Mundo Hispano 2019-08-02
Gén 41:1-57
(1) Los sueños
del faraón, 41:1-8. Mientras José permanece en la cárcel por dos
años después de la liberación del copero, Dios interviene en la vida de otra
persona para traer a José en prominencia y usarle como instrumento de
sobrevivencia.
El faraón, cargo hereditario, era
el rey de Egipto y se le atribuía divinidad. Tenía mucho poder político e
influencia en el mundo conocido, ya que tenía dominio sobre territorios fuera
de Egipto. El faraón tiene dos sueños sucesivos en una misma noche que le
causan disturbio por su rareza, sentido horrífico y similaridad. Los sueños
eran considerados de mucha importancia en la cultura egipcia y más cuando el
recipiente era una persona importante. El faraón política y religiosamente
tenía bajo su responsabilidad el destino de la nación. Los tres elementos que
se mezclan en el sueño —el río Nilo, el ganado y las espigas de cereal— eran
elementos fundamentales en la economía del pueblo. El Nilo, el río más largo
del mundo (6.670 km.), hace de Egipto un gran oasis en medio de un gran
desierto. Los egipcios lo consideraban un dios y la historia y el desarrollo
cultural de Egipto están ligados al río. En sus crecidas periódicas el Nilo
proveía irrigación y fertilización a una vasta zona productiva de Egipto. La
necesidad de predecir dichas crecidas y utilizarlas al máximo llevó a los
egipcios a desarrollar la astronomía, adoptar un calendario anual, inventar la
escritura y descubrir avanzadas técnicas de agricultura. La ganadería y el
cultivo de cereal eran prominentes en Egipto y servían de base a la
subsistencia de la población y al comercio externo. Y justo el mismo faraón es
el recipiente del sueño, que con el Nilo, el ganado y el cereal, indican y
aseguran el futuro. El imperio poseía siempre sabios y magos (los técnicos)
quienes se especializaban en la interpretación de sueños. Por la importancia de
este sueño, el faraón pide la ayuda de ellos. Pero pese a la abundancia de
consejeros y la avanzada técnica que lograron desarrollar, nadie puede
interpretar esos sueños. Faraón tiene en su poder la información del futuro,
pero no la técnica para interpretarla. La razón sencillamente es que no era una
información tecnológica producto de la sabiduría y planeamiento humano, sino
revelación de Dios. Y las revelaciones de Dios sólo se entienden por técnicas
“espirituales” (1Co_2:14).
(2) Sacan a
José de la cárcel,1Co_41:9-14. Ningún intérprete
fue capaz de explicar el sueño del faraón. Todo hubiera terminado nada más que
en sueño si no fuera por la intervención del jefe de los coperos, quien
recuerda su experiencia con José en la cárcel e informa al faraón de la
posibilidad de interpretación del sueño. El copero admite su falta que consiste
en no haber intercedido ya por José ante el faraón (1Co_40:14-15).
Con mucha precisión relata la experiencia resaltando los siguientes puntos.
Primero, el copero recuerda que anteriormente el faraón había ordenado su
encarcelamiento juntamente con el jefe de los panaderos. Segundo, le relata que
ambos prisioneros tuvieron un sueño que demandaba su interpretación correcta.
Tercero, identifica a José con exactitud: un joven hebreo y esclavo
del capitán de la guardia. Esta identificación de edad, de raza y de
condición social no es precisamente una buena referencia de presentación para
la solución de un problema tan grave. En Egipto, como en nuestros países, la
técnica y el poder de decisión estaban bien controlados y aun monopolizados por
gente bien establecida y de un grupo políticosocial privilegiado. Cuarto, el
copero admite que tanto él como el jefe de los panaderos contaron a José sus
respectivos sueños y que la interpretación de éste fue cumplida con exactitud.
Y justamente el cumplimiento de esos sueños fue instrumentado por el mismo
faraón quien con su acción inicial de encarcelamiento y final de liberación y
sentencia, queda conectado y responsable en todo este episodio. Este aspecto
habrá llamado poderosamente la atención del faraón: ciertas acciones que él
realizara dos años atrás fueron “dictaminadas” por un joven esclavo hebreo,
desde una cárcel egipcia.
