Mundo Hispano 2019-07-18
Génesis 28
(7) Isaac
envía a Jacob a Padamaram, 27:46-28:5. En primer lugar, la decisión viene ante la
presentación de Rebeca del peligro de Jacob de emparentar también con cananeas
lo cual, agregado a la situación de Esaú, sería ya insoportable. Detrás de este
argumento está la necesidad urgente de que Jacob huya de Esaú. Y esta razón es
una huida digna y provechosa a los intereses familiares. Segundo, Isaac
instruye con toda precisión a Jacob en cuanto a la obtención de esposa. No debe
ser cananea. Debe ser una de las hijas de Labán, hermano de Rebeca, por lo que
Jacob debe ir necesariamente a Padamaram. Ya no es más un criado fiel el que va
en busca de la mujer apropiada. Es el mismo interesado que debe ir a buscarla.
Tercero, Isaac encomienda a Jacob al cuidado del Dios Todopoderoso (v.
3, El Shadai) quien es el que ha de hacer prosperar a Jacob hasta llegar
a ser una nación poderosa. Y por último, Isaac transmite la bendición
patriarcal a Jacob. Esta bendición es la herencia de Abraham y es la concesión
de la tierra por heredad. Aquí se combinan las responsabilidades humanas de
conseguir la esposa apropiada y procurar sobrevivir con las concesiones divinas
(protección, fecundidad de descendencia y herencia de tierra). La bendición es
muy oportuna ya que la descendencia estaba aún ausente y además el portador de
la herencia de tierra estaba abandonando la tierra prometida.
(8) Esaú
emparienta con Ismael, 28:6-9. Esta acción nos deja entrever algo de
recapacitación de Esaú en cuanto a su situación. Aparentemente él empieza a
observar algunos de los valores que son normativos para sus padres. Tal vez la
intención fue la de enmendar su conducta en lo posible y adecuarse a la
expectativa de la familia. Por ejemplo, se nota el casamiento endógamo que
eliminaba todo casamiento con cananeas. Y ve el respeto al padre, exteriorizado
en la obediencia de Jacob a las instrucciones de Isaac. Además, reconoce que
las relaciones entre sus esposas actuales y sus padres eran muy malas (comp.
26:34). Por tanto, él decide casarse con una de las hijas de Ismael, medio
hermano de su padre. Desde el punto de vista de la promesa patriarcal, esta
acción empeora aún más su condición ya que introduce en su genealogía, con
posibilidad de reclamo de herencia patriarcal, a la descendencia de Ismael.
Pero el plan de Dios ya había determinado que Ismael no heredaría la promesa
(17:19; 21:12). Esta acción aleja más aún a Esaú de la posibilidad de ser el
portador de la promesa a Abraham. El testimonio bíblico de aquí en adelante da
más atención a Jacob en quien se centra la esperanza del cumplimiento de la
promesa.
Verdades
prácticas Llegó a cierto lugar
(28:11). No sabemos cuánta distancia Jacob había recorrido hasta este momento,
ni cuántos días habían pasado desde el día se alejó de la casa de sus padres
hasta que llegó a ese cierto lugar. Hay varias interpretaciones posibles:
1. Posiblemente pudo haber sido
el lugar que su padre Isaac le había dicho que sería un buen lugar para pasar
la noche. Los viajeros solían descansar en ese lugar con cierta frecuencia.
2. Una segunda posibilidad es que
el escritor pudo haberse referido a este lugar como "el" lugar dando
a entender que aquí tendría ocasión un evento especial.
3. Una tercera posibilidad es que
el autor bíblico señala que fue Dios quien guió a Jacob a ese lugar en su
infinita sabiduría para el cumplimiento de sus sabios propósitos.
Como quiera que sea, nos damos
cuenta que ciertamente, Dios estaba guiando a Jacob en toda esta experiencia,
incluyendo el lugar donde habría de pasar la noche.
