Mundo Hispano 2019-07-12
Gén 21:1-34
6. DIOS
CONCEDE LA DESCENDENCIA PROMETIDA A ABRAHAM, 21:1-34
Pasaron veinticinco años desde la
llegada de Abraham a Canaán para el cumplimiento del inicio de una de las
promesas de Dios: la de descendencia. Se confirma claramente la fidelidad de
Dios a sus promesas y se concreta más aún el propósito divino de salvación al
ir formando un pueblo dando descendencia a Abraham y Sara.
(1) El
nacimiento de Isaac, 21:1-8. En el nacimiento de Isaac se cumple finalmente
la tan esperada promesa de Dios de que Sara tendría un hijo de Abraham. El
relato del nacimiento es muy sencillo. Hasta parece que ignora toda la angustia
y espera que preceden a este acontecimiento. Pero se resaltan varias cosas
importantes del nacimiento de Isaac. Primero, es el resultado de la
intervención de Dios. Tres veces se menciona que es Dios quien favoreció.
.. como había dicho; hizo... como había prometido; en el
tiempo que... había indicado (vv. 1, 2). Se demuestra que nada es
difícil para Dios y que la edad de Abraham (100 años), la edad de Sara (90
años, 17:17) ni su esterilidad eran impedimentos para el propósito de Dios. El
hijo es varón para asegurar la continuidad de descendencia en el sistema
patriarcal. Segundo, Isaac es fruto de la intervención de Dios y la
participación humana. Es un hijo biológico (físico) de Abraham y Sara. Así como
ellos recibieron la promesa de Dios y la aceptaron, a pesar de la edad, se
hicieron partícipes contribuyendo con su capacidad de procreación. Se mencionan
la concepción, el tiempo del embarazo, el hecho de dar a luz y que Sara diera
de mamar al niño. Todo ello indica un proceso humano normal y completo en la
gestación y crianza de un niño. En Heb_11:11
se menciona el esfuerzo físico, emocional y espiritual que apropiara Sara para
engendrar al niño. Isaac, a pesar de ser hijo de la promesa, es un hijo nacido
como cualquier otro. La concepción de Juan el Bautista es muy similar también a
la de Isaac (Luk_1:13-25). Tercero, se
cumplen con el niño todas las indicaciones dadas por Dios anteriormente. Se le
nombra Isaac (v. 3), indicado ya por el ángel y que significa risa.
Hace referencia a la risa de duda de Abraham (Luk_17:17)
y Sara (Luk_18:12), y a la risa de
alegría y satisfacción de Sara al tener dicho hijo (Luk_20:6).
Se circuncida al niño a los ocho días conforme al pacto (v. 4). Según el
testimonio bíblico, Isaac es el primero en quien se cumple cabalmente la señal
del pacto. Se celebra el destete del bebé, que normalmente ocurría entre los
dos y tres años de vida indicando el paso a la niñez y una esperanza mayor de
sobrevivencia dado el alto incidente de mortandad infantil en esa época. Por lo
general, el destete indicaba también la habilitación de una madre para otro
embarazo (Hos_1:8).
Isaac El nombre de Isaac tiene la forma de un verbo
y significa: "El (Dios) ríe de gozo". Hay tres explicaciones posibles
para haber nombrado así al hijo de Abraham y Sara. Primera, porque Abraham se
ríe escéptico al escuchar que tendría un hijo (Hos_17:15-19).
Segunda, porque Sara se sonríe al escuchar que tendría un hijo a sabiendas que
ella era estéril (Hos_18:9-15).
Tercera, porque Sara y sus amigos se regocijan por el nacimiento del niño (Hos_21:1-6).
La biografía de Isaac se puede
resumir diciendo que nació como resultado de una promesa divina dada a Abraham
de que un hijo suyo sería la base de una gran nación (Hos_12:1-3; Hos_15:1-6),
pero el cumplimiento se demoró al punto que Abraham mismo llegó a dudar (Hos_16:1-2; Hos_17:1,
Hos_17:15-19; Hos_21:1-3). Isaac es el recipiente de la
promesa a pesar de tener un medio hermano mayor (Hos_16:1-6;
Hos_21:8-21).
