada independientemente de lo ya
relatado. Aunque es posible, lo más probable es que el Señor quiso reforzar su
propósito en la vida de Moisés. Era un momento crítico; Moisés estaba
desalentado y vacilaba. Dios le dio una palabra nueva de revelación con una
reafirmación de su llamamiento y del poder divino.
El nombre y la
naturaleza de Dios, vv. 2, 3. Se conoce a Dios por medio de su nombre y de
sus hechos; consecuentemente, este pasaje juega un papel importante en el
estudio de la doctrina de Dios. Por primera vez desde la introducción del
nombre Jehová (3:15), aparece el uso del
vocablo Dios (‘elohim H430): Además, Dios dijo a
Moisés: “Yo soy Jehová “ (v. 2). El texto implica que hay etapas en
la revelación de Dios a Israel. Yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob
como Dios Todopoderoso [‘elshaddai H7706]; pero con mi nombre
Jehová [YHWH o JHVH H3068] no
me di a conocer a ellos (v. 3). Primeramente se le conocía con el
nombre Dios (‘elohim H430); después se le conocía como
Dios Todopoderoso (‘elshaddai H7706 ver Gen_17:1; Gen_35:11;
Gen_48:3), y finalmente, como
Jehová (YHWH, o JHVH H3068).
El nombre Jehová es antiguo (ver Gen_4:26;
Gen_15:2, Gen_15:8;
Gen_16:2; Gen_18:14;
Gen_19:13; Gen_24:31),
y no es que aparece aquí por primera vez; sin embargo, ahora el viejo nombre
tendrá un significado nuevo para Israel. De aquí en adelante Jehová será el nombre usado al referirse al Dios del
pacto, y será conocido especialmente como el Redentor: Yo os libraré... Os
redimiré con brazo extendido... (v. 6). Por medio de la revelación
del nombre y el hecho de la liberación, Israel llegará a conocer más
completamente la naturaleza de Dios que lo que la conocieron sus antepasados.
Es decir, la revelación de Dios a Moisés y a Israel es más completa que la que
Abraham recibió (ver también la revelación culminante de Dios en Cristo).
Entonces, el v. 3 parece ser más bien un paréntesis: se enfatiza la
revelación de la naturaleza de Dios involucrada en el nombre Jehová ; se
confirman las promesas hechas anteriormente a los patriarcas, y se revelan el
poder y la autoridad de Jehová .
Los nombres de Dios son
importantes en el desarrollo de la teología bíblica. En la Sagradas Escrituras
hay una relación íntima entre la persona y su nombre. Por ejemplo, no tener un
nombre significa que uno no existe, o no es una persona. Si Dios vive, tiene
que tener un nombre. Así que, hay una relación casi indivisible entre un nombre
y la realidad que representa. Consecuentemente, la manera de tratar el nombre
significa la naturaleza básica de la relación con una persona (ver Exo_20:7). También, el hecho de que el Señor
tiene varios nombres no refleja un concepto politeísta, sino son más bien
revelaciones de la naturaleza del mismo Dios (ver Gen_2:4b,
etc.).
En Exo_6:2-3
se usan tres nombres para Dios: (1) ‘el H410 o ‘elohim H430;
(la forma plural con sentido de singular cuando se trata del Dios verdadero) es
el término general usado por los pueblos semíticos que significa “dios”. Puede
aplicarse a los dioses paganos. El vocablo probablemente proviene de un verbo
que significa “ser fuerte”, o “tener fuerza”. Es un símbolo de poder tal como
se ve en Génesis 1. (2) Shaddai H7706, de la combinación ‘el
H430-shaddai H7706,
probablemente proviene del asirio shadu y significa “montaña”. Sin
embargo, la LXX lo traduce con una palabra que significa “Todopoderoso”, y la
Vulgata sigue usando el término “omnipotente”. Hay un verbo hebreo, sadad
H7703,
que significa “tratar con violencia”, o “demostrar gran poder”. Aunque la raíz
de la palabra Shaddai H7706, es incierta, las dos
posibilidades tratan de un sentir de potencia. Si el término proviene de shadu,
que quiere decir “El Dios de la montaña”, indica un concepto de altura y de
firmeza, e incluye un sentir de misterio y poder (por ej.: las nubes y
tormentas violentas que se forman repentinamente alrededor de las montañas,Exo_19:16; Exo_20:18).