V. DIOS Y
JACOB, 28:10-37:2a
Esta sección es la más progresiva
en el desarrollo de la descendencia de Abraham. En el comienzo se nota la
precariedad del cumplimiento de las promesas del pacto. Jacob huye de la tierra
prometida, por un lado para salvar su vida de la venganza de su hermano y por
el otro, con la esperanza de encontrar esposa apropiada para el pacto. El final
de la sección nos presenta al patriarca con una familia numerosa y establecida
nuevamente en Canaán. Varias experiencias y conflictos demuestran la fidelidad
de Dios a sus promesas y la determinación de Jacob en buscar el cumplimiento de
la bendición patriarcal.
1. DIOS
CONFIRMA EL PACTO A JACOB Y LE PROMETE SU PRESENCIA EN HARáN, 28:10-22
La confirmación del pacto a Jacob
viene directamente de Dios. El viaje de Beerseba a Harán cubría aproximadamente
unos 600 km. Cuando Jacob logra el primer trecho de viaje, aproximadamente unos
70 km. desde Beerseba, tiene su primer encuentro significativo con Dios. El
encuentro se desarrolla de la siguiente manera: Primero, Jacob se detiene en su
viaje en cierto lugar, desconocido y sin importancia, al final del día ya que
durante la noche no se podía viajar. El viaje lo hace sólo y lo más probable a
pie. Jacob se acuesta usando una piedra como cabecera para dormir.
Segundo, Dios se le manifiesta en
sueños, medio por el cual Dios muchas veces declara su voluntad a los hombres
(15:1; 20:3-7). La iniciativa es de Dios y Jacob es un recipiente pasivo. La
manifestación de Dios (teofanía) tiene dos partes: la visual y la auditiva. En
la visual Jacob ve una escalera que une la tierra con el cielo. Esta escalera, como
la conocemos de ejemplos antiguos, es una rampa ascendente cuya parte superior
alcanza el cielo. Este fue el propósito en la construcción de la torre de
Babel. Simboliza la unión de la tierra con el cielo. Jacob estaba desprotegido
y fugitivo en una tierra desconocida y hostil. Esta visión le asegura que la
tierra no está abandonada sino “conectada” con el cielo. También ve ángeles
subiendo y bajando por la escalera. El ángel es un ser celestial que actúa como
mensajero de Dios y que indica la presencia o la intervención especial de Dios.
Por lo general aparece en forma humana. La segunda parte de la manifestación,
el discurso de Dios, es la más importante. Esta palabra de Dios tiene los
siguientes elementos: Primero, la identificación del Dios manifestado: Jehová
, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac (v. 13). Este es
el Señor, Dios de los patriarcas, el Dios a quien él iba encomendado por su
padre. Segundo, la confirmación del pacto a Jacob. Hasta ahora, Jacob había
adquirido la primogenitura, había obtenido la bendición de Isaac, los cuales
legalmente le otorgaban el privilegio del pacto. Pero faltaba la palabra final
y la más definitiva: la del Dios del pacto. Rebeca quiso, Jacob aceptó, Esaú
vendió, Isaac concedió, pero... ¿y Dios, el que inicia y es dueño del pacto?
Aquí, Dios da su palabra. La confirmación incluye las promesas de tierra a los
descendientes, descendencia incontable y propósito de bendición para todas las
naciones. Tercero, Dios, por palabra, le concede a Jacob una promesa especial y
personal, que tiene que ver con su necesidad presente: La seguridad de su
presencia continua, protección, un regreso a la tierra y una declaración de
fidelidad de Dios en cumplir todas las promesas. Esta confirmación no es
respuesta a los méritos de Jacob ni a las artimañas usadas para conseguir los
privilegios del pacto. Se basan totalmente en el amor incondicional y la
soberanía de Dios en llamar a quien él elige para su propósito (Mal_1:2-3; Rom_9:10-12).
Tercero, viene la respuesta de
Jacob, quien reacciona a la manifestación de Dios de la siguiente manera:
Primero, reconoce la presencia de Dios y expresa temor por estar en presencia
del Dios santo y en un lugar especial. En la creencia popular, las divinidades
estaban limitadas a sus locales identificados. No había entonces seguridad de
la presencia de Dios en el viaje. Segundo, al levantarse por la mañana, Jacob
rinde culto edificando un altar con la piedra que usara como almohada y
consagrando el lugar. Un altar es el lugar especial consagrado a Dios y Jacob
lo consagra derramando aceite sobre él. Tercero, nombra aquel lugar Betel
(v. 19) que significa “casa de Dios”. El propósito de nombrarlo así es
el de recordar la experiencia y fijarla concretamente. El encuentro de Dios y
el hombre siempre es concreto: en un lugar específico y en un momento definido.