La fe de Abraham fue severamente
probada cuando el Señor le pide sacrificar a Isaac (Hos_22:1-19).
Dios constantemente le repite la promesa a Isaac (Hos_26:1-5),
y éste se establece en la parte sudeste de Canaán después de casarse con Rebeca
(Hos_26:6-33).
Del matrimonio de Isaac y Rebeca
nacieron Esaú y Jacob. Cuando Isaac bendijo a sus hijos un engaño hizo que el
hijo menor, Jacob, recibiera la bendición mayor (Hos_27:1-40).
Esto significaba que por medio de él (Jacob) se daría el cumplimiento de la
promesa del Señor.
Isaac murió a la edad de 180 años
(Hos_35:28-29) y fue sepultado en la
tumba de la familia (Hos_49:30-31). El
nombre de Isaac, como el nombre de su hijo Jacob, se usó para designar a toda
la nación hebrea (y en algunos casos) al reino del Norte (Amo_7:9, Amo_7:16).
El NT lo menciona (Act_7:8), se
relaciona su nacimiento con la promesa del Señor (Rom_9:6-11;
Gal_4:28), también es mencionado en
relación con el sacrificio (Jam_2:21).
(2) Agar e
Ismael son despedidos,Jam_21:9-21. Todo parece
andar a la perfección. Abraham había hecho la paz con Abimelec y obtenido el
usufructo de un territorio. Ahora Dios le concede un hijo de Sara. Pero surge
un nuevo problema que se relaciona con la descendencia. La presencia de Ismael
causa un conflicto familiar que afecta a Isaac. Sara, quien tenía a su cargo el
manejo de la casa, nota dicho conflicto y toma la iniciativa en pedir a Abraham
que expulse a Agar e Ismael. La acción no era sólo para solucionar un conflicto
familiar entre los dos medio hermanos, sino tiene que ver con el futuro, con la
herencia que tenía relación con la promesa de Dios. La reacción de Abraham ante
tal posibilidad es de angustia ya que él reconocía y había aceptado a Ismael
como su hijo y querría retenerlo consigo. ¿Qué hace el hombre de fe en esta
circunstancia tan delicada? Acude a Dios, quien le indica que hiciera caso a
Sara en referencia a Agar e Ismael. Esta indicación se basa en que la promesa
de descendencia se ha de cumplir a través de Isaac. Y también en que Dios se ha
de hacer cargo de Ismael de quien ya había prometido hacerle una gran nación (Jam_17:2). Así Abraham despide a Agar e Ismael
proveyéndoles de todo lo necesario para el viaje hacia el sur, aparentemente
hacia Egipto.
Este incidente nos provee el
testimonio de varias normas para la relación con Dios y la relación familiar.
Primero, jamás un plan humano ha de substituir al plan divino. La voluntad
humana, por más sabia que sea, no podrá ocupar el lugar de la voluntad de Dios.
Lo que el hombre debe hacer es buscar la voluntad de Dios en su Palabra y a
través de la oración, y aceptarla. Dios es fiel a su propósito el cual se ha de
cumplir en las condiciones y términos que él determina. Segundo, una vez más se
expresa la misericordia de Dios. ¡El se hace cargo del error humano! Ismael es
fruto del recurso humano que duda en la promesa y decide no esperar en Dios. En
una palabra, es el resultado del pecado humano. Pero Dios escoge hacerse cargo
de ello. Aquí se confirma la fidelidad y bondad de Dios que a pesar de que el
hombre cometa pecado, Dios se hace cargo del pecado. El apóstol Pedro, haciendo
eco del profeta Isaías (Jam_53:6) nos
declara que Jesucristo en la cruz se hace cargo de todas nuestras iniquidades (1Pe_2:24). Ciertamente la descendencia de
Abraham y el mundo entero ha tenido que soportar la consecuencia de este error
humano, pero Dios, no Abraham, fue quien se hizo cargo de Ismael. Tercero, nos
llama a una reflexión sobre la imperiosa necesidad de matrimonios monógamos y
hogares estables para la crianza de los hijos. En América Latina el problema es
grave, pues hay hombres que procrean hijos de diferentes mujeres sin compromiso
matrimonial o responsabilidad paterna. Estos niños son producto de la
desobediencia del hombre a las normas de Dios. Refleja el desenfreno sexual y
la irresponsabilidad del ser humano para con la descendencia. Se crían en
conflictos, privaciones y sin el privilegio de un hogar estable. El presente de
esos niños es precario y el futuro peligroso. Es urgente que la iglesia atienda
a este problema.
