Mundo Hispano 2019-07-29
Gén 37:1-36
(6) Jacob
reside en Canaán, 37:1, 2a. En contraste con Esaú, Jacob permanece en la
tierra de Canaán, la tierra prometida a los patriarcas. Aunque hasta ahora no
exista una posibilidad concreta de poseer la tierra, Jacob obedece el
llamamiento de Dios y cumple la condición de permanecer en la tierra. Esta
obediencia se debe a que él está plenamente convencido que es el instrumento
humano del plan redentor de Dios. Como Jacob, un ser humano con intereses y
necesidades propias tal vez podría tener otras opciones mejores. Pero como
Israel, futura nación escogida por Dios, su opción única era obedecer y esperar
en Dios. Así la continuación del pacto se hace posible. Aunque Jacob todavía
llega a aparecer en la narrativa de los siguientes capítulos de Génesis, la atención
primaria es con José, el instrumento de Dios para proveer la sobrevivencia al
pueblo de Israel en formación.
VI. DIOS Y
JOSE, 37:2b-50:26
Una vez asentado Jacob en Canaán,
la familia de Jacob se desarrolla y se organiza en la descendencia patriarcal
prometida. Gran parte de la atención bíblica es en algunos de los miembros de
la familia de Jacob por los conflictos que hacen peligrar seriamente la
sobrevivencia como unidad familiar y potencial de nación. La tierra también
presenta sus dificultades para la sobrevivencia. Varios conflictos
experimentados por los patriarcas anteriores se repiten, algunos con más
gravedad. El hambre, la desintegración familiar, el exilio que hace abandonar
la tierra prometida, la dependencia de un país extranjero —Egipto— que siempre
es precaria y amenazante aparecen en los últimos años del patriarca Jacob. Pero
no es él el instrumento de resolución. El instrumento principal en esta
sobrevivencia es José, el hijo mayor de Raquel y de sentimiento el primogénito
de Jacob. José se distingue de entre sus hermanos y, por su confianza en Dios,
su sabiduría y su fidelidad al propósito divino, es usado por Dios en la
continuación de su plan redentor.
1. JOSé TIENE
CONFLICTOS CON SUS HERMANOS, 37:2b-11
El primer problema de unidad
familiar viene por los conflictos de José con sus hermanos. Varias son las
causas de estos conflictos que se agravan más con el tiempo. Primera, José era
muy responsable y el hombre de confianza de su padre. La actividad principal de
Jacob y su familia era la cría de ovejas. José desde muy joven participaba de
dicha actividad, pero con un papel diferente. Daba información a su padre
referente a las acciones de sus hermanos. Los hijos de Jacob no eran conocidos
como hijos modelos, pero por lo visto, Jacob intentaba controlarlos. José se
diferenciaba de sus hermanos por no participar con ellos en la mala fama y por
ser el hijo de confianza del padre.
Segunda, Jacob mostraba visible y
determinadamente su amor y preferencia por José. Varias eran las razones por
las que Jacob tuviera tal inclinación: La conducta fiel y correcta de José para
con su padre; era el hijo de Raquel, la esposa de amor de Jacob; además su
nacimiento fue tardío y algo muy especial y juntamente con Benjamín, el otro
hijo de Raquel, eran huérfanos de madre. La distinción de túnica de diversos
colores es señal de privilegio y posición jerárquica en la familia. Era la ropa
propia de un príncipe, elegido para reinar.
Tercera, José relataba sus
sueños, lo que le concedía un lugar de prominencia política en la familia.
Estos sueños se repetían, dando así claridad y solidez a su mensaje. El sueño
desde la perspectiva bíblica es un vehículo de revelación que Dios usa con
personas a quienes escoge como instrumento o mensajero de su propósito. Por
ello la interpretación de estos sueños es un don de Dios y no una técnica
humana que puede ser adquirida o desarrollada. Jacob conocía por experiencias
propias el poder de los sueños en hacerse realidad cuando esos sueños son
causados por Dios.
Es interesante notar que tanto la
túnica como los sueños de José apuntan a un desarrollo progresivo de la promesa
de Dios de hacer una nación de esa descendencia. Parecía que el tiempo estaba
parado y que nada pasaba hacia ese objetivo. En esta túnica y en los sueños se
expresa una visión de futuro que muchas veces ayuda a mantener viva la
esperanza frente a una realidad estática.
La reacción de los hermanos es
clara y enfática. Resisten toda idea de subordinación a José y alimentan odio y
envidia hacia él. El mismo Jacob intenta reprimir a José, pero aun así no
desecha estas visiones. Hasta aquí parece ser el desarrollo normal de una
familia con sus propios conflictos. Y si ahí quedaba todo, no habría razón de
preocupación. Pero la vulnerabilidad de la familia patriarcal aparece
nuevamente.
Actitudes
sobre las cuales reflexionar 1. Tratar
a todos de la misma manera. Hay personas a quienes parece que nos resulta amar
más fácilmente que a otras. El favoritismo que Jacob demostró hacia uno de sus
hijos, José, resultó en graves y profundos daños emocionales entre todos los
miembros de su familia.
2. Tener sensibilidad hacia los
sentimientos de otros. Tanto Jacob como su hijo José son ejemplo de cuanto daño
puede causar la falta de sensibilidad hacia los sentimientos de otros,
especialmente cuando esos otros son los miembros de nuestra familia.
