Mundo Hispano 2019-08-08
Gén 47:1-31
(5) El faraón
asigna el territorio de Gosén para Jacob y su familia, 46:31-47:12. Después del
emotivo reencuentro y de familiarizarse con toda la familia, José procede a
preparar el asentamiento oficial de Israel en Egipto. Cuidadosamente él sigue
varios pasos para asegurar un asentamiento legal y propicio tanto para Egipto
como para Israel. Por lo general, los asentamientos causan múltiples problemas
y conflictos en lo político, social, económico y emocional. Las migraciones de
individuos o grupos de gente hacia países industriales o de tercer a primer
mundo, los campos de refugiados, los asilados políticos, los cinturones pobres
de las ciudades, son manejados generalmente con intereses conflictivos,
conveniencias políticas discriminatorias y ausencia de planeamientos y
recursos. En contraste, los principios que José usa en este asentamiento son
muy justos y apropiados, reflejando la gran sabiduría política de José. Con
esta actuación, se reafirma que el cargo de José era una vocación al servicio
de Dios y en perfecta unidad con la voluntad divina. Las decisiones y acciones
de una persona así consagrada, nunca han de perjudicar a nadie. Es urgente la
vigencia de estos principios en nuestros días cuando la situación en campos de
refugiados por razones políticas, guerras o hambre, o la situación de migrantes
en busca de trabajo, se vuelve problemática y conflictiva en todo el mundo.
Todos los procedimientos se
realizan en un marco de completo respeto a la autoridad superior, a las leyes,
a las costumbres de ambos pueblos y buscando el máximo beneficio mutuo.
Primero, José decide informar
oficialmente al faraón y lo hace personalmente. En su informe él comunica datos
precisos y útiles para que el faraón tome las decisiones correctas. Estos datos
tienen que ver con la capacidad laboral, los recursos humanos y materiales y
las características y necesidades propias de la población a ser recibida.
Segundo, José prepara a su pueblo
y específicamente a líderes escogidos que han de representarlo ante el faraón.
Esta preparación tiene que ver con datos importantes en el campo laboral: el
interés en trabajar y en usar los recursos traídos. Se resalta que la masa
humana trabajadora no hará peligrar el mercado local de trabajo ni causará
desempleo alguno. José añade además datos de costumbres que pueden ser
chocantes o conflictivas en el encuentro de dos culturas. En su identificación,
los líderes deberán declarar expresamente su sumisión a la autoridad imperial.
Tercero, José presenta a cinco de
sus hermanos como líderes representantes, para dar oportunidad al mismo faraón
de obtener directamente todos los datos necesarios y tomar las decisiones pertinentes.
Cuarto, José deja que sus mismos
hermanos hagan la petición oficial al faraón (por supuesto, bien preparados por
José). Esta petición incluye los siguientes elementos: Primero, piden la
oportunidad de trabajo. El oficio u ocupación de ellos no hará competencia a
los nativos, factor muy importante y conflictivo en todo asentamiento. Segundo,
piden una residencia permanente. Esto significa una posición legal, un
territorio definido y apto (Gosén) y una libertad organizativa mínima (ser los
mayorales de sus propios ganados). Tercero, declaran su sumisión política a la
autoridad del faraón (tus siervos, v. 3), aceptando así respetar el
orden político y las leyes vigentes en el imperio. Este asentamiento es
pacífico, no una invasión. Cuarto, basan todas sus peticiones en la gravedad
del hambre en Canaán lo cual pone al faraón en única y total responsabilidad de
la sobrevivencia de este pueblo. De la decisión del faraón depende la vida o la
muerte de muchos hombres, mujeres y niños.