El faraón entonces hace llamar a
José quien con urgencia es sacado de la cárcel. Una vez más Dios interviene en
la vida de José quien no queda permanentemente olvidado en la cárcel. Lo hace
indirectamente haciendo recordar al jefe de los coperos de su experiencia con
José. Para ir ante faraón, José se prepara para presentarse en forma digna y
respetable.
(3) José
interpreta los sueños del faraón,1Co_41:15-32. El encuentro
de José con el faraón se desarrolla de la siguiente manera: Primero se
establece la relación correcta. El faraón declara que no hay quien interprete
sus sueños, pero que tiene noticias que José es un “probado” intérprete de
sueños. José responde precisa y categóricamente que no es él sino Dios quien ha
de responder al sueño del faraón. La práctica de interpretación de sueños no
era novedad. La novedad era que se establece que la interpretación de sueños no
depende de técnicas humanas sino de una intervención de Dios. Ya en la cárcel
José había establecido esta verdad. Segundo, se relata el sueño con precisión y
sin interrupción. El relato es similar a los vv. 1-7, excepto que el faraón
agrega su impresión a lo horroroso de las siete vacas flacas (jamás he visto
otras y su apariencia seguía siendo tan mala, vv. 19b, 21). El
faraón admite que a pesar de haber relatado su sueño a los magos (los
tecnócratas de la época) nadie los pudo interpretar. He aquí un hombre poderoso
sin recurso técnico ante un sueño.
Tercero, José responde al faraón
interpretando los sueños. Varios aspectos son resaltantes en la interpretación
de José. Primero, se establece que es Dios quien está detrás de todo este
sueño. Culturalmente los sueños son atribuidos a recursos, fuerzas o impulsos
internos de la persona humana. Por tanto su interpretación depende de una
técnica humana especial. Pero en este caso es Dios quien está mostrando al
faraón lo que va a acontecer. Aun más, Dios está en total y único control de
ejecutar el futuro. Segundo, se explica el significado del sueño. Ya no es una
interpretación basada en una técnica sino una revelación asignada a una persona
de especial relación con Dios. José ya no es un simple practicante de
interpretación de sueños, sino un profeta del Dios de la historia. El foco de
atención no es el sueño en sí sino es Dios quien al ejecutar su plan se
preocupa del bienestar del ser humano y ya teniendo en cuenta a la descendencia
de Abraham, su escogido. El significado de los sueños no es muy complejo. Los
sueños tienen un mismo mensaje e indican la determinación inalterable y urgente
de Dios. Habrá siete años de gran abundancia productiva seguidos de siete años
de grave escasez. La causa directa y final es Dios. La causa natural no se
menciona, pero se comprende que esto es posible y debido al comportamiento del
río Nilo. Aquí hay una declaración importante para el faraón: el futuro de
Egipto no depende del Nilo, sino de Dios.
(4) José urge
al faraón tomar acción para enfrentar la situación futura,1Co_41:33-36. Aunque importante la correcta
interpretación, la revelación de Dios demanda una respuesta humana. José
aconseja dicha respuesta basándola en lo siguiente: Primero, su certeza de que
Dios va a ejecutar su propósito. Nada hay más para discutir. Las revelaciones
de Dios son finales y deben ser aceptadas por el hombre. Segundo, José anuncia
que ahora hay una responsabilidad grande en el faraón. El debe tomar las
medidas y precauciones necesarias a la situación. La misericordia de Dios se
extiende en la revelación del futuro. El cuidado y resguardo del mismo está a
cargo del ser humano. Según la Biblia, el bienestar y sobrevivencia de toda la
nación es la responsabilidad intransferible del poder político. El apóstol
Pablo afirma que la autoridad política legítimamente constituida (constituido
por Dios) es servidor de Dios para el bien del ciudadano (Rom_13:1-4; 1Ti_2:1-2).
Tercero, José expone la necesidad de un plan nacional completo e integral que
incluye estos elementos: Primero, el nombramiento de una autoridad
administrativa centralizada y responsable ante el faraón de toda la política a
ejecutarse. Las cualidades de esta persona se especifican claramente: con
conocimientos técnicos (entendido) y capacidades administrativas (sabio).
