Diario Vivir 2019-07-08
Génesis capítulo 27
27.5-10 Cuando Rebeca
supo que Isaac estaba preparando la bendición de Esaú, urdió un plan para
engañarlo y hacer que bendijera a Jacob. Aun cuando Dios ya le había dicho que
Jacob iba a ser el líder de la familia (25.23-26), Rebeca tomó el asunto en sus
manos. Recurrió a algo malo para conseguir lo que Dios ya le había prometido.
Para Rebeca, el fin justificaba los medios. Por buenas que sean nuestras metas,
no debemos intentar conseguirlas haciendo lo que está mal. ¿Aprobaría Dios los
métodos que usted emplea para alcanzar sus metas?
JACOB
Abraham, Isaac y Jacob están
entre los personajes más sobresalientes del Antiguo Testamento. Es bueno
observar que su relevancia no se basa en su carácter, sino en el carácter de
Dios. Fueron hombres que se ganaron el respeto a pesar de la envidia y hasta el
temor de sus contemporáneos. Aunque eran ricos y poderosos, fueron egoístas,
capaces de mentir y engañar. No fueron los héroes perfectos que podíamos haber
esperado. Eran como nosotros: trataban de complacer a Dios, pero fallaban a
menudo.
Jacob fue el tercer eslabón en el
plan de Dios para comenzar una nación a partir de Abraham.
El plan dio
resultado más a pesar de Jacob que debido a Jacob. Antes de que naciera Jacob,
Dios prometió que su plan se llevaría a cabo por medio de él y no de su hermano
mellizo Esaú. Aun cuando los métodos de Jacob no fueron del todo respetables,
debemos admirar su habilidad, determinación y paciencia. Cuando estudiamos su
vida, desde su nacimiento hasta su muerte, podemos ver la obra de Dios en él.
La vida de Jacob tuvo cuatro
etapas, cada una de ellas marcada por un encuentro personal con Dios. En la
primera etapa, vivió conforme a su nombre: "el que toma por el calcañar, o
el que suplanta" (en sentido figurado, "el que engaña"). Tomó
por el calcañar a Esaú al nacer, y poco antes de huir de su casa agarró también
la primogenitura y la bendición de su hermano. En su huida, Dios se le apareció
por vez primera. No sólo le confirmó su bendición, sino que despertó en él un
conocimiento personal de sí mismo. En la segunda etapa, Jacob experimentó la
vida desde el lado opuesto, al ser víctima del engaño de Labán.
Pero observamos
aquí un cambio curioso: el Jacob de la primera etapa simplemente habría dejado
a Labán; mientras que el Jacob de la segunda etapa, luego de haber tomado la
decisión de partir, esperó seis años a que Dios le diera permiso. En la tercera
etapa, Jacob volvió a asirse. Esta vez, junto al río Jordán, se asió de Dios y
no lo dejaba ir. Se dio cuenta de que dependía del Dios que había continuado
bendiciéndolo. Su relación con Dios se volvió esencial en su vida y Dios le dio
un nuevo nombre: Israel, "el que lucha con Dios". En la última etapa
de la vida de Jacob, Dios fue el que lo agarró: Dios tomó firmemente a Jacob.
Cuando José lo invitó a trasladarse a Egipto, Jacob no dio un paso sin la
aprobación del Señor.
¿Se le ha revelado Dios alguna
vez? ¿Procura encontrarse con El al estudiar la Biblia? ¿Qué diferencia han
hecho esas experiencias en su vida? ¿Es usted como el joven Jacob, que trata de
obligar a Dios a seguirlo al desierto de sus propios planes y errores, o como
el Jacob que sometió sus deseos y planes a Dios para aprobación antes de
ejecutarlos?
Puntos fuertes
y logros :
-- Padre de las doce tribus de Israel
-- Tercero en la línea abrahámica de los planes de Dios
-- Determinado, dispuesto a trabajar por largo tiempo y
arduamente para conseguir lo que quería
-- Buen hombre de negocios
Debilidades y
errores :
-- Cuando se enfrentaba a un conflicto, confiaba en sus propios
recursos y no pedía ayuda a Dios
-- Tendía a acumular riqueza para beneficio propio
Lecciones de
su vida :
-- La seguridad no radica en la acumulación de bienes
-- Todas la intenciones y acciones humanas, para bien o para
mal, Dios las entreteje en el curso de sus planes
Datos
generales :
-- Dónde: Canaán
-- Ocupación: Pastor, ganadero
-- Familiares: Padres: Isaac y Rebeca. Hermano: Esaú. Suegro:
Labán. Esposas: Raquel y Lea. Doce hijos y una hija nombrados en la Biblia
Versículo
clave :
"He aquí, yo estoy contigo,
y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque
no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho" (Gen_28:15).
