Mundo Hispano 2019-08-05
Gén 44:1-34
(2) José hace prisionero a Benjamín, 44:1-17. Para lograr este propósito José prepara un complot con su mayordomo quien ejecuta con precisión todas las órdenes superiores necesarias. Primero, se despide a los hermanos para que regresen a Canaán. Para ello se les provee de abundante alimento a todos, nuevamente con el dinero de pago en sus respectivos costales. Además, específicamente José ordena que su copa de plata sea puesta en la boca del costal de Benjamín. Este objeto serviría de ocasión irrefutable de procedimiento de arresto.
En segundo lugar, José, quien personalmente estaba dirigiendo el complot, ordena a su mayordomo a ir a apresar a Benjamín bajo la pena de robar la copa de plata del gobernador. Esta orden no fue tan simple en cumplirse con precisión, ya que los hermanos protestan vehementemente su inocencia. No pueden admitirse culpable de tal acción después de haber demostrado fehacientemente su honestidad y buena intención. Para reafirmar su inocencia, los hermanos pronuncian un castigo extremo si son hallados culpables: el que robó la copa sería muerto y los demás serían convertidos en esclavos. El mayordomo acepta el desafío pero lo suaviza: sólo el que tiene la copa será hecho esclavo; el resto podrá irse libre. Finalmente, la copa es hallada en el costal de Benjamín. Pero no abandonan a Benjamín. Todos regresan con él a la ciudad, sumidos en profundo pesar y disponiéndose a enfrentar la situación solidariamente.
Al llegar ante José, expresan su culpabilidad postrándose en tierra, acto propio de reos y esclavos. Ante la acusación de José, Judá, quien había salido de fiador por Benjamín, reconoce que es Dios quien ha descubierto la culpabilidad de ellos. Aquí no sólo se reconoce la culpa por la copa, sino una culpa mucho más grave y que les ha estado persiguiendo todo este tiempo: es la culpa por su acción contra el hermano José, 22 años antes. Judá ofrece la esclavitud incontestable de todos y especialmente de aquel en cuyo poder se halló la copa.
José, buscando una reacción más de sus hermanos, les propone que sólo Benjamín quede como esclavo y los demás regresen a Canaán con los alimentos. Posiblemente esta es la prueba final que José estaba buscando en su relacionamiento con sus hermanos antes de identificarse.
En medio de las crisis 44:1-17
Llega el momento cuando José decide enviar a sus hermanos con los alimentos de regreso a Canaán. Cuando todos pensaban que las cosas se habían mejorado, José tenía otro plan que pone a sus hermanos en medio de una nueva crisis. Esta crisis pone en evidencia que cuando no hemos resuelto adecuadamente los asuntos espirituales y la relación con Dios, nuestros valores se confunden y aunque deseamos hacer lo mejor no siempre es posible.
1. Están seguros que son inocentes y por lo tanto afirman que en quien se encuentre la copa, debe morir y ellos se ofrecen como esclavos. Lo que no sabían es que efectivamente la copa estaba en el costal de Benjamín. Eran inocentes, pero no podían negar el hecho (v. 11).
2. El administrador de José les dijo que solamente debía volver Benjamín y que los otros estaban libres, sin embargo deciden regresar todos a Egipto para sufrir las consecuencias por el "robo" de la copa (v. 13).
3. Frente a José confiesan que son culpables, aunque en verdad eran inocentes (v. 16). Esto nos recuerda cuando en el caso de José, insistieron delante de su padre que eran inocentes, cuando en realidad eran culpables.
4. Judá, quien anteriormente había propuesto que José fuera vendido, ahora se presenta como fiador por su hermano (v. 18).
(3) Judá intercede por Benjamín, 44:18-34. El discurso de Judá es uno de los más conmovedores de toda la Biblia. Constituye una pieza genial de la narrativa, llena de informaciones precisas y cargada de emociones profundas. El inicio es muy respetuoso y apelativo y el final crea un impacto conmovedor. Los argumentos escogidos son precisos y siguen el siguiente orden para llegar a su propósito final: Primero, recuerda a José que en el primer encuentro cuando éste insistía en que el hermano menor viniera, ellos habían explicado que el joven era muy querido por su padre, quien le amaba entrañablemente por esta circunstancia especial: Su madre y un hermano habían desaparecido y este hijo le había nacido en la vejez. Ni aun así, el gobernador desistió de su pedido.
