Mundo Hispano 2019-07-15
Génesis 22
7. EL PACTO Y
SU CONTINUACIóN, 22:1-25:18
Así como el llamado de Abram
necesitó concretarse en el transcurso del tiempo y las circunstancias, también
el pacto no era una realización instantánea ni estática. Se presentan
circunstancias y situaciones que demandan decisiones trascendentes, entrega
completa y por sobre todo fidelidad al propósito de Dios. Esta sección nos
demuestra que Abraham permanece hasta su muerte fiel al pacto y activo en todo
lo que le corresponde para la continuación de dicho pacto.
¿Qué prueba? La más grande prueba de fe que Dios haya
impuesto sobre algún ser humano fue la petición a Abraham de sacrificar a su
hijo amado Isaac (22:1, 2). Todos los sueños que Abraham pudo haber tenido como
hombre estaban acumulados en Isaac. ¿Cómo podía Dios hacerle semejante pedido?
¿No era por medio de este muchacho que Dios cumpliría su promesa de darle una
gran descendencia? Abraham no cuestionó la orden del Señor, muy de mañana se
levantó para cumplirla. En la mente y corazón de Abraham obedecer a Dios era
más importante que sus propios sentimientos o sueños. Confiaba en que Dios iba
a cumplir sus promesas aún sin Isaac. Nuestra fe en el plan y programa de Dios
puede ser expuesta a semejantes pruebas y la pregunta de fondo es: ¿estamos
dispuestos a obedecer al Señor?
(1) Dios
prueba la fe de Abraham y confirma el pacto, 22:1-19. Este es uno
de los episodios más importantes en la vida del patriarca Abraham. Es la acción
humana que más se acerca en imitación a la dádiva de Dios de su hijo unigénito
en la cruz del Calvario. Varios aspectos del episodio nos orientan para tener
una comprensión mejor de este acto de fe.
El Dios que
provee 22:14
Jehová -jireh literalmente
significa Jehová proveerá (22:14). La
provisión del Señor en el monte Moriah es un símbolo de la escena que más tarde
los Evangelios nos presentarán en el monte Calvario. En Moriah el Señor provee
un cordero; en el Calvario el Señor provee a su Hijo unigénito en provisión por
la culpa de nuestros pecados (vea Rom_8:32;
1Co_5:7).
Primero vemos el pedido de prueba
de Dios. Viene después de la expulsión de Ismael y de la obtención de una vida
pacífica y próspera para Abraham en Beerseba, fruto de la alianza con Abimelec.
Abraham, al igual que Job, no sabía que era una prueba. Para él fue un pedido
de Dios que se tenía que obedecer. Prueba, en el pensamiento bíblico, es
una demanda o una experiencia que Dios asigna al creyente con el propósito de
fortalecer y madurar su fe. El objeto de la prueba es claramente identificado: Tu
hijo, a tu único, a Isaac a quien amas (v. 2). Recordemos que Isaac,
nacido “fuera de tiempo”, era la única posibilidad de descendencia de Abraham.
Ismael ya se había ido. La cuádruple identificación de Isaac lo hace
inconfundible, angustioso e insustituible. El acto de la prueba era ofrecer a
Isaac en holocausto, lo que terminaría con la vida de Isaac y con toda
posibilidad de descendencia de Abraham. El lugar del sacrificio quedaba a tres
días de viaje de Beerseba, aunque Dios no había especificado exactamente el
monte. Todo esto demanda al extremo la obediencia incondicional de Abraham
quien responde sin poner excusas o pedir más explicaciones.
Segundo, vemos la respuesta de
Abraham, quien toma los siguientes pasos. En primer lugar, se levanta muy de
mañana (v. 3), indicando la prioridad del pedido de Dios. En segundo
lugar, hace todos los preparativos para el viaje: el asno para la carga, dos de
sus siervos jóvenes como ayudantes, y a Isaac su hijo. No queda ninguna duda de
la identificación de Isaac. En tercer lugar, Abraham lleva los elementos
necesarios para ejecutar el holocausto (leña, fuego, cuchillo). Finalmente,
llega al lugar indicado e identifica el monte. Según 2Ch_3:1, el monte del sacrificio es el monte Moriah donde
luego se construye el templo en Jerusalén. El último tramo hasta el monte lo
hacen Abraham e Isaac solos. La indicación dada a los siervos fue
sencillamente: Iremos... adoraremos y volveremos a vosotros (v. 5).