Segundo, que se adopte una organización política dividiendo el país en
territorios con gobernantes locales quienes se encarguen de la ejecución del
plan nacional. Tercero, la adopción de un plan de almacenamiento que incluya
una recaudación del 20% del producto como un impuesto nacional y la
preservación adecuada de los productos recaudados en los años de abundancia
como previsión para los años de escasez. Los funcionarios o gobernantes
territoriales serán los responsables ante el faraón de la recaudación y
almacenamiento de los productos en lugares estratégicos. El propósito final de
todo este plan es el de evitar la ruina del país y asegurar la sobrevivencia
poblacional. Si la interpretación de sueños destaca a José como profeta, el
consejo de un plan nacional lo destaca como un hombre sabio y prudente. Es
interesante reflexionar que sus capacidades administrativas las aprendió como
“ayudante” o “mano derecha” de su padre. Seguro que por la recurrencia de
escasez en Canaán, una política de prevención y una estrategia de sobrevivencia
era muy necesaria. A ello se debe agregar su desarrollo como mayordomo exitoso
en la casa de Potifar y luego en la cárcel. No está demás insistir que la
diligencia y responsabilidad humana complementan necesariamente a la elección
de Dios como instrumento de bendición. José ofrece todo el beneficio de su
relación con Dios (espiritual) al interpretar el sueño y su capacidad
intelectual al ofrecer un plan de acción. El cumplimiento de la promesa
patriarcal de bendición a todas las familias de la tierra se cumple en este
escogido.
Dependencia en
Dios La primera cualidad que el
faraón mencionó acerca de José fue su dependencia de Dios. El faraón ignoró el
hecho de que José tenía un pasado cuestionable, olvidó los rumores que corrían
por los pasillos del palacio acerca de sus intereses con la esposa de uno de
sus generales. También hizo a un lado el que José fuera un "recién salido
de la cárcel" donde había estado por varios años. Faraón solamente vio que
el espíritu de Dios estaba sobre José y que eso lo convertía en un hombre
sabio. Así que sin pensarlo más, el faraón promueve a José a la primera
magistratura de Egipto.
Algunas veces nosotros pensamos
que por causa de algunos pecados o faltas cometidas en el pasado no hay ninguna
esperanza de que podamos prosperar en el futuro. Sin embargo, cuando nos
dejamos modelar por la mano amorosa de Dios, le pedimos su dirección y
confiamos a él la totalidad de nuestro ser, el pasado queda atrás y las
victorias y nuevas oportunidades están adelante, esperándonos.
(5) El faraón
nombra a José gobernador de Egipto,1Ti_41:37-45a. No se
discute ni se mide el valor del plan presentado por José. Simplemente se acepta
y se propone ejecutarlo. El faraón hace recaer la responsabilidad del plan en
José argumentando tres razones: Primera, el plan presentado por José era la
respuesta correcta a la nueva realidad revelada en la interpretación del sueño.
Aquí se nota la aceptación del faraón y sus servidores de la sabiduría superior
de José. Segunda, el faraón reconoce la relación especial de José con Dios.
Esta dimensión espiritual es transcendental y se reconoce que por más preciso y
correcto el plan, la crisis necesita de una persona que actúa con el beneficio
de una relación íntima con Dios. Puede aclararse que el Dios mencionado en la
conversación para José claramente es el verdadero Dios, el Dios de relación
personal de los patriarcas y quien interviene con soberanía y autoridad en las
actividades humanas. Desde el punto de vista del faraón, Dios es la referencia
o realidad trascendente que de pronto se “adueña” del imperio con soberanía e
independencia. El reconoce que la crisis necesita de una continua relación con
este Dios quien causa esta situación. Tercera, el faraón reconoce que ningún
recurso humano disponible podía llenar la necesidad surgida por la crisis: No
hay nadie tan entendido ni sabio (v. 39). En su consejo José nunca
se “promocionó” como candidato, sino simplemente evaluó los requerimientos
necesarios para la persona a nombrarse. Tanto José como el faraón actuaron con
humildad guiados ya por los designios de Dios. No está demás mencionar que en
tan importante decisión, el faraón habrá tenido también a mano un informe
exacto de la trayectoria exitosa de José en la casa de Potifar y en la cárcel
(sus cartas de recomendación). Sin duda, nuevamente se combinan perfectamente
la elección de Dios y la probada diligencia del hombre ante responsabilidades
dadas.