Segundo, explica la reacción firme y apelativa del padre de no desprenderse de su hijo menor, pues era lo único que le restaba de una de sus esposas. La pérdida de uno de sus hijos le había causado ya un dolor inconsolable. La perspectiva de la pérdida de este otro hijo sería de una aflicción permanente y hasta la muerte.
Tercero, describe el impacto trágico y horroroso que causaría el no regreso del hijo menor. El padre moriría con profundo dolor y los demás serían culpables para siempre de haber causado tal aflicción. Toda una familia quedaría desintegrada espiritual, social y emocionalmente.
Cuarto, aceptando la culpabilidad, pide no el perdón, sino que se ofrece a sí mismo a sustituir al culpable por las siguientes razones: primera, él salió de fiador a su padre y es el responsable de que el menor regrese a su casa. Segunda, no podría ver sufrir a su padre la ausencia de su hijo menor. En otras palabras, Judá estaba dispuesto a hacer todo lo posible para evitar el sufrimiento de su padre.
Es interesante pensar en el significado de este discurso. Primero, refleja que los hermanos tienen un gran respeto y consideración por su padre Jacob. Segundo, que habían aceptado a Benjamín como hermano y en los términos y relación que Jacob, el padre había determinado (no ya con aborrecimiento, hostilidad y envidia, como a José anteriormente). Tercero, que no estaban poniendo su bienestar personal (específicamente en el caso de Judá) en primer lugar, sino el de Jacob y toda la familia. Cuarto, se reconoce la culpabilidad ante lo que hicieron con José (42:21, 22) y que Dios finalmente les estaba recompensando por esa maldad (44:16).
Todos estos cambios de actitud, de reconocimiento y el impacto conmovedor del discurso convencen intelectual y emotivamente a José que las condiciones se han cumplido y que ha llegado el momento de identificarse plenamente a sus hermanos.
Ni mago, ni exorcista, ni adivino, ni hechicero 44:15
Es importante observar cómo el autor de este relato protege a José de ser acusado de practicar la adivinación. Cuando el administrador dice a los hermanos de José: ¿... y por la que suele (mi Amo) adivinar? (v. 5). Fue parte del drama para confundir a los hermanos. Luego, José dice: ¿No sabéis que un hombre como yo ciertamente sabe adivinar? (v. 15) evitando de manera cuidadosa decir que usa la copa para hacer sus actos de adivinación. Todo lo que dijo fue un hombre como yo... De esa manera el autor guarda armonía con la prohibición estricta sobre la práctica de la adivinación que encontramos en Deu_18:10.
En nuestros días se ha renovado el deseo por conocer las cosas ocultas por medio de objetos a los cuales se les atribuyen propiedades milagrosas. No hay ninguna justificación para que una persona temerosa de Dios practique la adivinación o busque a alguien para que le diga alguna cosa acerca de su futuro o pasado. La Palabra de Dios se expresa con claridad contra tal práctica. Dios espera que sus hijos confiemos solamente en él y nos mantengamos fieles a su Palabra.
Pasos hacia la madurez
44:18-3
4 El Judá que encontramos aquí resulta ser muy diferente de aquel que hasta ahora hemos conocido. Sus palabras y su disposición de ser el fiador por su hermano muestran el enorme progreso de Judá hacia la madurez.
1. Humildad (v. 18). Las palabras usadas son de respeto y deferencia. Casi cada palabra exalta y alaba a José y hace notoria la indignidad de Judá.
2. Sencillez (vv. 19-26). Sin palabras retóricas ni muy elaborados pensamientos Judá expone con simplicidad y puntualmente los hechos y la verdad. José conocía los mismos hechos y podía corroborar su veracidad. Judá no explica ni razona, simplemente expone con sencillez.
3. Responsabilidad (vv. 27-32). Judá se da cuenta que su padre ha sufrido mucho por la muerte de su amada esposa, por la desaparición de su hijo José y que por lo avanzado de su edad, podría morir al no ver a su hijo Benjamín. El asume el papel de protector de su padre y de su hermano pequeño.
4. Sacrificio personal (vv. 33, 34). Con tal que Benjamín pueda volver a su padre, Judá está dispuesto a permanecer como esclavo por el resto de su vida. Judá prefiere terminar sus días como esclavo antes que presenciar el dolor de su padre por la ausencia de su amado hijo. Noble sacrificio personal con el propósito de proveer un poco de felicidad a su anciano padre.
En este ejemplo aprendemos que en algunas personas el proceso de la conversión puede ser lento y gradual, pero como quiera que sea, siempre se van dando cambios en el carácter y en la vida de la persona.