Abraham carga con los elementos más peligrosos —cuchillo y fuego— para el
sacrificio y da a Isaac la leña. No se nos dice la edad de Isaac, pero era
capaz de cargar la leña y mentalmente alerta para preguntar al padre por el
cordero para el holocausto. Este diálogo es uno de los más dramáticos y la
respuesta Dios mismo proveerá (v. 8), lejos de ser una mentira
piadosa o un fácil escape de respuesta, demuestra toda la dependencia de
Abraham en Dios. Al llegar al monte, Abraham ejecuta uno por uno todos los
actos, hasta el último, en cumplimiento de la demanda de Dios. No se nos indica
ninguna expresión de sentimientos. Las acciones se realizan en silencio, con
toda exactitud y sin cuestionamientos. La sumisión de Isaac a Abraham es
imitación perfecta de la sumisión de Abraham a Dios. El holocausto o sacrificio
quemado era totalmente dedicado a la divinidad. El sacrificio humano,
especialmente del primogénito, era parte del culto a la fertilidad de los
cananeos y otras culturas. Tanto Abraham como Isaac conocían bien esta
práctica. La evidencia bíblica, sin embargo, indica que la obediencia de
Abraham no se debió a la imitación de una práctica o “requisito cultural”, ni a
ningún otro motivo de manipular a la divinidad u obtener favores ventajosos.
Fue su temor y obediencia incondicional al Dios de su fe. Los pasos tomados
confirman la obediencia exacta, voluntaria y persistente de Abraham. Detrás de
la obediencia está la fidelidad y el amor de Abraham hacia Dios.
Tercero, viene la respuesta de
Dios que se desarrolla de la siguiente manera. En primer lugar, se manifiesta
después que Abraham había completado todos los pasos para ofrecer a Isaac en
sacrificio. El último acto era el de degollar a Isaac con lo cual se dedicaba
esa vida a Dios. En segundo lugar, el ángel de Jehová (v. 11), es decir, Dios mismo, se
manifiesta en forma audible y visible. La respuesta de Abraham, heme aquí
(v. 11), es la apropiada para el hombre de fe cuando reconoce la voz de
Dios. En tercer lugar, Dios queda satisfecho con la prueba. Ya no hay necesidad
de seguir con la prueba hasta el final porque Dios reconoce el temor de
Abraham. El temor es la actitud propia y correcta del hombre hacia Dios.
Implica reverencia, dar a Dios el lugar prioritario en todo, sumisión total a
Dios y es la actitud que guía a uno a no desobedecer u ofender a Dios en nada.
En el libro de Proverbios, el temor de Jehová es la base de una conducta correcta, ya que
sin temor a Dios, ningún mandamiento o ninguna orientación divina tendría
efectividad. La entrega de Isaac, hijo único, fue la demostración clara y final
del temor de Abraham hacia Dios. En cuarto lugar, Dios provee un carnero, como
la fe de Abraham lo había declarado anteriormente (v. 8). Abraham ofrece
este animal en holocausto en lugar de su hijo. Aquí, una costumbre religiosa
propia de la cultura hasta ahora no aclarada, queda para siempre fuera de la fe
en el Dios verdadero. La Biblia denuncia como abominación a Dios todo
sacrificio humano (Lev_20:1-3). Todas
las declaraciones de fe fueron cumplidas: Adoraremos, volveremos, Dios mismo
proveerá. Todas las acciones que demandaban obediencia —Isaac, monte
Moriah, holocausto— fueron realizadas. La demostración suprema de amor, la de
ofrecer a su único hijo, fue consumada hasta el límite humano por Abraham.
La prueba trae beneficios
permanentes a la vida y a la relación de todos. Dios ahora conoce que es el
temor a él el que guía las acciones de Abraham. Ya no son más las motivaciones
de sacar ventajas o beneficios personales o temporales. En Heb_11:17-19 se agrega que Abraham ofreció a
Isaac en fe y en dependencia total del poder de vida de Dios. Abraham también
ahora conoce que el Dios que prueba es el Dios que provee. En la escasez, en la
precariedad, en las situaciones extremas de necesidad material o espiritual, Jehová
-yireh (v. 14) es quien ha de proveer. Es interesante notar que el
mismo Isaac, recipiente original de la promesa Dios mismo proveerá (v.
8) por lo menos en tres ocasiones recibe este beneficio. Dios provee su
esposa (cap. 24), Dios provee alimento y seguridad en tiempo de hambre (cap.
26) y Dios provee esposa para su hijo (cap. 29). Otro beneficio para Isaac es
que ya nunca más estará con temor a que una costumbre pagana o cultural sea una
sombra sobre su vida o la de sus descendientes. Es interesante que en el
desarrollo posterior de la vida de Isaac no se nota ninguna evidencia
traumática como temores infundados, hostilidad, falta de confianza. Por el
contrario, Isaac vive una vida de confianza plena en Dios y en su padre,
pacífica y de obediencia a Dios.
