Plenitud . 2019-08-26
Jeremias capítulo 30
30 . 1 - 33 .
26 Escrito en vísperas de la destrucción de Jerusalén (véase 32.1), este
libro de consolación contiene una profecía sobre la futura restauración de
Israel (el reino del norte) y Judá (el reino del sur). Sobre su cumplimiento
véase la nota a Zep_2:7, Zep_2:9.
30 . 2
Escríbete en un libro : La mayoría de las profecías se trasmitían al
principio oralmente y sólo más tarde se ponían por escrito. En otra ocasión se
instó a Jeremías a escribir su profecía porque no podía hacerlo en persona
(véanse 36.2, 4, 32; 45.1). La intención aquí es preservar la profecía para
futuras generaciones.
30 . 6 Mujer
que está de parto : Símbolo de la angustia.
30 . 7 Tiempo
de angustia para Jacob : Una alusión al Día del Señor (véase la nota a Oba_1:15), llamado «tiempo de angustia» en Dan_12:1. Jacob era el otro nombre de Israel.
30 . 8 En
aquel día : El día cuando el acontecimiento tenga lugar, cuando Dios intervenga
en los asuntos de los seres humanos y las naciones. Tradicionalmente se le
consideraba como un tiempo en el que Israel sería exaltado sobre las demás
naciones, pero Amós e Isaías advierten que será un día de oscuridad y tristeza.
También se le atribuye un significado escatológico; el principio del fin, y el
establecimiento del reino de Dios sobre la tierra. Véase la nota a Oba_1:15.
30 . 9 David
su rey : El Mesías, el descendiente de David.
30 . 12 - 17 Aunque su
herida parece ser incurable (v. 12), a causa de la multitud de sus iniquidades
(v. 15), Israel será sanado (v. 17) y sus opresores consumidos (v. 16).
30 . 18 Sobre
su colina : Las ciudades eran frecuentemente reconstruidas sobre las ruinas de
anteriores edificaciones y así se formaban las típicas colinas aplanadas
llamadas «tells». Estas se formaban como producto de la acumulación de
sucesivos asentamientos humanos.
30 . 21 De
ella saldrá su príncipe : Alude al primero de los gobernantes judíos
posteriores al exilio, pero cuando se le traducía al arameo en la sinagoga
(«targúmenes») se leía «Mesías», lo cual señalaba a Jesucristo, en quien se
cumplió la promesa. Jesús combinaba en su persona los papeles de Sacerdote y
Rey, y de acuerdo con esta condición tenía el legítimo derecho de acercarse a
Dios. Irrumpir en la presencia de Dios sin autorización se pagaba con la muerte
(véase Exo_19:21).