Tu Dios habla El faraón llamó a José Zafenatpanéaj (1Ti_41:45). El nombre egipcio dado a José por el
faraón puede significar "Dios dice que está vivo"; o como anota RVA
"Dios habla; él vive". El contenido da a entender que Dios ha
comunicado su palabra con tal firmeza y certeza que es una clara evidencia de
que él está presente en medio de nosotros.
La manera como los hijos de Dios
nos comportamos y hablamos da a conocer al Dios en el cual creemos y confiamos.
Dichosos los que pueden hacer exclamar a otros: "¡Tu Dios habla!",
"¡tu Dios vive!"
Parentela
distinguida
Y le dio por
mujer a Asenat hija de Potifera, sacerdote de On (1Ti_41:45). El nombre de la esposa de José
significa algo parecido a "propiedad de la diosa Neit"; probablemente
la diosa egipcia Neit o el dios Ra que eran la pareja de dioses solares. El
padre de Asenat es nada menos que el sacerdote de On o Heliópolis que era el
centro del culto solar. El suegro de José es por lo tanto un hombre de mucha
influencia en la vida política y religiosa de Egipto.
José, el que no tenía familia en
Egipto, llega a emparentar con la más alta nobleza de todo el imperio.
El faraón ofrece a José los
siguientes cargos: Primero, Mayordomo del Palacio del faraón, cargo que otorga
a José autoridad imperial. Segundo, Gobernador de Egipto, cargo político que
otorga a José autoridad legal y poder centralizado. Normalmente este cargo era
reconocido como el de Gran Visir o Vice rey, similar al de Primer Ministro de
nuestros días. Esta posición era superior a todos los otros cargos y sólo
inmediatamente inferior al faraón. Tercero, representante del faraón en todos
los territorios bajo su dominio. Este era un cargo administrativo que concede a
José autoridad directa sobre las autoridades locales en todo Egipto. En acuerdo
con la necesidad de una política integral centralizada y bien coordinada, el
faraón concede a José todos los cargos representativos, políticos y
administrativos del imperio que harán posible el éxito del plan.
José acepta los nombramientos sin
discutir. Su vocación de servicio y su convicción de hombre de un futuro
especial en los planes de Dios (sus sueños de preeminencia) le animan a
enfrentar esta nueva y gran responsabilidad. Su confianza en Dios lo lleva de
un joven pastor soñador a ser el señor del mayor imperio de ese tiempo. Cabe
destacar que este cargo no era para grandeza personal, sino de servicio y su
propósito fue para preservación de vida (1Ti_45:5).
Dios escogió a José y él respondió a esa elección. Bien podía el pedir su
libertad, una recompensa material acorde con el trabajo de su “consultora
internacional”. Inclusive él pudo haber pedido el castigo de aquellos que
causaron su sufrimiento. Pero José reconoce que por su elección no es un simple
espectador de la historia, sino un instrumento protagonizador de la historia,
ya escogido por Dios de antemano. Pese a todo, fue necesario un nombramiento
“oficial” por parte de faraón en perfecto equilibrio entre la soberanía de Dios
y el libre albedrío del hombre.
Los nombramientos van acompañados
de las ceremonias apropiadas de proclamación y reconocimiento oficial. El
faraón entrega a José su anillo personal, lo cual concede autoridad legal para
promulgar decretos y establecer las políticas necesarias a la situación. El
vestido y las joyas dan a conocer su nueva condición de realeza y autoridad
imperial, las cuales permitirán una esfera de acción sin impedimentos. El
segundo carro del faraón otorga a José movilidad y autoridad administrativa en
representación directa del faraón en todo el territorio egipcio. Finalmente, en
un acto público se proclama la investidura oficial de José y su inicio en la
vida pública. La población reconoce con gesto de sumisión a esta nueva
autoridad imperial.