Y necesariamente este episodio
nos traslada a otro monte, al del Calvario. Allí, Dios el Padre por amor a la
humanidad ofrece a su Hijo unigénito en sacrificio por nuestros pecados. Lo que
un día el padre de nuestra fe ofreció a Dios, en forma incompleta e imperfecta,
es apenas una sombra de lo que Dios luego en Cristo ofrece en perfección y en
consumación total. Aprendemos también del amor de Dios por nosotros (Rom_5:8) y de la vida eterna en Jesucristo (Joh_3:16).
Finalmente, y como resultado de
la prueba, Dios renueva su pacto y promesa con Abraham. Esta renovación o
reconfirmación tiene estos elementos. Primero, es el ángel de Jehová , es
decir, Dios mismo como origen y como mensajero de la revelación, quien llama a
Abraham desde el cielo, esta vez para declarar la renovación del pacto.
Segundo, Jehová , el Dios que personalmente se diera a conocer a Abraham y a su
pueblo, jura por sí mismo en relación al pacto. Es imposible dar al pacto más
seguridad y firmeza. Tercero, los términos del pacto y la promesa son
delineados nuevamente. Ellos incluyen: bendiciones, descendencia incontable,
poder victorioso sobre los enemigos (nuevo elemento en el pacto y muy necesario
más tarde durante la conquista) y propósito misionero universal. Cuarto, la
razón de esta renovación y la base de cualquier relación con Dios es la obediencia
incondicional. Abraham regresa a Beerseba donde reside por un buen tiempo.
Verdades
prácticas De esta formidable prueba en
la vida de Abraham aprendemos varias lecciones importantes:
1. La fe siempre tiene sus
pruebas. El hecho de ser cristianos no significa que las pruebas estarán
ausentes de la experiencia diaria. Entre más grande la fe, tanto más grandes
serán las pruebas.
2. La fe puede brillar a pesar de
las pruebas. Quitemos de la experiencia de Abraham las pruebas y observaremos
que su fe no tiene ningún sentido ni significado. La fe debe ser probada a fin
de que crezca y se desarrolle bien.
3. La fe, a pesar de la prueba,
debe glorificar a Dios. La historia de Abraham fue escrita con lágrimas y
sangre, pero Dios lo glorificó por medio de sus pruebas. El haber triunfado
sobre las pruebas le otorgó el alto privilegio de que Dios lo llamara "mi
amigo". ¿Hay otro grado más alto que éste? Nosotros también tenemos la
oportunidad de obedecer por medio de la fe y ser así amigos de Jesús.
Podemos observar muchos
paralelismos cuando miramos desde la perspectiva cristiana. La iglesia
cristiana es el resultado de un nuevo pacto, no simplemente de una renovación.
El nuevo pacto está basado en la dádiva amorosa de Dios el Padre y la
obediencia incondicional de Jesucristo, el Hijo unigénito. Incluye un propósito
misionero universal (Act_1:8), poder
victorioso sobre los enemigos (Mat_16:18;
Luk_10:19) y la presencia permanente de
Dios en cada generación (Mat_28:20).
(2) Los
descendientes de Nacor, hermano de Abraham,Mat_22:20-24. Nacor, el
hermano de Abraham, tuvo doce descendientes, número indicado para formar una
nación. Y efectivamente, más tarde esta descendencia logra una identidad de
nación (los arameos o sirios) y ubicación territorial en una amplia zona al
nordeste del río Jordán. La relación entre los descendientes de Abraham y Nacor
es estrecha (relación sanguínea, idiomas muy parecidos) pero también de
hostilidad, especialmente durante la monarquía. Esta familia es importante al
pacto porque ha de proveer las esposas apropiadas tanto para Isaac como para
Jacob, que permiten a la descendencia de Abraham continuar dentro del propósito
del pacto. Paralela a la fidelidad de Abraham al pacto, Dios, (Jehová
-yireh) estaba proveyendo los recursos humanos necesarios para evitar que
la descendencia de Abraham se contaminara religiosamente o fuera asimilada por
matrimonios mixtos por los habitantes de la tierra prometida.
Verdades
prácticas Abraham vino a hacer duelo por
Sara y a llorarla (Mat_23:2). Abraham
lamenta la pérdida de su esposa, Sara. La expresión de su dolor fue genuino y
como buen esposo quiso hacer lo mejor a su alcance para dar digna sepultura a
la compañera de su vida. El dolor, el sufrimiento y el sentimiento de pérdida
de nuestros seres queridos viene tarde o temprano a nuestra vida y debemos
encontrar la manera sana y normal de expresar esos sentimientos. Si no
expresamos nuestro pesar y dolor personal por las vías adecuadas podemos caer
fácilmente en adicciones o dependencias para tratar de esconder el sufrimiento.
Si expresamos nuestros sentimientos de tristeza constructivamente, ellos no nos
harán mucho daño.