El término aumenta el concepto de ‘elohim H430. (3) JHVH o YHWH
H3068
(ver 3:14) viene probablemente del verbo “ser” y es una forma personal. No se
trata aquí de la existencia de Jehová , sino que se concentra sobre su
presencia con, o entre los que han entrado en el pacto con él.
El pacto y la
promesa de Jehová (vv.
4-8). El Señor reafirma el pacto hecho con los patriarcas (v. 4);
vuelve a asegurar a Moisés que escucha el gemido del pueblo y que no se ha
olvidado el pacto (v. 5). Los patriarcas eran peregrinos y forasteros en
la tierra de Canaán; ahora la tierra se dará a Israel de acuerdo con la promesa
hecha. El pueblo ha de vivir en su propio país con título de propiedad segura.
El nombre de Jehová es la fianza o
garantía de la promesa, y les librará con brazo extendido y con grandes
actos justicieros (v. 6).
Lo que Jehová hará por el pueblo está basado en su
naturaleza. Aunque la revelación nueva del nombre viejo fue el primer paso, los
acontecimientos venideros la confirmarían. En el texto, y de antemano, el Señor
anuncia lo que hará: (1) Yo os libraré de las cargas de Egipto (v.
6a), (2) os libertaré de su esclavitud (v. 6b), (3) Os
redimiré. . . (v. 6c), (4) os tomaré como pueblo mío (v.
7a), (5) yo seré vuestro Dios (v. 7b), (6) Yo os llevaré a
la tierra [prometida] (v. 8a), (7) Yo os la daré en posesión (v.
8b). Otra vez, el nombre de Jehová
es la garantía de lo que ha de ocurrir; la afirmación comienza y termina
con la fórmula, Yo soy Jehová (v.
2a, 8b).
La acción de Jehová puede dividirse en tres categorías: (1) La
redención: librar, libertar y redimir, (2) la oferta del pacto y (3) la promesa
de darles una tierra en posesión (v. 8b).
En los vv. 1-8 se emplea
el yo dieciocho veces. Cinco veces está escrito independientemente del
verbo (nótese que en el hebreo se incluye la persona en la conjugación del verbo)
lo cual hace énfasis gramaticalmente en la persona. La libertad vendrá de parte
de Jehová ; él lo hará. Por esta razón los escritos bíblicos posteriores
siempre se refieren al éxodo de Egipto como una liberación divina.
Teológicamente el pacto (v. 4)
se une con la redención (v. 6). En el pacto Dios se revela por medio del
hecho de la redención (ver Jdg_5:4, Jdg_5:11), y en ello se encuentra tanto la
demanda como la promesa. Jehová demanda
que Israel sea su pueblo y promete que él será el Dios de ellos (v. 7, ver Lev_26:12). Más adelante, con la ratificación
del pacto de parte del pueblo, el Señor revelará cómo cumplir con su voluntad
con la entrega de la ley (ver Exo. 20 y adelante). Trágicamente la historia
revelará el fracaso de Israel en cumplir con el pacto; sin embargo, Dios
siempre es fiel en cumplir su palabra (v. 4).
Para que Israel fuese el pueblo
de Dios, Jehová tendría que redimirlo (v.
6). Consecuentemente, le pertenecería a él. En la época de Moisés se creía
comúnmente que cada zona geográfica tenía su dios que ejercía poder sobre su
dominio. Se consideraba que la gente que vivía en tal lugar automáticamente le
pertenecía al dios y era pueblo de él. Pero no fue así con Israel. Jehová no era un Dios dentro de límites geográficos
y la redención no era asunto de residencia. Jehová entró en una tierra extraña y libertó a los
suyos de la opresión. Además, la redención de Jehová y el pacto ofrecido por él requerían fe y
obediencia de parte del pueblo.
El verbo “redimir” (ga’al H1350)
significa “librar lo que es atado o trabado”. La revelación nueva identifica a
Jehová como el Dios Redentor. (Antes el
verbo es usado en Gen_48:16 cuando
Jacob bendice a José.) Lo llamativo es que ahora Jehová se relaciona con un término técnico antiguo:
es el Redentor (go’el H1350 ).