La petición está hecha. La
palabra final (y fatal) está en los labios del faraón de Egipto. El problema
aparente sigue siendo la sobrevivencia de un pueblo. Pero el problema real es
la continuación del plan redentor de Dios a través de la sobrevivencia de un
pueblo escogido. Hay una paradoja interesante de notar: la continuación del
plan redentor de Dios depende de la decisión de un hombre en un cargo político
trascendental. Tal es la identificación que el Dios soberano hace con la
humanidad y tal es el riesgo que varias veces se toma en la historia de la
salvación (Nabucodonosor, Ciro, Herodes, Augusto Cesar, etc.). Con razón el
apóstol Pablo decía que el tesoro está contenido en vasos de barro, para que la
excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros (2Co_4:7).
Encuentros que
hicieron una diferencia 2Co_46:1
a 47:12
En este pasaje encontramos tres
encuentros que tuvieron un gran significado e hicieron una notable diferencia
en la vida de los participantes:
1. Jacob va a Beerseba para
encontrarse con Dios (46:1-7) y como resultado recibe la confirmación del Señor
de ir a Egipto con toda su familia.
2. Jacob y José se encuentran en
Gosén (46:28-31) y como resultado se cura la tristeza de Jacob y José disfruta
el gozo de encontrarse de nuevo con su padre.
3. Jacob se encuentra con el
faraón en Egipto (47:7-12) y como resultado el faraón recibió la bendición de
Jacob. El faraón dio lo que tenía, bendiciones materiales; Jacob dio lo que
tenía, bendiciones espirituales.
Cuando el
opresor era bueno 47:5, 6,
11
Muchas veces se ha interpretado
el cap. 47 de Génesis para ilustrar la manera cómo los opresores se aprovechan
de la necesidad, la pobreza y el hambre del pueblo para despojarlos de sus
propiedades. Esa manera de ver las cosas ha creado una imagen negativa de
Egipto. Es cierto que Egipto más tarde oprimió al pueblo de Dios; sin embargo
en esta instancia, Dios usó al faraón para la sobrevivencia y formación en
nación de su pueblo escogido. El faraón permitió el traslado de Jacob y su
familia; les concedió el uso de una buena tierra, sustento y fuentes de trabajo
a los hermanos de José. Debemos reconocer que Dios es soberano en usar a
cualquier persona para su propósito.
Es nuestra
responsabilidad
47:11, 12
José asumió un especial cuidado
de todas las necesidades de su familia, que de momento se encontraba en
circunstancias de desventaja. Nosotros, como cristianos, necesitamos demostrar
nuestro interés hacia nuestros padres, especialmente cuando ya están ancianos e
incapacitados, y por nuestra familia durante aquellas épocas cuando las cosas
no marchan bien. Dios puede habernos colocado en una situación desde la cual
podemos ser instrumentos para el bienestar de aquellos que son parte de
nosotros por los vínculos de la sangre.
En línea con la revelación de
Dios a José y a Jacob, el faraón acepta el asentamiento y encarga al mismo José
que se encargue de su ejecución. Les concede el territorio de Gosén, que más
tarde se identifica políticamente como la tierra de Ramesés en tiempos del
éxodo. Le abre aún la posibilidad de integrar a algunos de sus hermanos, si
tuvieran idoneidad, a cargos en la estructura politicoeconómica del imperio.
José también provee el sustento para toda su familia con el mismo sistema de
racionamiento implantado en todo el imperio. Este racionamiento estaba basado
en el número de las personas, mencionándose en especial a los niños para
resaltar la seguridad de la posteridad. Este no es un plan de sobrevivencia
para una generación solamente sino de preservación de vida de la descendencia.
Egipto en nada se perjudica con
este asentamiento. Al contrario, recibe varias ventajas importantes. Primero,
se deja poblar un territorio no usado, por razones económicas y estrategia
militar. En este sentido, los egipcios no tienen que acomodar a los israelitas
entre ellos. Segundo, el imperio tiene ahora una población “almohada” en una
zona vulnerable de invasión bélica. Cualquier ataque al imperio de procedencia
mesopotámica o cananea, primero tendría que chocar con los israelitas, ahora
vasallos del imperio. Tercero, se abre la posibilidad de un aumento productivo
y aporte económico adicionales para el imperio. Cuarto, la posibilidad de
integración de recursos humanos con sus aportes y contribuciones propias para
beneficio del faraón. Y finalmente una ventaja política adicional. Ahora José,
el hombre fuerte y tal vez el único que podría “competir” con el faraón, no
tendrá ya ninguna razón de abandonar Egipto o formar su propio pueblo en
competencia con el imperio.