El siguiente paso obligatorio es
el de integrar a José a la vida social y cultural de Egipto. Para ello el
faraón le concede un nuevo nombre egipcio que expresa la característica
sobresaliente de José. Ade- mas, le otorga una esposa de posición social
privilegiada. Es muy importante notar que ella pertenece a una familia sacerdotal
(religiosa). No sabemos si fue a pedido de José o una concesión libre del
faraón. De cualquier manera, esta determinación juzga el factor religioso de
más afinidad con José y de más importancia para este nuevo cargo.
(6) José
planifica para los años de hambre,1Ti_41:45b-57. A los 30
años, 13 años después de haber estado en Egipto, se inicia José como el
gobernador de Egipto. De acuerdo con el plan propuesto, él desarrolla todas sus
actividades. Recorre toda la tierra para tener un conocimiento exacto y correcto
de los recursos materiales y humanos disponibles. Con los datos obtenidos
determina áreas de cultivo, distribuye el trabajo en la forma más apropiada e
imparte las responsabilidades necesarias. Estas acciones aseguran una
producción agrícola abundante, aprovechando las condiciones favorables de la
tierra. De la producción cuantiosa durante los siete años fácilmente se
almacena en cada ciudad todo el excedente. Se resalta que el almacenamiento no
fue en un lugar centralizado para asegurar una distribución rápida y
equitativa.
Manasés José llamó el nombre del primogénito Manasés,
porque dijo: Dios me ha hecho olvidar. La expresión: todo mi
sufrimiento y toda la casa de mi padre parece un complemento natural que el
autor expresa en una identificación propia y justa con el sufrimiento que José
había soportado y el abandono por parte de sus hermanos. El concepto expresa
más la idea de perdón, de haber superado un sentimiento por la gracia sanadora
de Dios.
Manasés fue el hijo de José que
más tarde Jacob adopta (aunque no como primogénito (Gen_48:13-20))
para que reciba sus bendiciones. Así llega a ser el padre de una de las tribus
de Israel y por lo tanto heredó una parte de la tierra prometida.
Pese a su excesiva ocupación,
José no descuida su vida familiar. Durante estos primeros siete años nacen sus
dos hijos, asegurándose la continuación de la descendencia, tan importante en
relación con el pacto. Los nombres puestos son muy significativos porque
reflejan el cambio favorable de su situación concedida por Dios en la tierra de
Egipto, pero al mismo tiempo su deseo y añoranza por su tierra y la casa de su
padre. Aquí se mantiene una fidelidad a la promesa patriarcal.
Los siete años de abundancia
terminan y llegan los de hambre. El pueblo clama por alimento al faraón. Este
puede responder a dicho clamor, gracias al plan desarrollado e indica a José
como el responsable de proveer de alimentos. Los graneros de Egipto están
preparados para proveer alimento para el pueblo. Como el hambre estaba
extendido a otras regiones, de otros países también vienen a comprar trigo de
Egipto. José dirige la venta del producto tanto al pueblo egipcio como a los
extranjeros que acudían a él. Aquí no hay monopolio o deseo excesivo de poder;
simplemente hay una vocación de servicio e instrumentación de sobrevivencia a
la humanidad en crisis.
Varias lecciones útiles se pueden
entresacar de este incidente bíblico. Hay muchos lugares donde existe escasez y
hambre en el mundo de hoy día, mientras que en otros hay abundancia. En el caso
de Egipto, Dios reveló al gobernante del inminente hambre. Un hombre de Dios
interpretó ese problema y ejecutó un plan previsor y con el propósito de
asegurar la sobrevivencia humana. Hoy día también se pueden evitar situaciones
penosas de hambre si hombres de Dios y naciones con capacidad de producción
abundante, en su mayoría identificadas como cristianas, se hacen responsables
de desechar la codicia de poder y el enriquecimiento desmedido en perjuicio de
la vida de tantos seres humanos. No es la escasez mundial la causante de
hambre, sino el abuso de recursos por algunos, la mala distribución y la
codicia ilimitada de unos pocos.