En la historia de Israel antiguo,
el go’el H1350 era un pariente cercano que
asumía ciertas responsabilidades a favor de una persona. Por ejemplo, (1) si
alguien se veía obligado a vender las tierras de sus antepasados, su go’el
H1350
debía redimirlas (Lev_25:25), (2) si
por causa de la pobreza alguien era forzado a venderse a sí mismo en
esclavitud, su go’el H1350 estaba obligado a comprar
su libertad (Lev_25:47-54), (3) el go’el
H1350
tenía que vengar la sangre de cualquier pariente asesinado (Num_35:16-21), y (4) también con el casamiento
de levirato, un deber particular del go’el H1350 era casarse con la viuda
sin hijos de un hermano fallecido para engendrar prole que preservara el nombre
del hermano (ver Gen_38:7-8; Deu_25:5-10; Rth_2:20,Rth_3:12; Rth_4:1-12).
Al prometer redimir (go’el
H1350)
al pueblo, Jehová se identificó como el
pariente más cercano que rectificaría las injurias hechas a su gente. Estaba
ligado con los suyos por medio del pacto con los patriarcas, e iba a rescatar a
su primogénito —Israel— de la esclavitud.
(b) La
respuesta del pueblo y de Moisés,Rth_6:9-13. De acuerdo
con la palabra de Jehová , Moisés habló a los hijos de Israel; pero no le
escucharon, pues había decaído su ánimo a causa de la dura opresión (v. 9).
Moisés también volvió a reiterar
su reticencia de hablar otra vez con el faraón: Si los hijos de Israel no me
escuchan, ¿cómo, pues, me escuchará el faraón, siendo yo falto de elocuencia?
(v. 12). Otra vez el Señor dio instrucciones a Moisés y a Aarón para
Israel y para el faraón (v. 13).
(c) La tabla
genealógica,Rth_6:14-27. La narración
abre un paréntesis para incluir el linaje de Moisés y Aarón. Es una tabla
genealógica seleccionada de las casas paternas de Rubén, Simeón y Leví sin
incluir a todas las generaciones nacidas en Egipto. El trozo sirve para varios
propósitos: (1) Se trata más bien del linaje de Aarón, quien ahora es puesto en
prominencia y cuya descendencia ha de jugar un papel de importancia como
sacerdotes en Israel. Probablemente se preservaba muchos de estos informes en
círculos sacerdotales, y siempre se procuraba mantener el linaje puro. (2) Se
demuestra cómo Jehová estaba trabajando
paulatina y silenciosamente para librar al pueblo. Había preparado a sus
instrumentos para el momento propicio. (3) Además, se hace una conexión con el
pasado certificando a Moisés y a Aarón como descendientes auténticos de Jacob.
Los hijos de
Israel (Jacob),Rth_6:14-17. No se
presentan los doce hijos de Israel, sino los tres mayores nacidos a Lea: Rubén,
Simeón y Leví (ver Gen_46:8-25; Num_3:1-37). El autor quiere unir históricamente
a Moisés y a Aarón con los que entraron originalmente en Egipto y, de acuerdo
con el texto, los dos son de la cuarta generación desde Leví. Basándose en este
trozo algunos sugieren un período más corto para la permanencia del pueblo en
Egipto que lo sugerido en este estudio; sin embargo, parece que aquí se trata
más bien de una genealogía seleccionada en vez de una completa. (Comp. Rth_4:18-20 y 1Ch_2:4-10
con Exo_6:23; Elisabet parece ser de la
sexta generación.) De los tres nombrados, se indican únicamente los nombres de
sus hijos de la primera generación. Con esto se cumple el fin orientador.