José presenta también a su padre
al faraón. Aparentemente el único dato interesante para el faraón es la edad
avanzada del patriarca. Jacob aprovecha la ocasión para señalar su vida como
una peregrinación en la tierra. En contraste con el pensamiento del
faraón/Egipto —que la tierra es el lugar seguro y permanente donde hay que
construir pirámides para “eternizarse”— Jacob/Israel afirma aquí que una mejor
promesa, una patria celestial preparada por Dios, es el destino final de los
patriarcas (Heb_11:13-16). Además,
Jacob pronuncia su bendición sobre el faraón al inicio y al final de la
entrevista. Este hecho es significativo por dos razones. Primera, el faraón era
considerado como una divinidad. Sin embargo, Jacob le ubica bajo la bendición
de Dios, dándole así testimonio del Dios verdadero y de la condición de todo
hombre ante él. Además, en contraste con su abuelo Abraham quien fue de
maldición al faraón de su tiempo, Jacob es instrumento de bendición para este
faraón y su pueblo. El concurso de José hasta ahora y la venida de esta familia
de ahora en más, serán un canal de bendición para Egipto. Así se cumple uno de
los compromisos patriarcales: el de ser de bendición a todas las familias de la
tierra. El faraón era el propietario y dispensador de sustento material. Jacob
era el instrumento y dispensador de la bendición divina. Ambos se benefician y
se complementan mutuamente.
10. POLíTICA
ADMINISTRATIVA DE JOSé,Heb_47:13-26
La sabia política administrativa
de José obtuvo los siguientes logros: Primero, a cambio del sustento que era
provisto de los alimentos almacenados, José transfiere todas las propiedades de
los egipcios al faraón. Paulatinamente los egipcios impedidos por la sequía,
tuvieron que ceder “al gobierno” todo su dinero, ganado y por último sus propiedades.
Segundo, a cambio de permanecer cada uno en sus respectivas “ex propiedades”,
José los hace siervos sumisos del faraón. El faraón era literalmente el “dueño
y señor” de Egipto y de los egipcios, gracias a la política administrativa de
un extranjero. Se hace la salvedad que los sacerdotes no perdieron sus
propiedades porque ellos recibían de la misma ración del faraón para su
sustento.
Tercero, a cambio del privilegio
de sembrar la tierra del faraón, los egipcios se obligan a pagar un impuesto
sobre los productos de la tierra. La ley sancionada por José establece que la
quinta parte del producto pertenece al faraón. Las cuatro partes restantes
pertenecen al productor. Esta ley asegura el sustento del faraón y su corte y
el sustento del pueblo. Un impuesto del 25% resulta bastante benigno en
comparación con los impuestos o imposiciones de otros gobiernos imperiales
(pasados y presentes). En resumen, la política de José establece poder y
control político y económico centralizado en el faraón, pero al mismo tiempo,
permite la supervivencia y actividad productiva libre del pueblo. En la teoría,
todo pertenecía al gobierno faraónico. En la práctica, cada uno queda en su
propiedad y con su ganado con la obligación de pagar su impuesto
correspondiente al gobierno. El pueblo acepta la nueva política escogiendo
tener sustento para vivir y renunciando a una ciudadanía libre con derecho de
propiedad privada: ¡Nos has dado la vida!... seremos siervos del faraón...