Cuarto, Jacob hace un voto a
Dios. Este voto contiene dos partes importantes: Primera, la aceptación de las
promesas de Dios hechas en él (v. 15). Estas promesas consisten en la
presencia de Dios, protección, providencia de alimento y vestido y la seguridad
de regreso a Canaán y a la casa patriarcal de la cual era fugitivo. La segunda
parte de la respuesta es un compromiso personal y profundo de Jacob con Dios.
Este compromiso tiene las siguientes decisiones: Primera, fidelidad a Dios: Jehová será mi Dios. Jacob estaría en tierra
extraña donde se adoraban otros dioses quienes en el pensamiento de la gente
eran los que hacían prosperar a los hombres. En medio de todas esas
tentaciones, Jacob se compromete a ser fiel a Jehová . Segunda, Jacob decide
relacionarse con Dios a través de la adoración. La presencia de Dios será desde
ahora reconocida y honrada en un altar y lugar permanentemente consagrado a
Dios. Más adelante este compromiso se cumple (Rom_37:5).
Tercera, Jacob decide reconocer a Dios como el dueño y dador de todos los
bienes materiales a través de la consagración continua y disciplinada a Dios de
la décima parte de lo que Dios le concede. Este compromiso de Jacob con Dios
manifiesta fe, confianza y sumisión y hace una gran diferencia en su vida. El
promete que el oportunismo, los engaños y el “padrinazgo” para conseguir
ventajas quedan atrás. Surge un nuevo Jacob motivado por un encuentro personal
con Dios. Este compromiso va a guiar a Jacob en sus múltiples conflictos en
Harán donde pese a todo, permanece fiel a Jehová y al cumplimiento del pacto.
¿Qué fue lo que prometió Jacob?
Rom_28:20-22
Los intérpretes de la Biblia no
están de acuerdo acerca de lo que prometió Jacob. Unos dicen que lo que Jacob
hizo fue una negociación manipuladora al Señor. El se comprometía a servir a
Dios solamente si Dios lo bendecía. Señalan el hecho de que Jacob no mencionó
nada acerca de la promesa del Señor de bendecir a sus descendientes y hacerlos
bendición para el mundo. Creen que el encuentro con y rendición de Jacob a Dios
ocurrió más tarde en Jaboc (Gen_32:24-32).
Otros intérpretes dicen que el
hecho que Jacob menciona la dirección, protección, comida y vestuario es porque
esas fueron sus necesidades más urgentes. Eso no significaba que Jacob no tenía
en su mente los valores más altos de lo que acababa de experimentar y que no
confiara en las promesas recibidas del Señor. El razonamiento era sencillo: ¿Si
Dios le podía dar lo más grande, por qué no pedir lo más pequeño?
En todo caso las tres promesas de
Jacob constituyeron un fuerte compromiso.
1. La primera promesa fue profundamente
personal: “Jehová será mi
Dios“ (v.21). De aquí en adelante todos sus actos serían sometidos a la
consideración y aprobación previa del Señor.
2. La segunda promesa fue profundamente
testimonial: “Esta piedra que he puesto como memorial será una casa de Dios“
(v. 22). Aquel llegó a ser un lugar de encuentro con y adoración a Dios.
Betel llegó a ser un santuario al cual Jacob volvió para adorar al Señor (Gen_35:1-7).
3. La
tercera promesa fue profundamente general: “De todo lo que me des, sin falta
apartaré el diezmo para ti“ (v. 22).
Muchas veces estamos tan
interesados en lo que Dios puede hacer por nosotros que olvidamos lo que
nosotros podemos hacer para él. Nuestro crecimiento como cristianos ocurre
cuando reconocemos las razones que tenemos para servir al Señor y las sometemos
a su amorosa validación y certificación. Dios bendijo a Jacob a pesar de su
conducta errática.