La casa de
Leví : la genealogía de los líderes nuevos,Exo_6:17-27. De los hijos
de Leví, se enfoca a Amran quien tomó por mujer a Jocabed su tía, quien le
dio a luz a Aarón y a Moisés (v. 20). Más tarde se prohibirán tales
casamientos (ver Lev_18:6, Lev_18:12); sin embargo, los dos líderes son del
linaje levítico. Los dos que Jehová
seleccionó son auténticamente descendientes de Jacob. Debido al papel
que desempeñarían en el culto de adoración, se incluyeron los nombres de los
hijos de Aarón: Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. Nadab y Abihú, por introducir
ritos ilegales en el culto, murieron consumidos por un fuego sin dejar
descendencia (ver Lev_10:1-2; Num_3:4; también Exo_24:1,
Exo_24:9). Eleazar sucedió a Aarón como
sumo sacerdote (Num_20:23-29), y el
tabernáculo del testimonio fue construido bajo la dirección de Itamar (Exo_38:21).
También aparecen los nombres de
los hijos de Coré que llegarían a ser los porteros del tabernáculo (1Ch_9:19) y del templo (1Ch_26:1-9). Los hijos se libraron del castigo
divino cuando su padre se rebeló contra Moisés y Aarón (ver Num_26:9-11; Num_16:1-35).
Los coreítas son reconocidos también por sus salmos incluidos en el salterio.
El texto no explica la razón por la
que se omitió la descendencia de Moisés. Es posible que el autor inspirado
simplemente quería dar las credenciales de Aarón, que jugó un papel importante
como portavoz (profeta, ver 7:l) de Moisés en la liberación y como el padre de
la línea sacerdotal.
No obstante, hay otra razón que
pudiera haber influido en la consideración. Trágicamente, la historia indica
una herejía de la línea de Moisés: Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés,
él y sus hijos fueron sacerdotes de la tribu de Dan hasta el tiempo de la
cautividad de la tierra. Así tuvieron instalada para ellos la imagen tallada
que Micaías había hecho... (Jdg_18:30-31).
Si la línea de Moisés estuvo incluida originalmente, la eliminaron en la
transmisión del texto por la herejía cometida por sus descendientes.
La genealogía concluye en una
forma extraña: Estos son aquel Aarón y aquel Moisés... (v. 26);
sin embargo, vuelve la narración nombrando a Moisés primero. Tratándose de una
tabla genealógica, la posible explicación es que usaron el orden de edad (Jdg_7:7) en vez del de dignidad.
(d) La
comisión renovada, 6:28-7:7. Después de la tabla genealógica se reanuda la
narración. En tierra egipcia el Señor habla otra vez con Moisés y recalca su
misión (v. 29); sin embargo, Moisés todavía se siente inadecuado para la
tarea: yo soy un hombre falto de elocuencia... (v. 30). El Señor
le responde indicando más específicamente el papel que Aarón ha de jugar en el
proceso de la liberación: Mira, yo te he puesto como dios para el faraón, y
tu hermano Aarón será tu profeta. Tú dirás todas las cosas que yo te mande, y
Aarón... hablará al faraón... (7:1, 2).
Verdades
prácticas 1. Las promesas de Dios nunca
dejan de cumplirse, aunque su tiempo no es el mismo tiempo nuestro.
2. Dios se compadece de los que
sufren y escucha a los que claman a él.
3. Las situaciones difíciles y
angustiosas a menudo deprimen nuestro ánimo y nos impiden escuchar al Señor,
que tiene la respuesta para nosotros (v. 9).
4. Usualmente el Señor habla a
los grupos o a la iglesia por medio de un "ángel" o mensajero: un
predicador, el pastor, un maestro, etc. (v. 13).
Verdades
prácticas 1. El Señor tomó al pueblo de
Israel tal como estaba, y le reveló su verdad. Israel no entendió todo el significado
de tal revelación. Trágicamente, en el mundo de hoy todavía no hemos podido
aplicar las enseñanzas de Cristo a las relaciones mundiales.
2. Frente a la opresión del
hombre por el hombre, en todo tiempo y lugar, la voz del Señor continúa
reclamando una y otra vez, dejad ir a mi pueblo.
3. La Biblia enseña que el hombre
no puede hacer la voluntad de Dios si confía solamente en el poder humano. Los
grandes hombres de la fe en el AT ganaron sus victorias con la ayuda de Dios;
sin embargo, no la suponían solamente, sino contaban con ella. Creían en la
victoria final de Jehová y en su
justicia (ver Jdg_7:2-22; Amo_2:14-16; Isa_30:15-17;
Isa_31:1-5, etc.)