La ley de José en su intención original fue para asegurar sustento en un
territorio de producción impredecible y para mantener un orden y una
estabilidad sociopolítica que garantizara el bienestar del pueblo. A esta
política estatal o nacionalista comúnmente se la llama faraónica, aunque más
bien este nombre corresponde al abuso y a la corrupción de esta política.
Muchas políticas de producción y distribución hoy día de algunas naciones
poderosas tienen un efecto de control y servilismo paralizante en naciones
menos privilegiadas. La manipulación artificial de precios de productos (los
productos industrializados aumentan de precio, mientras que los de materia
prima disminuyen), cambios caprichosos en la bolsa de de divisas y monedas,
bloqueamientos y tasaciones comerciales discriminativas, son efectos de un
abuso de poder y codicia desmedida que lejos de crear bienestar, produce
zozobras y miseria.
Es muy interesante que hallazgos
arqueológicos en Perú, en estudios inconclusos aún, indican que en el imperio
inca se practicaba almacenamiento y control centralizado de alimentos,
presumiblemente con el propósito de controlar a la población.
Oportunidad y
responsabilidad Dios colocó a José en una
posición de liderazgo y decisión única (Heb_47:20);
además le concedió habilidades administrativas singulares. El propósito no fue
solamente para beneficiar a José y a su familia, sino para bendecir a todo el
pueblo egipcio y otras naciones. Juntamente con la oportunidad, Dios nos da la
responsabilidad. Algunos de nosotros hemos sido colocados por Dios como
dirigentes de un grupo pequeño o grande en la comunidad, la escuela, el trabajo
o la iglesia y debemos recordar que esa es una posición de servicio a favor de
otros más que una posición de privilegio solamente.
11. LA
CONTINUACIóN DEL PACTO, 47:27-50:26
En esta última sección se
resaltan los preparativos y el desarrollo de todo lo necesario para la
continuación del pacto. Se describen el crecimiento poblacional del pueblo de
Israel, la conservación de su identidad étnica y religiosa y la conservación de
la visión patriarcal a través de la transmisión o bendición patriarcal. Los
temas de muerte, bendición patriarcal, asignación de herencia y vida familiar
dan color y fuerza a esta narrativa. Con la muerte de Jacob, surge la posibilidad
de venganza de José. Con la prosperidad y asimilación a la vida de Egipto,
Israel tal vez no quiera volver a la tierra prometida. Pero todos estos
peligros no sólo son anticipados, sino que en actos dramáticos y revelatorios
son resueltos. Jacob procede a dar en herencia la tierra en Canaán que había ya
adquirido y demanda ser sepultado en Canaán, en segura espera de su
descendencia. José, con más riesgo y fe, pide que sus huesos sean llevados a
Canaán, simbólicamente acompañando ya al éxodo. Nuevamente se realizan actos
familiares y comunes pero desde la perspectiva de la fe en las promesas de Dios
y en los compromisos patriarcales. No se especifican la duración entre los
acontecimientos que ocurren en esta sección pero todas ellas siguen este propósito:
el pacto debe continuar.
(1) Jacob pide
ser sepultado en Canaán, 47:27-31. No es tan propio en nuestra cultura pensar en
la muerte. Pero la Biblia nos da el testimonio de que la certeza de la muerte,
lejos de paralizarle a uno, debe impulsarlo a estar preparado para ella.
El peregrinaje
providencial Aunque Egipto no era la tierra
que Dios había prometido a Abraham, a Isaac y a Jacob (15:13, 46:3), sin
embargo esta etapa en la vida de Israel (47:27) era parte del plan amoroso de
Dios para formar a los hebreos en una nación y les dio el tiempo y las
condiciones necesarias para que adquirieran su identidad racial, cultural,
religiosa y política. De la misma manera, Dios esta actuando hoy a favor de su
pueblo y nosotros tenemos el privilegio de unirnos a él en el cumplimiento de
su propósito para todas las naciones. ¡Unámonos con Dios para hacer su tarea!
