Plenitud . 2019-07-09
Números capítulo 26
26 . 1 - 65 El nuevo
censo era necesario porque la primera generación había perecido (vv. 64, 65).
Este capítulo da inicio a la segunda sección principal tras la partida del
Sinaí (véase en la introducción a Números: «Bosquejo del contenido»), y trata de
la preparación de una nueva generación para la tierra prometida. No se informa
de más murmuraciones, quejas o rebeliones. La distribución de la tierra y los
preparativos de su conquista, junto a varias instrucciones nuevas, completan lo
que falta del libro de Números.
Los vv. 1-51 ofrecen los
resultados del censo. Los nombres de las familias son aquellos que designaban a
los antepasados de las doce tribus de la primera generación israelita.
Los vv. 52-56 explican el
propósito del censo, esto es, la distribución de la tierra entre las tribus. En
ello se distingue del censo de la primera generación, cuyo objetivo era
determinar el orden que les correspondía en la marcha y en las batallas. Los
vv. 57-62 ofrecen el censo de los levitas que no tomarían parte en el reparto
de las tierras.
26 . 2 Todos
los que pueden salir a la guerra : Prevé la conquista de la tierra prometida.
26 . 8 Sólo se
relacionan tres generaciones desde Rubén a Datán y Abiram. Obviamente, la
genealogía aparece aquí abreviada, ya que Israel estuvo en Egipto varios
cientos de años. Ello debe servir de advertencia a aquellos que suponen que las
genealogías bíblicas son lo suficientemente completas como para calcular la
historia de la humanidad desde los tiempos de Adán.
26 . 11 Coré era un levita
que aquí se menciona debido a su asociación con Datán y Abiram, quienes eran
rubenitas. Coré fue aparentemente muerto frente a la tienda de reunión, de ahí
que la tierra no se tragara a sus hijos. Véase 16.27, donde no se menciona a
los hijos de Coré.
26 . 28 Se relacionan
los antepasados de Manasés hasta la actual generación (salvo las
posibles omisiones) debido al problema de los derechos de herencia de aquellos
que no tenían hijos.
26 . 33 La ausencia
de descendencia masculina en una familia de la generación del éxodo causaba
problemas a los herederos, debido a que las mujeres eran provistas por sus
hermanos y esposos. El hecho de que no existiese algún hermano significaba que
una tribu israelita perdía una familia. En 27.1-12 se ofrecen soluciones para
estos casos.
26 . 54 - 56 La proporción
de las parcelas dependía del censo precedente. La tierra se dividiría echando
suertes, y las heredades se asignarían a las tribus de acuerdo con su tamaño.
Estos dos principios para la distribución de la tierra podrían causar
conflictos si arrojaban resultados divergentes. En el texto se asume que el
Señor controlaba el sorteo y que sus resultados corresponderían al tamaño de
las tribus. De ahí en adelante no habría motivo para que una tribu desbordara
sus límites, porque éstos habían sido repartidos por suerte (un principio
autorizado divinamente), así como según su tamaño (un principio pragmático).
26 . 62 Los varones
eran censados desde que tenían un mes de nacidos, no cuando cumpliesen 20 años,
porque el servicio militar no incluía a los levitas, ni tampoco el reparto de
la tierra.