La historia de Jacob se relata en
Génesis 25-50. También se menciona en Hos_12:2-5;
Mat_1:2; Mat_22:32;
Act_3:13; Act_7:46;
Rom_9:11-13; Rom_9:11, 26; Heb_11:9,
Heb_11:20-21.
27.11, 12 La forma en
que reaccionamos ante un dilema moral a menudo revela nuestros verdaderos
motivos. Frecuentemente, nos cuidamos más de no ser sorprendidos que de hacer
lo que es correcto. Parece que a Jacob no le importaba tanto el engaño que
implicaba el plan de su madre como el que lo sorprendieran mientras lo llevaba
a cabo. Si a usted le preocupa que lo sorprendan, quizás su plan no sea
honesto. Permita que su temor de ser sorprendido sea una advertencia y lo
impulse a hacer lo correcto. Jacob pagó un precio muy alto por llevar a cabo su
deshonesto plan.
27.11-13 Jacob vaciló
cuando escuchó el engañoso plan de Rebeca. Aunque lo cuestionaba no por honrado
sino por el temor de ser sorprendido, su protesta concedió a Rebeca una última
oportunidad de recapacitar. Pero Rebeca estaba tan encerrada en sus planes que
no podía ver con claridad lo que estaba haciendo. El pecado la había atrapado y
estaba corrompiendo su carácter. Corregirse uno mismo en medio de una mala
acción puede ser doloroso y molesto, pero también lo puede liberar a uno del
control del pecado.
27.24 A pesar de
que Jacob obtuvo la bendición que quería, pagó un precio demasiado alto por
haber engañado a su padre. Estas son algunas de las consecuencias de sus
acciones: (1) nunca más volvió a ver a su madre; (2) su hermano quiso matarlo;
(3) su propio tío, Labán, lo engaño; (4) su familia se dividió a causa de la
rivalidad; (5) Esaú llegó a ser fundador de una nación de enemigos; (6) vivió
lejos de su familia durante años. Irónicamente, Jacob hubiera recibido de todos
modos la primogenitura y la bendición (25.23). ¡Imagínese cuán diferente
hubiera sido su vida si él y su madre hubieran permitido que Dios hiciera las
cosas a su modo, y en su tiempo!
27.33 En tiempos
antiguos la palabra de una persona la comprometía (como un contrato escrito hoy
día), especialmente cuando había juramento de por medio. Por eso la bendición
de Isaac era irrevocable.
27.33-37 Antes de que
muriera el padre, este llevaba a cabo una ceremonia de bendición en la que
oficialmente traspasaba la primogenitura al heredero. A pesar de que el
primogénito tenía el derecho a la primogenitura, no era suya hasta que se
pronunciara esa bendición. Antes de que se diera la bendición, el padre podía
quitársela al hijo mayor y darla al que más se la mereciera. Pero después de
pronunciada la bendición, la primogenitura ya no se podía quitar. Por eso los
padres esperaban hasta el último momento para dar esa bendición irrevocable.
Aun cuando su hermano mayor le había vendido su primogenitura años atrás, Jacob
necesitaba la bendición para ratificarlo.
27.41 Esaú se enojó
tanto con Jacob que por un momento olvidó su error al regalar su primogenitura.
La ira que producen los celos nos ciega y nos impide ver los beneficios que
tenemos para que nos fijemos en lo que no tenemos.
27.41 Cuando Esaú
perdió la valiosa bendición familiar, su futuro cambió repentinamente.
Reaccionó con ira y decidió matar a Jacob. Cuando uno pierde algo de gran
valor, o si otros conspiran contra uno y logran su objetivo, la primera
reacción y la más natural es la ira. Pero podemos controlar nuestros
sentimientos al (1) reconocer que es una reacción nuestra, (2) orar por fortaleza,
y (3) pedir que Dios nos ayude a ver las oportunidades que pueden surgir aun de
esa circunstancia triste.