3. Evitar ser controlados por la
envidia. Permitir que la envidia y sus primos hermanos, los celos, pueden
producir peligrosos y aun trágicas consecuencias. Los hermanos de José actuaron
movidos por ese sentimiento de envidia y celos que tanto dolor les trajo el
resto de su vida.
4. Ser leales a pesar de todo.
Fue ese sentimiento de lealtad familiar la que actuó para impedir que los
hermanos de José lo mataran. Rubén intervino oportunamente y apela al hecho de
ser hermanos como el último recurso para salvar a José. Un sano sentido de
lealtad hacia nuestra familia, hacia nuestra iglesia, hacia nuestra sociedad,
nos provee la búsqueda de alternativas para contribuir antes que para destruir.
2. JOSé ES
VENDIDO Y LLEVADO A EGIPTO, 37:12-36
El odio y la envidia, al igual
que en Caín, crecen en los hermanos de José impulsándoles a obrar con
violencia. La ocasión se presenta fácilmente en el transcurso rutinario del
trabajo (ver 4:8). En la cría de ovejas, el rebaño es llevado a diferentes
lugares por ciertos períodos de tiempo en busca de pastura y mejor
comercialización. Es así que los hijos de Jacob con sus rebaños van de un lugar
a otro. Jacob envía a José de Hebrón a Siquem, unos 80 km., a buscar a sus
hermanos y traer informes sobre ellos. José los halla en Dotán, unos 25 km. al
norte de Siquem. Cuando los hermanos lo reconocen, movidos por el odio y la
envidia, deciden eliminar al soñador y deshacerse así de la molestia de los
sueños.
El amor en
concreto Jacob, el padre de José,
demostró su amor en concreto hacia su hijo al regalarle una túnica de colores y
al asignarle ciertas tareas especiales. Los hijos necesitan no solamente
palabras que les expresen amor, sino también demostraciones concretas: regalos,
tratos especiales, tareas especiales, que los harán sentirse amados y afirmados
como individuos.
Sus hermanos
le tenían envidia, pero su padre guardaba en mente el asunto (37:11).
Jehová obra en las circunstancias (37:25-28)
Aunque el relato no menciona la
presencia de Jehová , o "Adonai" que era la manera favorita de José
de referirse al Señor, es un hecho que Dios estaba obrando en las
circunstancias para salvar la vida de José y dar continuación al plan que tenía
para él. La intervención de Rubén, la aparición de los ismaelitas, la propuesta
de Judá, todo fue usado por Dios para cumplir su propósito en la formación y
desarrollo de la nación hebrea.
Para la eliminación de José se
traman tres planes: Primero, el de matarlo, tirarlo en una cisterna y culpar la
muerte a una fiera. Segundo, Rubén sugiere echarlo en la cisterna y dejarlo
allí sin atentar contra la vida. Rubén, como primogénito sentía la
responsabilidad de librarlo de la muerte y enviarlo más tarde de vuelta a
Jacob. Este plan se acepta y se lleva a cabo de la siguiente manera: Primero,
despojan a José de su túnica, distintivo que lo identificaba como el hijo
favorito. Segundo, lo echan en la cisterna o aljibe que tenía el propósito de
acumular el agua de lluvia. Esta cisterna estaba sin agua por lo cual servía
sólo como prisión. Por la forma de botella y la profundidad de la cisterna, era
prácticamente una trampa de la cual no se podía salir. En 42:21, se relata la
angustia de José y su pedido de compasión estando en la cisterna. Tercero, los
hermanos se sientan a comer, mostrando una total indiferencia hacia la angustia
de José.
Pero luego se añade un tercer
plan a sugerencia de Judá. Con la llegada de una caravana de ismaelitas y
madianitas, mercaderes que con sus productos iban a Egipto, Judá propone vender
a José a los mercaderes por el precio de un esclavo. Este plan cumpliría el
propósito de eliminar a José, pero sin matarlo, en consideración fraternal. Así
José es vendido y llevado a Egipto destino final de la caravana de mercaderes.
Cuando Rubén, quien no estuvo en
la venta de José, vuelve con la intención de librar a José, reclama a sus
hermanos reconociendo su responsabilidad de tener que dar cuenta a Jacob de él.
Los hermanos, para ocultar el hecho y tener una explicación de la desaparición
de José, tiñen la túnica de José con sangre y la llevan a Jacob, diciéndole que
la encontraron sin declararle nada. Jacob reconoce que es la túnica de José y dicha
túnica sirve de evidencia para pronunciar legalmente la muerte de José. Más
adelante la esposa de Potifar usará también el manto de José como evidencia
para que se pronuncie el destino de José. La desaparición de José afecta
profundamente a Jacob quien reconoce que el peso de esa pérdida lo llevará toda
su vida. Nadie puede consolarlo de su duelo. Una vez más, el engaño aparece en
la familia de Jacob. Esta vez causando mucho dolor en Jacob, un sentimiento de
culpa profundo en los hermanos de José (42:21, 22), esclavizando a José y
poniendo en peligro la formación de la nación escogida. Pero José no fue
muerto. Llega a Egipto y un funcionario del faraón lo adquiere como esclavo.