Antes de expresar su decisión de
“sepultura”, Jacob, en los 17 años que vive en Egipto, ve el crecimiento de su
descendencia, camino a ser una nación fuerte. El informe bíblico es que los
israelitas que se establecieron en Egipto fueron fecundos y se multiplicaron
mucho. Este crecimiento no fue tan sólo numérico. Estaba acompañado de las
condiciones esenciales para llegar a ser un pueblo completo y distinto en el
concierto de las naciones. Normalmente, como creyentes, cuando pensamos en el
faraón o Egipto nos viene a la mente opresión y miseria. Un canto muy popular
en América Latina: “En Egipto esclavo fui del vil faraón”, justamente enfatiza
este sentimiento. Pero podemos notar lo que significó Egipto para el desarrollo
del pueblo de Israel. Primero, le proveyó de un territorio seguro, sin disputa
territorial ni peligro de guerras, pues estaban protegidos por el imperio. En
Canaán siempre estaban en disputa de territorios y peligros de guerra. Segundo,
le proveyó del sustento necesario y continuo, permitiendo la explotación del
territorio asignado con ganado y productos propios a la cultura israelita.
Tercero, le permite conservar su identidad étnica (racial y cultural) y evitar
ser asimilados, peligro que enfrentaban constantemente en Canaán. Cuarto, le
permite mantener una organización política independiente con autoridades
propias y en acuerdo con su relación con Dios y su destino histórico. Aún en
los días duros de la esclavitud previos al éxodo, los ancianos son los que
gobiernan al pueblo israelita (Exo_3:16,
Exo_3:18). Quinto, le permite mantener
su identidad religiosa, conservando las tradiciones patriarcales y la fe en
Dios y transmitiéndola fielmente a cada generación. Tal es así que la
generación del éxodo en mucha opresión gime al Dios del Pacto, quien reconoce a
Israel en su identidad única y distintiva (Exo_2:23-25).
Y finalmente, aun en lo negativo, por causa de la opresión que causa a Israel,
obliga al pueblo a poner su esperanza en Dios y su mira en la tierra prometida.
En otras palabras, les convence que Egipto no es el territorio para Israel.
¿Capricho o convicción?
Cuando Jacob se ve al borde del
final de su vida pide a José que lo lleve de Egipto y lo sepulte en el sepulcro
de sus padres. Este no era un capricho de "viejo moribundo" sino una
expresión de su convicción en la firme promesa
de Dios dada a braham, a Isaac y a
Jacob (Exo_24:2). Esta fue la misma
petición que más adelante hará José mismo (cap. 50).
Es indudable que la últimas
palabras que decimos antes de morir pueden hacer un impacto profundo en la
mente de quienes nos rodean. Esas palabras expresan nuestros valores y aquello
por lo cual hemos vivido. Que nosotros podamos expresar nuestra convicciones en
las promesas de Dios y que ellas puedan impactar a nuestros hijos para que
vivan y mueran por ellas.
Poniendo la mira en el plan de
Dios para el pueblo, Jacob solemnemente pide y responsabiliza a José que sea
enterrado en Canaán, en el sepulcro familiar de Hebrón. Este pedido tiene
varios significados. Primero, está modelado en línea con la relación correcta
entre Dios y los hombres. Esta relación incluye la gracia, la verdad o
fidelidad y la misericordia. Segundo, indica que Jacob mira a la muerte no como
el final de la vida, sino como un tránsito de reunión con sus padres. De ahí la
necesidad de estar en el sepulcro familiar. Tercero, Egipto no es la residencia
final para Israel. Hay un destino, un propósito mejor que en su tiempo Dios ha
de permitir que se cumpla. Jacob se adelanta a esperar a su pueblo. Las
palabras de promesas de Dios para los patriarcas, por fe, eran ya realidades en
las cuales debían actuar (Heb_11:1).
También Jesucristo afirmó claramente que el que cree en el Hijo “ya” tiene la
vida eterna (Joh_6:47).