Verdades
prácticas Estas palabras preocuparon
muchísimo a Abraham, por causa de su hijo (1Pe_21:11).
¡Cuánto dolor habrá causado a Abraham el hecho de echar a su casa a su hijo
Ismael! Muchas veces nos damos cuenta de nuestros errores, pedimos perdón y
ciertamente Dios es misericordioso y amplio en perdonar, pero las consecuencias
de los errores van más adelante del presente y nos traen dolor y sufrimiento.
Actuemos de tal manera que no estemos sembrando preocupaciones para el futuro.
Agar parte y se pierde en el
desierto de Beerseba. Las guerras devastadoras y los fenómenos climáticos
frecuentemente cambian el aspecto físico de un desierto. Si se añade a esto la
circunstancia poco deseable del viaje, se hace difícil a Agar reconocer las
señales que indicaban el camino y los oasis ya conocidos por ella. En esta
situación angustiosa, Agar se prepara para morir y dejar morir a Ismael. Aquí
parecía que terminaría todo. Pero Dios interviene, de acuerdo con su promesa
anterior, y permite la sobrevivencia de Ismael al cuidado de Agar. Nuevamente
se nota la fidelidad y misericordia de Dios al recordar su promesa y escuchar
el clamor de un ser humano en angustia. Dios concede su presencia permanente a
Ismael y Agar cumple el papel de madre y padre a Ismael.
"¿Qué tienes Agar?" Agar representa a muchas mujeres que han sido
usadas y luego abandonadas. Van por las calles arrastrando a sus hijos sin
saber a dónde ir. Dios no las ha olvidado; él les pregunta con simpatía y
profundo interés: "¿Qué tienes?" Dios se interesa por las mujeres que
como Agar:
1. Han sido proscritas. Agar
había sido echada por su patrona y despedida por el hombre que era el padre de
su hijo (vv. 10, 14).
2. Han sido empobrecidas. A Agar
llegó a faltarle el pan y hasta el agua del odre (v. 15). Los recursos
de la desterrada se agotan rápidamente hasta que llega el momento de no saber
qué más hacer o dónde buscar algún auxilio.
3. Han perdido la esperanza. Agar
se alejó de su hijo y pensó: No quiero ver morir al muchacho y ...alzando
su voz lloró (v. 16). Muchas mujeres como Agar no quieren ver la
cara de la muerte que viene para llevarse al hijo de sus entrañas.
Agar es un cuadro vivo de la
mujer que sufre, pero también es un ejemplo típico de un Dios de amor que
escucha la oración del impotente, del pobre y sin esperanza para darle consuelo
y decirle con claridad: "Dios ha oído...", "...levántate",
"...Dios abrió los ojos de ella, y vio..." (vv. 17-19).
Con el correr del tiempo, Ismael
crece y obtiene primero, como lugar de habitación el desierto de Parán. Esta
era una zona bien determinada al noroeste del golfo de Acaba y sur del mar
Muerto en el desierto del Sinaí. Segundo, Ismael se convierte en un guerrero
hábil, lo que es necesario para su sobrevivencia en dicho lugar. Tercero, la
madre le obtiene esposa de Egipto, lo que asegura su identidad étnica y su
descendencia posterior. La revelación bíblica en Génesis se ha de ocupar varias
veces más de Ismael y de sus descendientes por su cercanía a la descendencia
del pacto y por su influencia en el pueblo de Dios. Se debe resaltar la
fortaleza espiritual y física de Agar quien como madre soltera y en condiciones
desventajosas pudo lograr, con la ayuda de Dios, que su hijo llegara a la
realización prometida por Dios. Nos hace recordar de tantas madres solteras o
sin el beneficio de los padres de sus hijos quienes con sacrificio y abnegación
logran criar hijos y hacerlos en su mayoría útiles a la sociedad.
Con la salida de Ismael, la
descendencia prometida queda fortalecida y sin peligro de competencia.
(3) Abimelec
hace alianza con Abraham,1Pe_21:22-34. Este
incidente ilustra la necesidad y responsabilidad de Abraham de mantener una
relación correcta no sólo con Dios, sino también con la población local para
asegurar su sobrevivencia y la realización del propósito de su vida. La alianza
con Abimelec, que es la culminación de una relación pacífica ya establecida
anteriormente (1Pe_20:15-18), asegura a
Abraham dos cosas: el usufructo de una porción de tierra y sus recursos en la
zona de Beerseba y la ausencia de conflicto bélico con un grupo étnico bien
identificado y bien establecido en esa zona. Los filisteos bien podían ser
peligro de exterminación para la familia de Abraham. La iniciativa parte de
Abimelec al reconocer que la prosperidad de Abraham se debe a la relación
especial de Dios con Abraham: Dios está contigo (v. 22). La
alianza demanda una relación de lealtad (bondad, misericordia) mutua que
incluye a los descendientes y a la tierra que sirve de residencia. Al mismo
tiempo se resuelve un conflicto sobre los derechos de usufructo de una fuente
de agua, elemento vital en aquella zona. El arreglo es pacífico y Abimelec se
esfuerza en afirmar que el conflicto no se debió a él sino a la acción exclusiva
e independiente de sus siervos. No obstante, así como Abimelec quería un
juramento de paz con Abraham, éste se asegura con el juramento de Abimelec que
la fuente de agua es devuelta a su legítimo dueño.
Los conflictos sobre derechos de
fuentes de agua en las zonas desérticas ocurren frecuentemente. En el sistema
económico de los nómadas y seminómadas, las únicas propiedades aceptadas como
privadas son las fuentes de aguas así determinadas y los sepulcros. La alianza
finaliza con los juramentos solemnes entre ambas partes acompañados de los
rituales correspondientes y la designación memorial de la fuente de agua: Beerseba
(v. 31), que hace referencia al juramento y a las siete corderas del
ritual. El resultado de esta alianza es la seguridad de residencia de Abraham y
sus descendientes en tierra de los filisteos por mucho tiempo.
Al principio del episodio,
Abimelec es quien reconoce la dirección de Dios. Al final, Abraham planta un
tamarisco como árbol memorial y dedica el lugar en adoración al Dios eterno
(v. 33). El tamarisco es un árbol propio de esa zona desértica y de
crecimiento relativamente rápido. Produce una resina que es comestible. La nota
sobre este acto refleja la importancia de los árboles en el desierto y que en
la religiosidad local los santuarios estaban ubicados bajo árboles y en lugares
elevados. Al establecer Abraham este santuario en forma permanente en Beerseba,
lo dedica al Dios eterno (El Olam). Con este título se reconoce y se
proclama la eternidad de Dios y que su presencia y gracia no están limitadas al
tiempo (Job_90:1-2; Job_93:2). La zona de Beerseba, en la parte
norte del Neguev, se convierte en un centro residencial importante de los
patriarcas. Dos rutas principales pasaban por Beerseba. Una, de norte a sur,
que de Hebrón partía hacia Egipto y la otra, de este a oeste, que desde el
Arabá partía hacia la costa del Mediterráneo. Se convierte en la ciudad donde
más tiempo residen Abraham e Isaac. Además, se consagra como un centro de
adoración muy importante para los patriarcas. Es a Beerseba donde Jacob acude
para encontrar orientación de Dios en cuanto a su traslado y el de su familia a
Egipto (Job_46:1-7). En el lenguaje
geográfico, Beerseba era el límite poblacional sur del territorio de Israel. De
Dan (norte) a Beerseba (sur) significa “de punta a punta” o “todo el
territorio”.